Cuando retorné a Austria, y llegué a casa, solo te encontré a ti siendo cuidada por tu nana. ¡Mi amada Erzsi no estaba! Con el corazón a punto de salirme del pecho les pregunté a los empleados y a los guardias que las estudiaban, adónde había ido mi esposa.
Gregor: ¡Habla, Marie! ¿Dónde está mi esposa?
Marie: No lo sabemos, señor.
Gregor: ¡Alfred, Sergey!
Alfred: Sergey no está aquí, señor.
Gregor: ¿De qué estás hablando? ¿Dónde está mi esposa, Alfred? ¡Contéstame!
Alfred: No sabemos, señor. Hasta estos momentos un despliegue de agentes sigue buscándola.
Marie: Nos encontrábamos en un centro comercial, señor Holbein. La señora, la niña y yo, y como siempre con los guardias quiénes cuidaban desde detrás. Ella recibió una llamada y me dijo que se trataba de su madre que se encontraba aquí en Viena. Según lo que me contó la señora, su madre había extraviado sus maletas en el aeropuerto y requería qué enviáramos a un chofer para buscarla. La señora Erzsi me pidió que yo volviera con la niña a la casa porque ella misma iría a buscar a su madre al aeropuerto.
Alfred: Sergey y yo acompañamos a su esposa hasta el aeropuerto, pero al llegar hasta el sitio, su señora madre no se encontraba en el lugar estipulado. Dimos un par de recorridos y al no hallar nada nos pareció raro y sospechoso, por lo que le pedimos a la señora para volver a la casa. No obstante ella insistía en seguir buscando a su madre. Al rato yo recibí una nota de un desconocido, en el mismo lugar y mientras la revisaba, Sergey y la señora desaparecieron de mi vista, señor.
No podría expresarte por nada del mundo el modo en que me sentí, hija. No hallaría jamás las palabras adecuadas. Gran parte de mi vida temí siempre las peores consecuencias por mi labor como agente encubierto del CNI, y aquel día la tierra se abrió por completo ante mis ojos para tragarme vivo y tenerme condenado en los agujeros más profundos de este mundo, sin la mitad de mi alma y de mi corazón.
La buscamos por todas partes. Yo moví cielo, mar y tierra en busca de mi amada Erzsi, pero nunca la recuperé. Un par de semanas después de su desaparición solo apareció el cuerpo de Sergey y dentro de su chaqueta unas cuantas fotografías de mi esposa muerta, con la firma de Jacob Thompson.
Sí logré sobrevivir todo aquel infierno fue únicamente para matar a Jacob Thompson con mis propias manos, del mismo modo en el que él arrancó mi corazón con sus propias manos. No me detendría hasta hacerlo.
Si alguna cosa me quedaba a mí por lograr en esta vida nefasta era solo vengarme, porque ya no poseía fuerzas ni ganas para nada más. Mi mundo se acabó el día en que perdí a tu madre, Brüssel. Ya nada bueno había dentro de mí más que odio infinito y sed de venganza.
Mirarte a ti a la cara era algo que ya no podía porque estabas llena de amor y belleza. Esas cualidades heredadas de tu madre, que me martirizaban día y noche. Fuiste criada por nanas y empleadas, y yo viví perdido durante muchos años pensando únicamente en mi misión de acabar con Jacob Thompson, a tal punto de enfermarme de obsesión.
Utilice absolutamente todas mis influencias como agente del CNI para lograr mi objetivo y así me tomaran 20, 30, 40 años, no me detendría.
Fui yo quien mató a Jacob Thompson y debo decir que lograr aquello no me tomó tanto tiempo como lo imaginaba. Lo maté con mis propias manos y lo disfruté de un modo en el que solo los psicópatas y asesinos a sangre fría podrían disfrutarlo. El hombre murió como un perro, y créeme que ningún perro merecería jamás de tal manera.
Las cosas malas hubiesen acabado allí con su muerte, pero no. De nuevo no, porque el miserable dejó a un engendro como heredero de todo su poder y de todas sus organizaciones ilícitas.
Tampoco me hubiese sido difícil matarlo, pero en este caso debía terminar aquello que no pude con la muerte de su padre. Desmantelar toda la red ilícita esparcida por toda Europa.
Tenía pensado seguir trabajando en ello el tiempo que fuera necesario y cuando finalmente acabara con mi cometido, solicitaría mi jubilación del CNI. Sin embargo nuevamente mis planes se vieron frustrados cuando me enteré de que el maldito desgraciado de Bentley Thompson se atrevió a poner sus ojos en ti.
Pensé que luego de la muerte de Jacob Thompson mi corazón estaría en paz, pero nada en mí tenía paz y no estaba dispuesto a permitir que aquel miserable te hiciera daño.
Pese a que nunca estuve cerca de ti como una figura de verdadero padre interesado por su hija, yo nunca te dejé de proteger mi amor. Eras lo más hermoso que me había quedado de tu madre por lo tanto no iba a perderte también.
Cuando te enamoraste del pintor, pese a que no me gustaba para ti, lo considere infinitamente mejor de lo que pudiera llegar a ser aquel demonio de Bentley Thompson. Mi corazón quedó un poco aliviado cuando te casaste con Ismael D’Angelo porque en verdad podía notar cuánto te amaba y cuánto lo amabas tú a él.
Desde entonces todo volvía a depender nuevamente de mí. Seguir trabajando meticulosamente para capturar a Bentley Thompson.