No eres tú... soy yo.
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Aurora's Point Of View:
Apago la alarma en cuanto la escucho sonar, me siento sobre la cama y antes que todo suelto un bostezo profundo y estiro mis brazos.
Sonrío.
Estoy feliz, ya tengo trabajo.
Al final pude llegar a un acuerdo con la jefa, quien por cierto fue muy amable, algo que no me esperé.
Empecé ese mismo día y hasta ahora me ha ido bastante bien, gracias al cielo soy la secretaria de Mónica —la jefa— por lo que no tengo ninguna queja, es muy buena en su trabajo y demasiado justa como para que cualquiera crea que es real.
Ya han pasado dos semanas desde eso, Jaden y yo no hemos vuelto a hablar, no me da la gana de verle su triste cara aunque sé que debo aclarar las cosas con él y decirle que esta apuesta ya finalizó hace mucho.
Por lo que sé Charlie está viéndose con la pelirroja y me ha dicho que es demasiado tierna y tímida, debo decir que eso me sorprendió porque ese día no fue muy tímida que digamos.
Mis hermanos y mi padre creen que Jaden y yo sólo tuvimos una pelea de "novios" por lo que lo dejaron pasar. Lo que no dejaron pasar fue que regresara a trabajar a esa empresa, casi no convenzo a papá.
Ahora que tengo trabajo me he acostumbrado a levantarme temprano y con muchas ganas de ir a la universidad.
Algo súper raro en mí.
Volví a bostezar y salí de la cama directo al baño, cepillé mis dientes y después de quitarme la ropa me metí a la ducha.
Oh sí, comienzo de semana.
Empezamos bien.
Cuando ya estuve lista bajé encontrándome a mi padre y los gemelos en la cocina, los tres discutían sobre un partido ya que los gemelos le iban a un equipo diferente que papá, y eso ocasionaba que se pelearan muchas veces.
Rodé los ojos al verlos.
—Ridículos —espeté burlona mientras tomaba un cuenco y me servía cereal.
—Buenos días, eh —proclamó Dean. Su mirada era seria. Seh, tenía esa mala costumbre de no dar los buenos días cuando se trataba de ellos.
—En esta casa no hay respeto —ese fue papá, refiriéndose más que todo a que lo llamé ridículo.
Sonreí con inocencia y me senté en la mesa con ellos.
—¿Quién perderá esta vez? —esa era la pregunta que desataba a las bestias. Siempre que los veía discutir por estas cosas les preguntaba lo mismo.
Y no me fallaron.
Los tres comenzaron a gritar, ¡no hablar! gritar que su equipo era el mejor y claramente ganaría.
Ellos eran malos fanáticos.
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—¡Aura! —sentí un abrazo a mis espaldas, giré mi cabeza mirando sobre mi hombro para encontrarme con Braden.
Le sonrío y relajo mis músculos apoyando mi cabeza en su pecho.
—¿Cómo estás? —le pegunto.
Los estudiantes pasan sin prestarnos atención en cuanto la campana del inicio de las clases suena.
—Bien, bien —sonríe—. ¿Por qué no me habías dicho que Charlie estaba saliendo con esa pelirroja tan linda?
Reí.
—¿Así que ya la conociste?
Braden negó.
—Ojalá —expuso y ambos reímos—. Charlie tiene una foto de ambas como fondo de pantalla, supuse que estaban saliendo.
Claro que Charlie haría eso.
—No creo que estén saliendo, pero no dudo de que falte poco para llegar a eso —Braden soltó un gritito que por poco me deja sorda.
—Esa loca —farfulló—. Es una suertuda. Si comienzan a salir no te olvides de decirme.
Se separó de mi cuerpo y salió corriendo a su clase no sin antes lanzarme un beso.
Negué con una sonrisa en mis labios y también me encaminé a mi primera clase.
Cuando llegué ya estaban todos allí excepto el maestro, lo cual agradecí.
Algunos me observaron mientras me dirigía a mi puesto y el resto sólo hablaba o reía con fuerza.
Cuando me senté saqué mis materiales del bolso y en ese instante ingresó el maestro.
Quedé estupefacta al ver a Evan.
Hace un mes que no se presentaba, lo que me hizo pensar que quizás ya había renunciado. Creí que eso sería como un peso menos y no tendría que decir nada o aclarar las cosas con él después de todo.
Al parecer ahora mismo no es así.
—Cierren sus bocas antes de que se les meta un mosco —pronunció. Inspeccionó todo el salón y sus ojos dieron con los míos, por un momento se detuvo al igual que mi corazón, pero seguidamente siguió su rumbo y finalmente se giró hacia su escritorio.
Mierda.
Ver la seriedad en su mirada me asustó.
¿Cómo haría para hablar con él?
»Saquen sus libros. Espero que no le hayan causado problemas al señor Moose, y también que hayan traído los materiales que se requerían para hoy.
En ese instante todos comenzaron a balbucear y quejarse.
No se nos había pedido nada para hoy, no que yo supiera.
Ahora sí me asusté.
—¡Silencio! —su grito hizo que todos nos calláramos. Su seria mirada no admitía reclamos ni quejas—. El que no los trajo no hay problema —solté un suspiro aliviada al igual que algunos, sin embargo Evan prosiguió—, esa persona sabe lo grande que es la puerta, por lo que puede ir yéndose de inmediato. No admito a nadie irresponsable ni mediocre en mi clase.
Abrí mis ojos sorprendida.
¿Qué mierda?
¿Por qué dijo todo eso con su mirada clavada firmemente sobre mí? ¿Es una clase de indirecta?
Maldito idiota.
Fruncí mi ceño con rabia, guardé todas mis cosas y arrastré la silla con fuerza hacia atrás. El salón quedó en silencio y sus ojos ahora estaba sobre mi persona.
Mientras yo trataba de controlar mi rabia para no desquitarme en frente de todo el mundo.
»¿Sucede algo señorita Smith?
«Bastardo» pensé mirándolo.
Luego relajé mi expresión y le sonreí de la forma más bonita que podía. Alcancé a escuchar unos jadeos y vi como por unos segundos la máscara seria de Evan decaía.