Malditos tercos.
****
Charlie's Point of View:
Joder, hace años que no vomitaba de esta forma por una borrachera, hasta comenzaba a creer que ya me estaba haciendo inmune.
Cuando terminé me incorporé aún tambaleante y con mi mano limpié los restos de vomito que tenía en los labios.
Al salir del cubículo del baño una de las chicas que se encontraba retocándose el maquillaje me miró con asco y yo sólo atiné a sonreírle con cinismo. Me arrastré hacia el espejo para ver qué podía arreglar de mi demacrado aspecto, me observé por unos segundo, y aunque fuera imposible no me veía tan mal, sacando los restos y el aliento a vomito. Mi cabello estaba desordenado pero lejos de darme un mal aspecto me veía salvaje y sexy, mi maquillaje seguía en su lugar y mi vestido igual, por lo que me encogí de hombros y salí de vuelta al bar en busca de Aurora para seguir con la fiesta.
Sin embargo mi ceño se fue frunciendo conforme llegaba al lugar donde la había dejado, en vez de la cabellera castaña de Aurora había una mujer pelirroja con un chico que se me hacía ligeramente conocido, parecían discutir.
Cuando al fin llegué me di cuenta que efectivamente era alguien que conocía.
Mmm, así que esta es la cita de Jaden.
Nada mal, nada mal.
Pero mi Aura está mejor.
Decidí interrumpir.
—¡Jaden! —me subí por su espalda y grité directamente en su oreja.
Casi me cago de la risa en cuanto se sobresaltó provocando que diera un mal paso hacia atrás y casi cayera.
Cuando él se dio cuenta que se trataba de mí me miró con cansancio e irritación.
—¿Qué haces aquí? —preguntó. La pelirroja a su lado se veía furiosa y no hacía más que darme repasadas de pies a cabeza.
—Pues ¿qué se hace en un bar, Jadencito? —respondí con una sonrisa, Jaden apretó los labios pero no dejó de mirarme—. ¿Dónde está Aura? —si él está aquí es obvio que ya se encontraron esos dos, algo me dice que las cosas no fueron bien.
—¡¿Jadencito?! ¿Cuántas mujeres tienes regadas? —la pelirroja decidió hacer su entrada. Ella me miraba como si quisiera exterminarme.
Enarqué mis cejas burlona.
Esta chica me caía bien por alguna razón.
—¿Podrías no meterte, Gema? Esto es entre ella y yo —la pelirroja que ahora sé se llama Gema hizo un puchero para después callarse y mirar a otro lado.
Vaya, es dócil.
Me gusta.
—¿Y? ¿Dónde está Aura?
—Ella se fue —ahora ya no parecía enojado, su rostro se mostraba triste y culpable, cosa que no me gustó, por lo que en un movimiento estuve frente a él con las solapas de su camisa en mis manos.
—¿Qué le hiciste, bastardo? —podía tolerar muchas cosas en esta vida, entre ellas que mi propio novio me engañara y actuar más normal que nunca, que mis padres olvidaran mi existencia y que mi familia en general me odiara, pero algo que jamás iba a permitir es que lastimaran a mi amiga, a mi hermana.
Jaden no se inmutó ante mi sobresalto contra él, en cambio la pelirroja trataba de ayudarlo. Decidí soltarlo, no valía la pena.
Toda la borrachera se había bajado de un tirón.
Chasqueé mi lengua dejando el dinero con brusquedad sobre el taburete. Gracias al cielo nadie nos prestaba atención.
Miré a Jaden por última vez.
—Más te vale no volver a molestarla porque esta vez sí me conocerás.
—No voy a dejar de verla sólo porque me amenazas —puntualizó. Por un momento estuve tentada en darle una paliza, pero desistí. Esos dos..., es obvio que se gustan, pero esconden esos sentimientos detrás de una falsa apuesta.
Claramente esta chica sólo era un medio para poner celosa a Aurora.
Que grande eres Jaden.
Muy inteligente.
—En cuanto sepa lo que le hiciste a Aura no te vas a salvar —no era una amenaza vacía. Miré a Gema y mi expresión se tranquilizó un poco, antes de irme le guiñé un ojo—. Deberías alejarte de bastardos como él que no valen la pena.
Jaden frunció el ceño molesto y yo le lancé un beso a la pelirroja mientras desaparecía por medio del gentío. Sólo esperaba que ella fuera lo suficientemente inteligente como para no rogarle más a ese bastardo.
Cuando estoy en el estacionamiento veo mi auto en el mismo lugar que quedó en cuanto llegamos, yo sabía que mi Aura no pudo haberse ido sin mí.
Al entrar vi a Aurora en el puesto de atrás dormida. Sonreí por lo tierna que se veía y salí nuevamente directo al bar para pedirle al barman que me hiciera el favor de llevarnos. Puede que ya me sienta más lucida, pero eso no quiere decir que no siga ebria.
Ante todo la seguridad.
****
—¡¿Que te hizo qué?! —estaba segura que mi grito se había escuchado hasta el barrio vecino. Pero, joder, el maldito de Jaden se había pasado.
A ese idiota me lo llevo sí o sí al diablo.
—Shhh —Aura abrió sus ojos mirando su puerta a la espera de que James nos dijera algo, sin embargo eso no pasó, por lo que volví a verla—. Ya no importa, esta estúpida apuesta ya se fue al infierno, Jaden y yo no tenemos ninguna otra razón para vernos de nuevo.
Esperaba que eso fuera verdad y no simples palabras al azar.
Aunque muy en fondo sabía que era lo segundo, y lastimosamente yo no podía meterme entre ellos.
Pero sí podía darle la paliza de su vida a Jaden... o quizás algo mucho peor.
—Ese bastardo... y pensar que anoche no le toqué ni un cabello.
—¡¿Qué?! ¿Ustedes se encontraron anoche? —su rápida pregunta me sacó de mis pensamientos asesinos contra Jaden.
Tenía el ceño fruncido.
—Pues sí, estaba con una pelirroja muy sexy, casi hasta sentí lastima por ella.
Aura rodó sus ojos.
—Terminaste con Will —fue una afirmación, por lo que no me quedó de otra más que asentir.