Por favorcito.
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Aurora's Point of View:
—¡No! —me quejo sobre mi almohada después de ver qué fecha es hoy. Siempre a finales de septiembre mi tía Alisha viene a comer con la familia. ¡Vienen todos! Y por todos me refiero a su esposo y sus dos hijos; mis primos.
Y no es que odie a mi tía, de hecho la adoro, ella es un completo amor y ha sido como una madre para nosotros desde siempre, lo malo de estos encuentros familiares es ver nuevamente a mi prima que mejor dicho no lo es.
Lorena Bosques es hija del esposo de mi tía pero no de ella, aunque Alisha es prácticamente su madre porque la ha criado desde que tiene un año. Alex sí es mi primo de sangre, es un adolescente de quince años que le encantan los videojuegos y comer por montones, a eso no hay quitarle que además es un chico muy guapo.
Cabello rubio como su madre y ojos azules como su padre, porque el padre de Lorena sí es el padre de Alex así que ellos sí que son hermanos aunque no se lleven como tal.
Y aquí viene el por qué... simple, Lorena es una maldita arpía, joder esa chica me odia sin razón alguna. Todavía recuerdo el día que nos conocimos, yo estaba emocionada porque al fin había una niña en la familia, lástima que ella más bien fuera un monstruo. Quise jugar con ella y unos amigos a las escondidas, la muy estúpida nunca me buscó. Estuve casi cinco horas escondida esperándola y resulta que ella jamás me había buscado. A veces me arrepiento de haber sido tan ingenua a los once.
El caso es que después de ese día las demás veces que nos vimos su actitud hacia mí fue de mal en peor. Le dije muchas veces a papá pero él solo me respondía que era una etapa y que ella solo quería atención. Claramente así era, la chica amaba que otros niños le hicieran moretones para después ir con mi tía y afirmar que yo se los había provocado.
Gracias al cielo mi tía jamás le creyó esa tontería, pero a diferencia de ella, su padre, Fernando, sí. Ese señor me odia, siempre después de que su "ángelito" le decía mentiras él tenía peleas con mi tía por no regañarme. También con mi padre quien siempre ha sido muy temperamental cuando se trata de nosotros.
En fin, la ultima vez que la vi fue hace como unos dos años, yo acababa de cumplir los dieciocho y ya sus actitudes no me molestaban ni molestan. Eso no evitaba que quisiera meterse conmigo, la diferencia es que ya había madurado un poco y no me dejaba de ella.
Golpeé mi frente contra la almohada varias veces mientras soltaba quejidos, en serio no quería toparme con ella ni con su padre quien aún no me tolera.
Ni siquiera me inmuté cuando escuché que alguien entró a mi habitación.
—Aura, cariño. ¿Por qué no te has bañado? ¿sabes que día es hoy? —por un momento su oración me hizo acordar a hora de aventura, solo que en la caricatura decía ¿Qué hora es? ¡Hora de aventura! Reí como estúpida y mi padre volvió a hablar—. ¿Estás enferma?
Cerré mis ojos fatigada.
—Noo... Estoy bien papá, y sí, sé que día es hoy. Dame unos minutos para procesarlo —dramaticé rodando en la cama hasta quedar boca arriba y al fin pude verlo. Papá tenía una sonrisita surcada en los labios.
—Deja de ser tan dramática, ¿Todavía sigues en esa guerra con Lorena? —preguntó sin creerlo. Como dije antes, él fue un principal expectante de nuestra mala convivencia así que era inútil mentirle.
—Pues sí, no voy a dejarme de esa loca. Ya no tengo trece —oh, aún recuerdo esos tiempos. En mi fiesta de trece invité a un niño que me encantaba, parecía que yo también le gustaba así que pensé que sería mi momento para decirle mis sentimientos. Lástima que cuando le fui a decir súper emocionada lo encontré besando a mi prima ¡En la jodida boca! No lo podía creer, el niño apenas se dio cuenta que los había visto intentó solucionarlo mientras Lorena solo me veía con burla.
Lo bueno era que no estaba enamorada y fue fácil de olvidar, de hecho no me dolió que se hayan besado, lo que me ardió profundamente es que ese idiota haya caído ante ella tan fácil. Ese día me acerqué a ella quien todavía no dejaba de verme riéndose y recordarme, le agradecí por haberme mostrado la clase de estúpido que era ese niño, también le dije que los dos se complementaban y que se lo regalaba. Dios santo, casi se le desencaja la mandíbula y fui yo la que rió al final.
Papá rodó los ojos sin borrar la sonrisa.
—Ignórala, a Alisha no le gusta que ustedes se lleven mal, así que por hoy trata de no caer ante sus provocaciones. Además espero que esté distraída, la chica tiene novio —vaya...—. Ni lo sueñes —bramó en cuanto vio la expresión que se formó en mi rostro.
Puse mi mejor puchero que gritaba inocencia pero él seguía mirándome serio.
»Creí que habías madurado un poco, Aurora.
Me encogí en mi lugar ofendida.
Volteé mi cara indignada.
—Te pido que salgas, me voy a cambiar.
Su rostro serio titubeó por un segundo pero no dejó de portarlo.
—No me voy a sentir mal, sabes que digo la verdad. Supera lo que sea que esa chica te ha hecho y compórtate hoy —finalizó circunspecto. Me sorprendió su tono pero no dije nada mientras él se iba cerrando detrás.
Mi humor empeoró gracias a eso, joder.
Me metí en el baño y comencé a asearme.
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Cuando estuve lista me cercioré de que aún no hubieran llegado. Gracias al cielo era así, entonces llamé a Jaden.
—Jay-Jay —dije repentinamente emocionada.
Del otro lado quedó en silencio y revisé el celular creyendo que la llamada se había cortado, pero no, aún seguía ahí. Unos segundos después Jaden contestó.
—¿Estás enferma? —¿por qué todos preguntan eso? Rodé mis ojos.