El club.
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Jaden's Point of View:
—Te prohíbo que la vuelvas a tocar o molestar ¿Entiendes?
—¿Cómo es posible Jaden? Yo soy mejor que esa estúpida, ella no podría hacerte sentir ni la mitad de lo que yo hago.
Hace unos minutos me enteré de lo que sucedió el viernes con Aurora, joder, ese día yo había llegado normal y cuando terminé mis clases la fui a buscar a la de ella, para darme cuenta que no estaba allí sino que estaba ayudando al jodido de Evan. Salí disparado a su oficina y por lo que noté salvé a Aurora de una incómoda situación.
Nadie me dijo lo que había ocurrido unas horas antes, ayer mucho menos. Hoy tampoco lo habría sabido si Carter no me hubiera llamado para preguntarme si Aurora estaba enojada. No entendí un carajo de lo que hablaba así que él me contó lo sucedido.
Por poco exploto.
Maldición.
Zoé y yo solo nos acostamos una vez, pero la loca insistió en que saliéramos cuando le dejé claro que eso no era lo que buscaba. Difundió que éramos pareja lo cual no me importó porque de todas maneras las chicas seguían apareciendo, no me había importado hasta ahora.
Así que quiero dejarle las cosas en claro antes de que arruine todo. La cité a un parque cerca de mi casa, ella llegó convencida de que quería follarla, pues ahora se va a ir desilusionada porque solo quería darle a entender que nada pasaba ni pasará entre nosotros.
Mucho menos ahora.
Quizás Aurora y yo no vamos a follar, pero eso no quiere decir que le voy a faltar el respeto cuando se supone que estamos "saliendo", aún cuando eso quiere decir abstinencia para mí durante unos meses.
—Es posible —entrecierro mis ojos mirándola con aburrimiento—. Aurora no te ha hecho nada porque tú y yo ni siquiera estamos juntos —aclaro con voz fría—. Nunca lo estuvimos, así que solo te pido que no digas cosas de ella solo por rabia, mucho menos la trates mal —finalizo mientras me voy dejándola con la palabra en la boca.
Camino directo a mi casa y llamo a Aurora esperando que esta vez sí me conteste.
—¿Jaden? —por fin.
—El mismo, conejita.
—¿Por qué me llamas?
—Hey, tranquila. Se supone que eres mi chica falsa así que te quería invitar a un club hoy en la noche. Mis amigos van a estar y amigos de ellos también, quería presentarte, o no sé, que te la pasaras bien.
Hoy no tuvimos clase por lo que debo aprovechar cada segundo para ganar la apuesta.
—Está bien, pero que conste que solo es porque estoy aburrida —dice haciéndome reír.
—Claro...
—No me creas —murmura—. Estaré lista a las siete.
—Llego a las ocho conejita, te mando muchos besitos —juego con ella haciendo sonidos de besos.
—Yo los atrapo y los boto a la basura con amor —auch.
Rio a carcajadas por ese humor tan peculiar que estoy conociendo.
—Por lo menos con amor.
—Cállate —dice por último y cuelga dejándome con una estúpida sonrisa. La chica es divertida cuando quiere.
Llego a casa encontrándome con mamá en la sala hablando con una amiga de ella.
—Hola Jade —saludo a la chica que me coquetea apenas sus ojos me encuentran.
Jade tiene veintinueve años, es mayor que yo por cuatro años además de ser hermosa. Su cabello rubio platinado llega hasta sus hombros y tiene unos lindos ojos turquesa, ni hablar de su cuerpo. Puede que tenga poco seno para su edad pero aún así es delgada y curvilínea.
Siempre me atrajo pero jamás intenté nada por la simple razón de que es amiga de mi madre y ella misma me lo advirtió, aunque la propia Jade se me ha insinuado tantas veces que aún no sé cómo pude aguantar tanto.
Por alguna razón ahora no me causa nada, estoy seguro que antes ya podría haber estado empalmado como un adolescente y solo habría entrado a la casa, saludado y corrido a mi habitación para liberarme pensando en lo buena que está.
Sí, hace unos días eso podría haber sucedido.
Cosa que ahora no está sucediendo porque el cuerpo que me tiene encaprichado le pertenece a una preciosa castaña que lastimosamente no voy a poder tener como deseo.
Tampoco he podido dejar de pensar en lo pasó hace poco, diablos, estaba tan duro al sentirla así contra mi cuerpo, escuchando sus gemidos y viendo como su dulce piel se estremecía con mis caricias y besos.
Me enojé cuando ella dijo que aún no podíamos besarnos, fue completamente extraña esa sensación pero traté de recomponerme lo mejor que pude. Rápidamente una solución llegó a mi mente, y con la posibilidad de que ella me empujara o cacheteara besé su cuello.
Su aroma me sedujo como nunca, lo suave que era fue aprobado rápidamente por mis labios y mi entrepierna.
Sabía gracias a sus reacciones que no era el único disfrutando el momento. Fue demasiado irritante cuando nos alejamos, pero tenía que hacerlo o podía perder el control.
Desde esa noche mis pensamientos no dejan de rondarla, mis sueños no dejan de recrearnos a los dos juntos.
Enredados, en muchísimas posiciones, en tantos lugares...
Mamá se levanta sonriente y besa mi mejilla desprendiendo amor.
—Hola cariño.
—¿Cómo estás Jaden? —saluda Jade bajando el tono de su voz tratando de sonar sensual, le sale, pero malditamente no provoca nada en mí.
Decido sonreírle amablemente a lo que ella frunce su ceño cuando no ve ninguna insinuación oculta detrás de mi sonrisa.
Lo siento nena, salí de tu radar.
—Pues llegaste en el momento preciso Jaden, necesito que hagas un poco de jugo. Sabes que a ti te quedan más ricos —pide mi madre, sin dudarlo asiento besando su frente.