El Pintor De Bruselas

EL CNI

RESIDENCIA CLANDESTINA (PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA) 
Detective Rossetti: ¿Qué fue lo que sucedió aquí? 
Oficial: Lo que sea que haya sucedido, no fue nada bueno. 
Gregor Holbein: ¿Ismael? 
Detective Rossetti: ¿Disculpe, usted es? 
Gregor Holbein: ¿A dónde se metió? ¡Maldita sea! 
Detective Rossetti: Acabo de hacerle una pregunta: ¿Quién es usted? ¿Y cómo sabe qué Ismael D’Angelo estuvo aquí? 
Gregor Holbein: No tengo tiempo para sus preguntas, detective. Debo irme ahora. 
Detective Rossetti: Deténgase de inmediato, o de lo contrario tendrá serios inconvenientes. 
Gregor Holbein: ¿Serios inconvenientes? 
Detective Rossetti: Tal como lo oyó. 
Oficial: Detective, acaban de llamar de la unidad central de criminalística. Encontraron a Bentley Thompson. 
Detective Rossetti: ¿Lo encontraron? 
Gregor Holbein: ¿Muerto? 
Oficial: Al parecer, no. Lo encontraron en Vía Mazzocco/Treviso, vivo. 
Detective Rossetti: ¿En el mismo lugar donde había citado a la señora D’Angelo? ¡Oiga! ¿A dónde cree que va? Deténgase… 
Gregor Holbein: Le he dicho que no tengo tiempo para sus preguntas… 
RESIDENCIA DE LA FAMILIA D’ANGELO 
— ¿Amor? ¿Ismael, mi vida estás bien? ¡Gracias a Dios! ¿Dónde has estado metido, cielo? —Pregunté palpándolo con mis manos— 
— Estoy bien, mi Brüssel. ¿Por qué debería estar mal? Sí estoy un poco cansado porque trabajé toda la noche. 
— ¿Trabajaste? 
— Trabajé… ¿Sabes? Hablaré con Giacomo, Brüssel porque quiero organizar una exposición lo antes posible. 
— ¡Ismael, mírame! Estás esquivándome… quiero que me contestes ahora qué fue lo que sucedió. Te llevaste “La Forma De Mi Deseo”, tomaste la nota con la dirección que había enviado Bentley Thompson para mí y como si fuera poco todo eso, te fuiste con mi padre. ¿Qué historia es esa? —Vociferé invadida por un desconcierto absoluto— ¡Habla! 
— Brüssel no grites de ese modo. Te contaré un secreto…. Tu padre es un agente infiltrado del CNI —Dijo como si nada, dándome un beso— 
— ¿De qué estás hablando? 
— ¿No suena emocionante? Es como esos agentes que aparecen en las películas. 
— Ismael que tonterías dices. Tú quieres volverme loca en verdad y estás a punto de lograrlo —Advertí desesperada levantándome del borde de la cama— 
— Yo no quiero volverte loca. ¿Por qué siempre me haces preguntas y luego no me crees?  Olvida todo eso entonces y mejor ven y acuéstate conmigo. 
— ¿Cómo logras tú estar tan tranquilo? Yo no he podido dormir en toda la noche pensando en que alguna cosa mala te había sucedido y ahora apareces como si nada hubiese pasado. 
— Es que nada sucedió. 
— ¿Cómo que nada sucedió, Ismael? 
— ¡Ven! Y ya no llores mi hermosa que eso no le hace bien a nuestros bebés. 
No era la primera vez que Ismael se comportaba de ese modo. Cuando el ambiente más pesaba a nuestro alrededor, él de algún modo lograba escudarse tras esa actitud despreocupada que me arrastraba a su merced como lo hizo aquella mañana. 
Cuando desperté de un sueño intermitente con los primeros rayos del sol, mi esposo ya se encontraba en la casa, recién duchado y vestido de ropa fragante. No mencionó una sola palabra de lo acontecido ni mucho menos donde había estado toda la media tarde anterior y la noche entera. 
Volví a la cama pues aún era temprano, y no pasaron segundos para verme rodeada entre sus brazos, atrapada bajo su cuerpo y completamente absorbida por sus intensos besos. Lo amaba demasiado y lo deseaba tanto como él, qué mis pensamientos simplemente dejaron de funcionar. Solo los sentidos que me conducían a sus deseos sin escapatoria, lograron sobrevivir en aquellos momentos de pasión. 
OSPEDALE DI TREVISO (HOSPITAL GUBERNAMENTAL DE TREVISO) 
Detective Rossetti: Dr. Massimo Pietrinni, soy el detective Rossetti y quisiera solicitar información sobre el paciente que llegó esta mañana. Bentley Thompson. 
Dr. Pietrinni: ¿Uno más? Ya varias personas preguntaron por el estado de salud de aquel hombre ni bien llegó a este lugar. Incluso la gente del herido ha querido trasladarlo a otro hospital, pero no se encuentra en condiciones de ser trasladado, además cuenta con custodia policial de la CNI. 
Detective Rossetti: ¿De la CNI? 
Dr. Pietrinni: Lo que oyó… pese a que se encuentra en un estado muy grave y no podría ir a ninguna parte, se encuentra con un alto grado de seguridad. 
Detective Rossetti: Mmm… ¡Ya veo! ¿Podría indicarme al menos qué tan grave es su estado de salud? 
Dr. Pietrinni: Llegó con una bala en cada pierna, tres dedos amputados de su mano derecha y prácticamente moribundo. Perdió mucha sangre y en estos momentos se encuentra en proceso de transfusión. 
Detective Rossetti: Suena realmente terrible. ¡Le agradezco mucho la información Doctor Pietrinni! 
CASA DE LA FAMILIA D’ANGELO (UN POCO ANTES DEL MEDIODÍA) 
(Llamada del detective Jeffrey Seeley) 
Jeffrey Seeley: ¿Señora Holbein? 
Brüssel: ¡Detective, qué bueno oírlo de nuevo! ¿Ya se encuentran en Venecia? 
Jeffrey Seeley: Efectivamente, señora y justamente por esa razón la estoy llamando. ¡Y claro! Por todo lo que acabo de enterarme a mi llegada. Aún no doy crédito de que finalmente la justicia haya actuado contra el señor Thompson. Y más que nada me refiero a la justicia divina. 
Brüssel: ¿Justicia divina? ¿A qué se refiere, detective? 
Jeffrey Seeley: ¿Cómo? ¿Usted no sabe nada aún? La noticia está por todas partes. 
Brüssel: La verdad no estoy al tanto de todo —Dije observando de reojos a mi esposo quien yacía aún dormido— ¿En qué lugar se encuentra usted? ¿Qué sucedió con aquella mujer? 
Jeffrey Seeley: Me encuentro en Residenza Degli Angeli. La señora Magyar también se encuentra aquí, pero ya con resguardo policial teniendo en cuenta que es testigo clave para el caso y apenas pudimos hallarla. Acabo de hablar con el abogado Henckels quien se encuentra en camino. 
Brüssel: ¡De acuerdo, detective! Yo me pondré ahora al tanto de todo y me comunicaré de nuevo con usted. 
Jeffrey Seeley: ¡Está bien! 
Cuando colgué la llamada revisé los mensajes en mi celular que eran varios y entre ellos los de Giacomo y Valeria. Mi amigo quien por motivos laborales estuvo fuera de Venecia por un par de días, había regresado. Pasó por la galería en la mañana y se encontraba camino a casa. 
Era ya casi mediodía. Entré a darme una ducha y cuando salí, Ismael ya había despertado. Lo vi bien puesto como si tuviese intenciones de ir a algún lugar, entonces le pregunté. 
Ismael: Iré a buscar a mi hija a la escuela. ¿Se pondrá feliz al verme, Brüssel? 
Brüssel: ¡Por supuesto que se pondrá feliz, cielo! Pero aún es temprano para ir por la niña a la escuela. 
Ismael: Ya sé… Iré antes al hotel de mi padrino. ¿Quieres venir conmigo? Podemos almorzar juntos allí y luego pasar a buscar a Lyra. 
Brüssel: Mmm… Giacomo me avisó que estaba en camino. Quizás ya llegó. ¿Amor, ya bajaste a ver a tu madre? Ella estaba muerta de la preocupación por ti tanto como yo. 
Ismael: Mi señora madre me vio llegar, Brüssel. Creo que ella nunca duerme. 
Brüssel: ¿Quién podría dormir con tantas preocupaciones? Me alegro de que ya te haya visto entonces porque en verdad estaba muy mal —Le dije leyendo el mensaje que me había llegado— Giaco ya está aquí. 
Ismael: Que bueno porque aprovecharé la ocasión para encargarle que organice una exposición para mí. 
¿De dónde proviene ese repentino afán de querer organizar una exposición? —Me pregunté— 
Brüssel: ¿Amor, puedo saber para qué irás al hotel de tu padrino? 
Ismael: Tengo cosas que hacer, Brüssel. 
Brüssel: ¿Ah si? 
Ismael: Si… ¿Bajamos? 
En la sala finalmente recibí a Giacomo quién con un aspecto de suma preocupación se dispuso a saludar. 
Giacomo: ¿Honey estás bien? ¿Por Dios qué fue lo que sucedió? 
Brüssel: También quisiera saberlo… aún no estoy enterada de nada y el detective Jeffrey Seeley me llamó preguntando lo mismo. 
Giacomo: Está en todos los medios de noticias, Brüssel. Incluso en las internacionales. Encontraron el cuerpo moribundo de Bentley Thompson en Treviso. 
Brüssel: ¿Qué dices? —Pregunté estrepitosamente abrumada observando a mi esposo quién se había echado a sentarse sobre el sofá ignorando todo como siempre— 
Giacomo: Dicen que fue torturado y casi muere desangrado. Se encuentra hospitalizado en el hospital gubernamental de Treviso. ¡Y eso no es todo Se encuentra bajo custodia policial del CNI —Recalcó— 
En esos momentos recordé aquella historia que me había dicho mi esposo, bien temprano en horas de la mañana, sobre el CNI, y no pude evitar volver a clavar la mirada en él. Ismael había mencionado al CNI y también que mi padre era un infiltrado. (Algo verdaderamente absurdo que escapaba a toda mi credulidad) 
Ismael: ¿Acabaste con tus chismes, Giacomo? 
Giacomo: ¿Chismes? Estoy poniéndo al tanto a Brüssel sobre todo lo que sucedió y ella no sabe. 
Ismael: Lo que haces es alterar a mi esposa embarazada. 
Sra. D’Angelo: Mio figlio! Ho preparato il tuo pranzo preferito. Rimani? (¡Hijo mío! He preparado tu almuerzo favorito. ¿Te quedas?) —Irrumpió mi suegra— 
Ismael: Tenía pensado almorzar en el hotel de mi padrino, señora madre, pero me quedo. ¿Mi Brüssel, estás bien? 
¿Bien? ¿Qué era esa palabra mí? ¿Cuándo dejé de sentirme bien por última vez? En mi cabeza todo era confusión y por más que trataba de ordenar los hechos y las ideas, no lograba asimilar nada por lo tanto nada estaba bien para mí. 
Sra. D’Angelo: Stai bene, figlia mia? (¿Estás bien hija mía). 
Brüssel: Estoy bien. 
Sra. D’Angelo: Ti preparo un tè da bere. (Voy a prepararte para que bebas) —Dijo mi suegra y yo solo asenté con la cabeza— 
Tenía muchas cosas que preguntarle a Ismael sin embargo sabía que sería una pérdida de tiempo pues no me las diría, entonces decidí no decir nada en esos instantes y esperar a que él fuera al hotel San Cassiano Cà Favretto para que yo pudiera encargarme de ciertos asuntos sin que él se opusiera. 
Brüssel: Me siento mejor después de beber el té que me preparó, suegra. 
Sra. D’Angelo: Sono contento, figlia mia! Non dimenticare che devi rimanere calmo per il bene dei gemelli. (¡Qué bueno, hija mía! No olvides que debes mantener la calma por el bien de los gemelos). 
Luego del almuerzo anuncié que iría a la galería acompañada de Giacomo. En cuánto a Ismael tal y como había mencionado antes, iría al hotel de su padrino para luego pasar a la escuela por nuestra hija Lyra. Afuera como siempre, seguían acechando periodistas y reporteros que se habían acentuado luego de que mi esposo fue vinculado con el caso Orleana Greco. 
Brüssel: Cuando creo que finalmente estos periodistas van a dejar de acecharnos, sucede otra cosa que los atrae y estanca aquí —Dije lanzando un gran suspiro— 
Giacomo: Mmm… y ahora nos toca soportar un peso más, Brüssel, porque lo sucedido con Bentley Thompson es un suceso y un escándalo internacional. Primero por las graves acusaciones en su contra que ya está en boca de todos debido a las pruebas que presentaste ante el juez y segundo, por las torturas que sufrió. Dicen que lo secuestraron y comienzan a vincularlo también con grupos de la mafia. ¿Habrán sido ellos quienes lo secuestraron y luego lo torturaron por algún tipo de venganza? 
Brüssel: De Bentley Thompson ya podemos esperar cualquier cosa, Giacomo. Donato, no iremos a la galería. Quiero ir al hospital gubernamental de Treviso, por favor —Le dije al chofer— 
Donato: ¡Si señora! 
Giacomo: ¿Brüssel, tú para qué quieres ir a ese lugar? 
No le contesté a Giacomo, preferí permanecer en silencio hasta llegar al hospital y averiguar por mí misma todo lo que deseaba saber de modo a sacar mis propias conclusiones. 
OSPEDALE DI TREVISO (HOSPITAL GUBERNAMENTAL DE TREVISO) 
Cómo era de suponer, en los predios del hospital también había una gran cantidad de reporteros y periodistas ávidos de conseguir cualquier tipo de información, por lo que nos tocó ingresar hacia el acceso alternativo del estacionamiento principal. Una vez dentro, pedí información en recepción sobre Bentley Thompson, pero todo lo que pudo indicarme la recepcionista fue que él se encontraba en cuidados intensivos y con pronóstico reservado. 
Brüssel: ¿En qué pasillo se encuentra? 
Recepcionista: Pasillo C de cuidados intensivos. El Dr. Massimo Pietrinni quien atiende su estado, se encuentra en turno ahora. 
Brüssel: ¡Se lo agradezco! —Dije y nos alejamos— 
Giacomo: ¿Brüssel, tú para qué quieres saber sobre el estado en el que se encuentra ese hombre? Lo que sea que le haya sucedido lo tiene bien merecido y no debería importarte. 
Siempre en silencio, me dirigí raudamente hasta el pasillo C de cuidados intensivos, con Giacomo detrás de mí y allí, en uno de los accesos pudimos divisar a tres guardias custodiando la entrada y salida. Preguntando a uno de los enfermeros de turno sobre el Dr. Pietrinni, éste señaló el consultorio dónde podríamos hallarlo, sin embargo a unos pasos de dirigirnos hasta el sitio, encontré a mi padre en uno de los pasillos, en compañía de dos oficiales (todos con distintivos del CNI), y el médico que resultó ser la persona a quién íbamos a buscar. 
Gregor Holbein: ¡Brüssel! 
Brüssel: ¿Entonces era verdad? Lo que me dijo Ismael esta mañana era verdad. 
Gregor Holbein: ¡Hija! Este no es el momento ni mucho menos el lugar —Susurró intentando acercarse a mí— Por favor no te alteres. 
Brüssel: No me toques… no te atrevas a ponerme un dedo encima —Vociferé abatida por un inminente llanto— ¿Cómo pudiste, padre? Me engañaste todos estos años. Me viste caer en la más profunda de las desgracias cuando creí haber perdido a mi esposo. Me viste morir de tristeza cada día durante 5 largos años. Viste a tu nieta crecer sin su padre e ibas a permitir que yo me casara con un criminal asesino, todo por tu maldito trabajo de agente infiltrado del CNI. ¿Qué clase de padre eres? 
Giacomo: ¡Brüssel, por favor tienes que calmarte! 
Gregor Holbein: No puedes ponerte en ese estado, Brüssel. Hablaremos con calma y tendrás todo el derecho del mundo de reprocharme acostarme y lo que quieras. 
Brüssel: ¿Cuál estado? ¿Es que ahora te importa el estado en el que me encuentro? Ese hombre disparó e hirió de muerte a mi esposo y tú siempre lo supiste. Estuviste allí y te convertiste en su cómplice en todo con tal de lograr tus objetivos. ¿Desde cuándo? ¡Contéstame! ¿Desde cuándo eres un agente infiltrado del CNI? ¿Acaso no solo me has engañado a mí sino también a mi madre? ¿Quién eres en realidad? ¿Estás contento ahora? 
Gregor Holbein: ¡Ya es suficiente, Brüssel! —Pidió una y otra vez intentando sujetarme de las muñecas— 
Brüssel: ¡Suéltame! Te he dicho que no me tocaras. Siento asco y vergüenza de ser tu hija. Te odio… te odio con todas mis fuer…. Aaawwww!!! 
Giacomo: ¡Brüssel! 
Brüssel: Aaawww… Mis bebés… 
Gregor Holbein: Una camilla, de inmediato por favor. 
Brüssel: Me duele mucho el vientre, Giacomo… Mduele... No  quiero perder a mis bebés… ¡Me duele! 
Giacomo: Dense prisa con esa maldita camilla… Urgente una camilla. 
Brüssel: Aaaawww… 
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.