El plan perfecto.

Capítulo Treintaicuatro


El hospital, muchos besos, y un te amo real.

****



 

No puede ser...

¿Charles?

¿Cómo es esto posible?

¿Barbara es parte de esto?

Al parecer Charles notó el rumbo de mis pensamientos porque su sonrisa se acentúo y su cuerpo se acercó tanto al mío que me sentí sofocada

—Naturalmente ella hace parte de esto —ríe fuertemente como si fuera divertido, después toma mi barbilla con sus manos para que lo mire—. ¿Todavía tienes esperanza por una madre filial? Barbara no es nada de eso.

—¡Cállate! —grité zafándome rudamente del agarre en mi barbilla, mis ojos solo podían mirarlo con todo el disgusto y rabia que me provocaba.

Pero debo admitir que mi corazón sufrió una punzada al enterarse que mi madre pudo llegar tan lejos como para hacer esto. Todavía guardaba una pequeña esperanza de que ella se disculpara.

Extrañamente Charles se alejó de forma muy tranquila, cosa que en vez de aliviarme me alertó.

—Bueno, de todas formas veníamos preparando esto hace mucho tiempo, hubo algunos contratiempos pero finalmente podemos alistar todo formalmente —sonrió con falsa inocencia en mi dirección, y caminó hacia la puerta.

Mis nervios alcanzaron su punto máximo al escucharlo decir que ahora podía alistar todo formalmente.

—¿A qué...qué t...e refieres? —tartamudeé, mi boca seguía seca y la garganta me dolía más por haber gritado hace poco.

Charles me miró fijamente, sus ojos oscurecidos me asustaron por la forma tan intensa en que brillaban, llenos de deseo y malicia.

—Nos iremos de viaje, linda —sus palabras salieron sin problema, como si estuviéramos hablando de algo normal—. Quizás podamos casarnos muy pronto y vivir juntos para siempre —sonríe neurótico—. ¿Lo imaginas? Es emocionante. No puedo aguantar más.

No dijo ni me dejó decir alguna palabra, salió de la oscura habitación cerrando fuertemente.

Mi cuerpo se desplomó atónito sobre la cama.

No podía procesar bien las últimas palabras.

Comencé a temblar incontrolablemente mientras las lágrimas firmemente reprimidas rodaban finalmente por mis mejillas, mordí mis labios para reprimir los pequeños gritos de impotencia, el pecho me dolía profundamente.

No podía aceptar lo que me esperaba, no sé dónde estoy, tampoco puedo hacer algo para salir de aquí debido a todas las personas que trabajan con él, lo más posible es que saldría sin vida.

Pero no podía aceptar lo que me sucedería una vez ese hombre cumpliera su cometido.

Después de imaginarlo mi llanto se intensificó.

 

Jaden's Point Of View:

 

No me importaron los gritos detrás de mí, después de haber escuchado la explicación de Barbara salí de la casa de James como alma que lleva el diablo para encontrar a Aurora.

Subí en mi auto y arranqué a toda velocidad sin que me interesara nada.

Solo podía pensar en que cada minuto que corría, algo malo le podía estar pasando a Aurora.



 

Me tomó demasiado tiempo llegar pero lo logré, me estacioné lejos de la gran cabaña para no alertar a nadie.

Cuando salí del auto guardé una navaja conmigo por si llegaba a necesitarla, poco después me puse en marcha entre los arbustos para llegar a la cabaña.

Este jodido lugar prácticamente no aparece en un mapa, llegar aquí fue una tortura al no poder ubicarme.

Gracias al cielo llegué.

Me acerqué a la entrada, pero rápidamente me cubrí con un arbusto al ver el frente lleno de personas custodiando.

¿Quién es esta persona y por qué secuestró a Aurora?

Por el tamaño de este lugar y la prominencia de su personal puedo afirmar que es alguien poderoso.




 

Luego de casi una hora, y con un sigilo tortuoso, logré entrar al sótano de la inmensa cabaña. El pasillo de este lugar era larguísimo, además de que estaba oscuro y apenas podía ver.

Intenté abrir todas las puertas que me encontraba, pero ninguna cedía, tanto así que comencé a creer que quizás Aurora también estaba encerrada. No era tan descabellado al pensar que ella se encontraba secuestrada, pero cuando probé suerte con la siguiente, esta sí se abrió.

Mi corazón comenzó a latir apresuradamente por la anticipación, cuando entré la habitación olía horriblemente, estaba en completa oscuridad, pero podía escuchar una respiración acelerada que sabía no era la mía.

—¿Aurora...? —tanteé, no quería confiar en mi suerte.

La felicidad casi se desborda cuando esa persona comenzó a hacer sonidos nasales fuertes tratando de llamar mi atención.

Me acerqué y choqué contra una cama, me subí encima de esta hasta que llegué con Aurora sintiendo su calor. Subí mis manos torpemente a su rostro y limpié las lagrimas que rodaban por sus mejillas, al tocarla me di cuenta que sus ojos estaban vendados por lo que comencé a quitarle la venda.

—Jaden... Jaden... —decía entre sollozos.

—Shh, estoy aquí —cuando quité sus ataduras ella no demoró en lanzarse sobre mí.

Los dos  nos abrazamos como nunca lo habíamos hecho, ella lloró con más fuerzas mientras yo no podía dejar de sentirme extremadamente aliviado al notar que no le había pasado algo malo, no físicamente.

Estuvimos así por un buen tiempo hasta que le dije que teníamos que irnos de aquí.

Justo en ese momento sentí algo frío apuntando la parte trasera de mi cabeza.

—Ustedes no van a ir a ningún lado —gruñó una voz fuerte a mis espaldas.

Los ojos de Aurora se abrieron desmesuradamente y su respiración que ya se estaba calmando volvió a descontrolarse.

Solo que ahora toda mi atención estaba centrada en la persona que me apuntaba.

Por. La. Mierda.



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En el texto hay: comedia, apuesta, romance

Editado: 27.07.2021

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