Novios.
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Podría decir que me encontraba arrepentido de haber aceptado su proposición... afortunadamente no era así.
Aurora es bastante ingeniosa cuando se trata de venganzas placenteras, pero no la clase de placer que cualquiera estaría pensando, más bien un placer emocional.
Pero eso no importaba, estaba feliz de que ella me hubiera perdonado y aceptado, estaba feliz de verla alegre y poder hablar con ella como antes sin ningún problema.
—Charlie se enojará conmigo —su voz sonó suave contra mi oreja. Nos encontrábamos en mi casa, mi madre no se estaba, lo cual agradecía. Si estuviera aquí no podría haber pasado este momento con Aurora.
Ella acostada en mi cama al igual que yo, con la diferencia de que mi cabeza estaba sobre sus piernas.
Reí.
—¿Porque me perdonaste? —lo creía, la ultima vez que vi a Charlotte me había amenazado. Unos días después tuve un pequeño pero irritante inconveniente en las duchas de la universidad. Definitivamente había sido obra de Charlie.
—Más o menos, de hecho creo que ahora te guarda más rencor por haber jugado con Gema.
Me sorprendí.
—¿Ahora todos son amigos? —le debía una disculpa a Gema, lo que le dije cuando la dejé sin permitirle mediar palabra, no estuve bien.
Aurora rió y me picó una mejilla con sus fríos dedos.
—No es una mala chica, es bastante tierna y se disculpó —su ojos se encontraron con los míos cuando ella curvó su espalda para poder verme—. Además está saliendo con Charlie y las dos parecen gustarse mucho.
Ya lo sabía, pero aún sigue sorprendiéndome.
—No sabía que Charlotte era bisexual.
—Pues ella es discreta con ello, aunque se nota.
Saber eso y que ha pasado demasiado tiempo con Aurora a solas no me molesta. No entiendo por qué con ella no siento esa misma amenaza que siento con Lola u otros chicos.
»¿Te molesta?
Niego con mi cabeza.
—Nop —ya le había dicho a George y Carter lo mismo, esto para nada hería mi "ego". Quizás me parecía sorprendente, pero es porque yo no sabía con exactitud los gustos variados de Charlie.
Aura me sonrió y besó mi frente.
—¿Tienes comida? Es que tengo mucha hambre —como si quisiera confirmar sus palabras su estómago hizo un gracioso sonido.
Ambos reímos y la llevé conmigo a la cocina.
Realmente me sentía muy feliz.
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Aurora's Point of View:
Es extraño, nunca había estado en una relación, y creí que al estarlo me iba a sentir aburrida y que toda esa emoción del principio se evaporaría.
No fue así.
Jaden me gusta mucho, además estas últimas semanas ha sido el mejor, siempre atento, tierno —algo que no creí ver de parte suya—, alegre, cariñoso...
Era muy lindo de ver.
El chico mujeriego que parecía un patán y tenía reputación de uno en realidad era lo más dulce del mundo.
En serio me gusta mucho.
Charlie lo amenazó de todas las formas posibles, y hasta el día de hoy sigue recelosa. Él se disculpó con Gema y les deseó que su relación prosperara.
Los amigos de Jaden también me pidieron una disculpa, al parecer en el tiempo que él y yo no hablábamos ellos se enteraron de nuestro trato aparte de la apuesta.
Para resumir, las cosas van muy bien.
Mi papá al principio no estaba feliz de que estuviera en una relación, pero después lo aceptó y Jaden volvió a ir a mi casa sin problema. Excepto por mis hermanos quienes aún lo miraban con recelo.
—¿No vas a comer? Lo hice con mucho amor para mi hermanita —Dean me sonríe malicioso mientras coloca un plato de algo viscoso y con mala textura frente a mí.
Por poco vomito.
A eso no se lo podría llamar comida. Se supone que Dean es malo para la cocina, pero no pensé que fuera un monstruo, lo que está frente a mí se ve peor que el veneno.
—No tengo hambre —dije, rodando el plato con mi mano hacia su lado.
Dean rió.
—¿Cómo es posible? —volvió a acercarlo a mí sonríendo siniestramente—, ahorita estabas gritando como desquiciada que morías de hambre.
Maldito.
Lo miré con rabia.
—¿Sí?, pues si como esta aberración del mundo estoy segura que moriré de verdad —repliqué.
Dean se agarró de su estomago y comenzó a reír viendo mi rostro distorsionado.
»No da risa.
Él continuó riendo, ignorándome.
Chasqueé la lengua aburrida y en ese momento papá y Sean entraron. Ambos arrugaron sus narices al oler el ambiente que había dejado la "obra maestra" de Dean.
Papá me saludó con un beso en la frente y se acercó a la estufa para ver lo que había hecho Dean.
Casi se le va el alma al acercarse de más.
—Pufff —se tapó la nariz firmemente—, ¿qué jodida mierda es esta? —Sean también había cometido el error de papá y ahora estaba erguido frente al lavaplatos con los ojos llorosos. Papá me miró y habló con rabia—. Aurora ¿dejaste que Dean tocara la cocina de esta forma?
¿Por qué me culpa a mí? También fui una víctima.
—Ni se te ocurra culparme —lo señalé amenazante—. Cuando él dijo que iba a hacer la comida creí que compraría algo, jamás imaginé que en realidad la haría —volví a fijarme en el plato de comida en la mesa—... o cometería un suicidio de comida.
Dean ya se encontraba en el suelo de tanto reírse.
Papá parecía disgustado, algo que él odia en demasía es que se metan con su comida.
—Sólo por esta jugarreta no tienes permitido comer en casa durante una semana —su voz salió mucho más que firme, hizo que Dean dejara de reír para ahora mirarlo asustado—. Y vas a limpiar tú solo el desastre que has hecho.