Hice dieta, me ejercité más que nunca e incluso me hice una limpieza facial. Fui a donde mi amiga Jennifer la dueña de la tienda de joyería que está ubicada en el mismo centro comercial donde yo tengo mi local comercial y compré unas hermosas joyas.
De más está decir que el día de la exposición me puse mi mejor ropa, aún recuerdo aquel pantalón negro ajustado, mi camisa color crema descotada y el cinturón color cobre que ajustaba a la vez que adornaba mi cintura. Me coloqué unas sandalias de tacón medio color cobre, me coloqué mis nuevas joyas de oro, me arreglé el cabello y me maquillé. Me miré al espejo con orgullo y me dije:
—Soy Alejandra la mujer estudiada, emprendedora, hermosa, estoy lista para conquistar al gran amor de mi vida. En ese preciso momento llegó un mensaje por WhatsApp, al ver el móvil, vi que era él que me había escrito diciéndome:
Francisco—:Alejandra, la exposición acaba de comenzar te espero con entusiasmo 😊
Emocionada me coloqué mi perfume favorito después de leer su mensaje y besé la superficie del espejo diciéndole:
—Deséame suerte amor —, como si fuera a dejar encerrada por siempre en aquel espejo a mi propio yo, el de aquellos días tristes, que aceleradamente quedaron en el pasado.
Llegue al centro comercial donde se encontraba la galería de arte, estacione el carro en el aparcadero. Por un instante me quedé inmóvil dentro del vehículo pensando: « Bueno Dios, creo que es un día decisivo, dejó en tus manos este enorme deseo que tengo de hacer de Francisco mi novio y quizá futuro esposo padre de mis hijos. Bendíceme con tu manto sagrado», recuerdo bajar del vehículo con la mirada en alto y mi corazón confiado en la voluntad de Dios.
Llegué a la galería de arte. Por un instante los arreglos navideños distrajeron mi atención. Al entrar lo vi en primer plano, estaba distraído conversando con algunos invitados entre ellos José su compañero artista, quien al verme llegar le dio una palmada a Francisco llamando su atención; se veía que le estaba preguntando ¿quién sería yo?. Francisco entonces volteó a mirarme con semblante serio y en sus ojos se traslucía el secreto deseo de amarme, dejando por un momento de conversar con sus amistades y clientes; caminó con paso firme hasta donde yo estaba, yo temblaba derretida de amor, él lucía un pantalón negro, una camisa blanca elegante y zapatos de patente, estaba más bello que nunca, mi corazón palpitaba de amor tan fuerte que lo podía escuchar a pesar del ruido de la música de rock and roll y la conversación de las personas.
Por un instante miré mi reflejo en el vidrio y admiré mi propia belleza, yo que siempre menosprecie mi aspecto físico hoy me sentía verdaderamente hermosa y eso se reflejaba en mi actitud segura y semblante erguido, finalmente él llegó y mirándome a los ojos con deseo y a la vez toques de fragilidad, me dio un dulce y cálido beso en la mejilla tan cerca de mis labios que finalmente los rozó, tomó mi mano suavemente y así su piel y la mía se volvieron a tocar entregándose al amor de cierto modo.
Recuerdo que me dijo suspirando:
—Hola Alejandra, que bueno que viniste... —hizo una pausa recorriendo con su mirada todo mi cuerpo moreno de amplias curvas hasta llegar a mi cabello negro azabache rizado, sin dudarlo me dijo complacido—:hoy estás más bella que nunca —recuperando la cordura me comentó sonreido—:te voy a presentarme a José y algunos amigos.
Yo le dije entusiasmada:
Encantada Francisco, hoy es tu noche, brillas como una estrella.
Me presento a todas sus amistades, con José conversé largamente, me pareció un hombre muy preparado, sus esculturas surrealistas eran realmente impresionantes, mi amado Francisco presentó su serie de cuadros las estaciones del amor empleando la técnica de modelo 3D, realmente admiré con profundidad lo talentoso que era.
Nos tomamos unas copas de vino pasando realmente una velada muy amena en la compañía de gente maravillosa que amaba el arte, finalmente hubo buenas ventas.
Familiares y amigos que se habían dado cita en el evento lentamente empezaron a abandonar el recinto, quedando a solas Francisco y yo, él tiernamente cubrió con su chaqueta mi torso semidesnudo, yo se lo agradecí enormemente pues tenía frío.
Ya en el estacionamiento buscamos nuestros vehículos. Antes de partir se acercó a mi carro diciéndome después de suspirar:
—Alejandra eres una buena persona, te estoy agradecido por acompañarme esta noche, por favor mándame un mensaje por WhatsApp cuando llegues a casa —enseguida le respondí amablemente:
—No, gracias a ti, la he pasado de maravilla en tu compañía y la de tus amistades, y por supuesto, al llegar a casa te escribo. Francisco lentamente se acercó a mi rostro y cerrando sus ojos me dio un beso en los labios suave y profundo, sentí mi corazón latir con fuerza, luego nos abrazamos un rato para finalmente partir cada uno a su casa.
Camino a casa mi mundo interior era un lago pleno de felicidad en el cielo de mi universo íntimo una lluvia de fuegos artificiales bañaba el firmamento de luces.
Llegué a casa tan feliz que a pesar del cansancio por el trabajo y haber acudido a la exposición me puse mis auriculares y una música clásica a todo volumen que junto a esa ilusión de amor me hicieron flotar en el cielo encontrándome saltando de estrella en estrella, llegando a la luna para finalmente encontrarme con Dios y agradecerle en persona haber encontrado su mensajero de amor acá en la tierra. Recuerdo decirle al Señor con una gran sonrisa en mi rostro y otra dibujada en mi corazón:
—¡Gracias a Dios querido por darme este regalo de amor!
Mi celular entonces vibró en mis manos, Francisco me había enviado un mensaje por WhatsApp:
Francisco—:Alejandra no dejo de pensarte, te has adueñado de mi corazón, ya estoy en casa aun cuando en pensamientos estoy a tu lado…
Yo le respondí plena de alegría—: Me has hecho dichosa no puedo esperar a mañana para volverte a ver ❤
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Editado: 01.02.2025