La apuesta.
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Aurora's Point of View:
—No sean unos brutos, Elizabeth y Daisy los adoran así que llámenlas y arreglen las cosas como hombres y no se escondan como cobardes.
Es duro vivir en una casa rodeada de hombres cuando eres la única mujer, es duro pero bueno. Te enseña varias cosas, como amarlos aún con sus cochinadas incluidas y aprender a defenderte de los idiotas que solo quieren tenerte en su cama por una noche para después botarte como basura.
Nuestra casa es grande, y como dije solo vivimos aquí mi padre; James Smith y mis hermanos gemelos; Dean y Sean.
Mi madre... pues... no está muerta, no, no, sólo que ella decidió que era muy joven para atarse la vida con tres niños y lo único que sabemos de ella es que se fue cuando ellos tenían dos años y yo era una bebé recién nacida. Se fue con el hombre del que siempre estuvo enamorada y que jamás debió dejar.
No vivimos mal, James Smith es el mejor padre que podemos tener. Es otro niño más.
Como es claro, mis hermanos son súper sobreprotectores al yo ser la única chica, no soy celada solo por ellos sino también por mi padre.
En la universidad no me va mal, tengo buenas notas, un gran grupo de amigas y nadie se mete conmigo gracias a la popularidad de chica mala que me he estado haciendo precisamente para eso. Para no tener idiotas rondándome o chicas insultándome sin razones.
No me meto con nadie y nadie conmigo. Tampoco es que abuse de mi pequeño poder sobre la universidad, mientras nadie busque problemas, todos son bienvenidos a la linda amistad que brindo.
Tampoco puede faltar lo cliché, ya de por sí yo soy una. Está el chico malo y más popular, pero inteligente eso sí; Jaden Scott. No lo voy a negar, es un bombón total, alto, muy alto. Cabello castaño y ojos mieles muy lindos. Su cuerpo es atlético gracias al deporte y dos lindos hoyuelos se forman en sus mejillas cuando ríe.
Es la perdición de toda la universidad en el campo femenino.
Están las chicas "zorras", no me gusta llamar así a las mujeres, pero cómo no hacerlo cuando ellas mismas se hacen llamar así. Les gusta y no las juzgo, ellas no se meten conmigo así que no tengo nada que reprocharles. Pero yendo al grano, son las populares, tres chicas, rubia, castaña y pelirroja. El trío en su esplendor.
Son las más deseadas en el campo masculino y las chicas principales en el equipo de animadoras. De hecho son muy buenas en eso.
En lo único que ellas y yo no concordamos es en el maltrato a los estudiantes menos agraciados o becados.
En ese ámbito son unas total arpías.
Zoé, la castaña, es la líder del grupo y algo así como la novia de Jaden.
Ya saben, el capitán debe estar con la animadora principal.
Y... joder, me salí del tema.
Mis hermanos tienen dos lindas novias, cada uno.
Dean y Elizabeth.
Sean y Daisy.
A los idiotas se les olvidó su aniversario ya que, como gemelos que son, sus aniversarios con sus respectivas novias son el mismo día.
Claramente Daisy y Elizabeth se enojaron y ahora no les hablan y ellos con lo orgullosos que son, no admiten su error y tampoco les hablan.
—Para ti es fácil decirlo porque no tienes a nadie, no es así de simple Aura —mierda, como odio ese diminutivo, ellos lo saben y por eso me llaman así.
—Oh, lo siento mucho buñuelito experimentado. No sabía que las relaciones de cinco meses te hacían tan sabio, teniendo en cuenta que es la primera —hablo irónica hacia Sean llamándolo por el apodo que odia.
Cuando era más pequeño se atragantó con un buñuelo en Año Nuevo, fue una experiencia traumática para él tanto como para toda la familia, pero luego fue la burla en todos los demás años nuevos que siguieron. Tanto que comenzaron a llamarlo buñuelito.
—Mejor cállate y come que vamos tarde —mis hermanos no estudian conmigo gracias al cielo. Pero tienen bastantes amigos en mi universidad, amigos que le dicen si alguien trató de invitarme a salir o si me molestaron.
Sí, así de paranoicos son.
Después de comer salimos de casa y me dejaron en la universidad no sin antes cada uno dejar un beso en mi frente a modo de despedida.
Les saqué el dedo del medio antes de que arrancaran de nuevo el auto.
Negué divertida, los amo a pesar de sus tonterías.
—Hola amiga —Charlotte Badlands, rubia, ojos color caramelo y extremadamente dulce. Somos el dúo más opuesto que existe y es por eso que nos llevamos bien.
La primera vez que ella me habló me dijo que yo le caía mal y que eso le gustaba. Recuerdo que fue uno de los momentos más raros de mi vida pero ella supo como sacarme una sonrisa. Desde ese día nos consideramos "mejores amigas" así nos llama ella.
Es la única a la que le tolero que me haga bromas, ya saben, el tipo "bullying entre amigos".
—Pensé que ya te había arrollado un camión —contesto su saludo.
—Estás de buen humor —ella me conoce muy bien.
Curvo un poco mis labios en una sonrisa y avanzo hacia ella tomándola desprevenida en un fuerte abrazo de oso.
—También puedo ser tierna.
—Me gusta cuando me abrazas sin que te manipule o soborne —reímos. No se lo digo pero también me gusta abrazarla. Aparte de mi papá y hermanos, ella es una de las personas con las que soy yo misma en toda mi extensión.
La alegre, la dulce, la gruñona, la mala...
Caminamos hablando de cosas que sucedieron el fin de semana hasta la primera clase. Le cuento la batalla de orgullo entre mis hermanos y sus novias y ella ríe como foca.
Cuando entramos al salón nos sentamos en uno de los últimos puestos sin dejar de hablar y reír.
—Al próximo que oiga tan siquiera murmurar lo saco.