El plan perfecto.

Capítulo Siete

 

Vete al diablo.

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Aurora's Point of View:


 

Ya ha pasado una semana desde que Jaden durmió en mi casa, en mi habitación, en mi cama, y mi hermano casi lo asesina.

Después de eso fuimos juntos a la universidad donde obvio no nos salvamos de los cuchicheos y los malos deseos de parte de Amara, que si antes me odiaba ahora me aborrece con su alma. No me extrañaría que encontraran mi cuerpo enterrado gracias a ella.

Bueno, eso fue exagerado, pero sí, hasta ese punto parece detestarme.

Jaden y yo pasamos toda la semana conversando en los descansos, saliendo a fiestas más tranquilas con sus amigos por las noches, o reuniones en casa de alguno de ellos, claro que siempre invito a Charlie y ella es feliz ya que puede ver al chico con el que se la pasó de maravilla la última vez que se emborrachó.

Debo aceptar que ha sido una semana divertida, Jaden es divertido y bastante carismático, siempre me hace reír con alguna de sus tonterías o su típica arrogancia. También es bueno para sacarme de momentos incómodos como lo son las clases de Evan.

Cambiando de tema, Barbara aún no se ha dignado a venir y todos nosotros estamos expectantes a que lo haga, no queremos ninguna sorpresa el día que llegue. La idea es que mis hermanos no estén y solo hablemos con ella mi padre y yo.

Sean sufriría un ataque cardíaco si se llegara a encontrar de frente con ella, es lo menos que deseamos.

—Aún no puedo creer que a la arpía de tu madre le hayan entrado ganas de visitarlos —Charlie sabe todo de mí. No tenemos secretos, y es un alivio porque sé que puedo contar firmemente con ella al igual que ella conmigo.

—Sean se volvió loco cuando se enteró —suspiro rendida—, por poco le da un puñetazo a papá, lo vi en sus ojos. Tenía ganas de desquitarse.

Ella me da una mirada compasiva.

—¿No les ha dicho por qué la odia tanto?

Niego, Sean nunca habla de eso, papá tampoco nos dice nada, al parecer se resignó a que Sean no le iba a decir nunca por lo que prefirió no forzarlo.

Ni siquiera Dean sabe.

Muchas veces ellos dos han tenido peleas por ello, Dean siente que Sean no confía lo suficiente en él. Yo no me inmiscuyo porque sé que todos tenemos cosas que simplemente no podemos decir aunque nos pese cargar con ellas.

En algún momento Sean podrá enfrentar lo que le atormenta y nos dirá, no tengo porqué presionarlo.

»Eso es muy jodido. Todavía recuerdo la última vez que se mencionó el nombre de esa mientras comíamos. Tu hermano casi revienta el plato.

Asiento y sonrío.

Ese fue un día memorable, Charlie se había quedado a dormir en mi casa, cuando estábamos desayunando papá nos preguntó si queríamos conservar el apellido de Bárbara. Sean lo perdió por completo, se levantó bruscamente y azotó la mesa asustándonos a todos. Después de eso solo se fue a su habitación en silencio y no salió en todo el día.

Recuerdo haberme reído por un rato cuando él se fue, pero al darme cuenta que no salía de su habitación para nada me asusté como la mierda.

—Seh —espeto recostando mi cabeza en la almohada de mi cama.

Enciendo el portátil y coloco una película.

 

****


 

Joder, puto timbre de la mierda. ¿Por qué carajos nadie abre?

Estaba soñando que volaba, era increíble.

Abro mis ojos y veo la hora en el reloj que está en la pared.

2:40 pm.

Pensé que ya era de noche, ese sueño pareció llevar una eternidad. Me incorporo en la cama para darme cuenta que Charlie ya no está, la muy tonta se fue sin despedirse.

Bufo y salgo de la habitación para abrir la puerta que están a segundos de derribar. Al parecer no hay nadie en la casa además de mí.

—¡Deja de tocar el puto timbre! —mis insultos quedan en el olvido cuando veo de quien se trata.

Quizás durante toda mi vida solo la vi un par de veces, pero mi corazón se acelera con solo ver sus facciones tan parecidas a las mías.

Sin duda alguna esta señora de cabello azabache teñido, labios rojos y ojos avellana es mi madre; Barbara.

Sus ojos están tan abiertos como los míos, pero intento no demostrar mi asombro colocando mi típica expresión inexpresiva.

—¿Qué haces aquí?

No sé si se hace la sorda o simplemente no escucha ya que mi pregunta queda colgando en el aire mientras ella me analiza de pies a cabeza repasando cada rincón de mi cuerpo.

Sus ojos se oscurecen al encontrarse con los míos, ahora su mirada es recelosa y apática.

—Supongo que tú eres Aurora —se ríe burlona—, permíteme decirte que es el nombre más ridículo que ha escogido tu padre. Gracias al cielo yo nombré a tus hermanos —la ira se apodera de mí, me vale una mierda que no le guste mi nombre, pero jodidamente no dirá tonterías de mi padre.

—¿Qué haces aquí? —repito entre dientes controlando mis ganas de asestarle un puño en toda su perfecta nariz.

Ella sonríe con altanería levantando una ceja.

—¿No es obvio? —levanta sus brazos— vengo a ver a mis queridos hijos.

Ruedo los ojos sin permitirle la entrada a esta casa.

—Lo siento pero ya no se va a poder.

Su sonrisa se desvanece al escucharme, frunce su ceño arruinando su perfecta cara y da un paso adelante tratando de intimidarme, me yergo quedando más alta que ella, aún cuando lleva tacones.

—¿Por qué dices eso?

Ahora soy yo la que sonríe.

—Mi papá no es capaz de ponerte en tu lugar, pero tranquila, aquí estoy yo —empujo su cuerpo haciendo que retroceda—, mi hermano por alguna razón te odia, ni hablar de Dean o de mí. No te queremos aquí, entiende que no puedes venir cuando se te da la gana —me cruzo de brazos y coloco dos dedos bajo mi barbilla—. Es más, no puedes venir nunca, no eres bienvenida, ya tienes a tu familia perfecta quién sabe dónde. Déjanos en paz y olvídate de nosotros.



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En el texto hay: comedia, apuesta, romance

Editado: 27.07.2021

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