El plan perfecto.

Capítulo Veintiuno



No lo voy a tolerar.

****



 

Aurora's Point of View:

 

¿Así que tus hermanos y tu papá estaban peleando por un partido?

—Síp, son muy malos fanáticos, hacen lo mismo cada vez que sus equipos favoritos juegan.

Lola ríe haciendo que yo también la siga.

Termina de tomarse su malteada y de paso me da un poco que no dudo en tomar, desde hace rato le he tenido muchas ganas.

—Deberíamos salir algún día a divertirnos —dice mientras paga.

—¡Sí! ¿Podría invitar a Charlie y Braden?

Lola asiente sonriente.

—Por supuesto, con los tres esa noche estoy segura que será muy divertida.

Cuando ya estamos fuera de la cafetería nos damos un abrazo de despedida. Lola es una gran chica.

—Estoy segura que sí.

—Gracias por invitarme, y por la charla.

Alzo una mano restándole importancia y le devuelvo la sonrisa.

—Entonces me avisas.

—Síp, adiós —me da un beso tímido en la mejilla y yo le sonrío con ternura.

Cuando Lola ya está bastante lejos escucho un gran estruendo dentro de la cafetería, me doy media vuelta para ver qué sucede pero sólo hay unas personas discutiendo por algo que no alcanzo a escuchar.

Me encojo de hombros y sigo mi camino a casa.


 

—¡Chicos, papá, ya llegué! —dejo mi maleta sobre el sofá y me deslizo a la cocina por un poco de comida.

Suelto un grito al ver a papá sentado frente al taburete con una muy mala expresión dirigida hacia mí.

Un poco asustada le sonrío forzosamente, sin embargo él continúa con su expresión.

»¿S...sucedió algo?

—¿De verdad fuiste capaz de hacer eso? —su voz sale más fuerte y ronca que nunca, lo cual logra asustarme. Hace mucho no veía a papá tan enojado y contenido.

—¿H...hacer q...qué? —paso saliva al sentir la boca seca. Admito que el único que ha logrado que llegue a tartamudear llena de miedo es mi padre.

—¡Joder Aurora! —salto en mi lugar al escuchar su grito.

Cierro mis ojos asustada, y mi corazón se acelera cuando él se me acerca. Casi puedo sentir los vellos de mi piel saltando del terror, James Smith enojado es algo serio.

»¡Te metiste con tu maldito profesor!

Mis ojos se abren desmesuradamente al escucharlo, no soy capaz de mirarlo a los suyos. El corazón se me salta unos latidos al caer en cuenta que mi padre ya sabe lo que hice con Evan.

—L...lo si...

—¡No! ¡Nada de lo siento! —vocifera—. ¡Tienes veinte jodidos años, no eres una niña y sabes lo está bien y lo que está mal! ¡Sabías que meterte con un hombre casado, mayor, y que además tiene un hijo está mal! ¡Lo sabías y aún así lo hiciste!

—Per...pero ellos n...no están ju...juntos...

—¡Eso no me importa! No es una excusa, sigue estando casado y mayor que tú —se toca la frente frustrado—. Y quizás eso no es lo que me importa, lo que me molesta es que sea tu jodido maestro.

Él... él tiene toda razón, bajo mi cabeza avergonzada.

Pero en mi mente no deja de rondar quién fue capaz de decirle. Jaden no pudo ser, teníamos un trato, no creo que haya sido tan bajo.

»Claramente estás castigada hasta nuevo aviso, tienes estrictamente prohibido hacer cualquier cosa después de la universidad, me darás tu laptop y tableta, te dejaré el celular para poder comunicarme contigo, pero cada día que llegues me mostrarás lo que tienes dentro.

»¿Está claro?

Asiento sin refutar.

—Lo siento papá —mi disculpa es sincera. Yo quería ser la que le dijera lo que sucedió con Evan, estoy avergonzada y arrepentida de lo que hice, quizás esta es una de las cosas que agradezco de haber conocido a Jaden, porque gracias a él dejé de verme con Evan.

—Te perdono Aurora, pero eso no quiere decir que no me encuentre enojado y decepcionado de tu acción. Si el hombre te gustaba podrías al menos haber aguantado hasta que se divorciara.

—Hace dos meses no nos hemos visto de esa forma —admito.

Esta vez lo miro a los ojos, parece sorprendido pero también triste, eso es lo que no me gusta.

—Me parece excelente que lo hayas dejado, pero aún así no estuvo bien tu actuar.

—Lo sé.

Deja un suave beso en mi frente.

—No quiero que te veas envuelta en rumores o expulsiones por culpa de eso. Pero tampoco puedo dejarlo pasar con una advertencia, no esta vez. Ve a tu habitación, ahora te llevo la cena.

Asiento despacio y me dirijo a mi habitación.

Cuando comienzo a quitarme la ropa que llevo puesta para ponerme la pijama, en ese momento siento el bolsillo trasero del pantalón vibrar, tomo mi celular y veo que se trata de un mensaje de un número desconocido.

«Supongo que lo que pasó por la tarde es una despedida definitiva.»

¿Evan?

Entrecierro mis ojos, ese idiota fue el que le dijo a papá.

«¿Por qué lo hiciste?»

Su respuesta no tarda en llegar.

«Era necesario para cerrar ciclos»

¡Y una mierda!

¡Maldito!

«¡Vete muy al infierno hijo de puta!»

No espero su respuesta y lo bloqueo de inmediato.

Realmente tengo muy mala suerte con los hombres.

Borro la conversación y termino de quitarme la ropa. Después de ducharme me coloco la pijama sintiéndome fresquita y me lanzo sobre la cama, justo en ese momento mi padre abre la puerta con un plato en sus manos que desprende un olor muy rico.

Sonrío y me levanto recibiendo la comida.

—Gracias.

Deja un beso en mi frente y antes de que cierre la puerta alcanzo a escuchar a los gemelos gritando en el primer piso.

Vuelvo a la cama y comienzo a comer mirando la televisión.

Siento como si me hubiera quitado un peso de encima, a lo mejor no debí ser tan dura con Evan. Al fin y al cabo fue por él que por fin pude hablar con papá de eso que me avergonzaba.



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En el texto hay: comedia, apuesta, romance

Editado: 27.07.2021

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