El planeta en el fin de los tiempos

Una noche fatídica

Han pasado trillones de años desde que la última estrella iluminó la vasta oscuridad del cosmos. Una eternidad en lo que se refiere a un ser vivo, para el universo… un instante, y un instante fue el tiempo en el que a la vida se le permitió existir en él. Lo que resta de las galaxias son una colección de agujeros negros que devoran tanta materia como pueden, viajando por el espacio a la espera de una colisión con otro de sus iguales. Su final, cuando toda su energía se disipe en la nada, se encuentra todavía a trillones de trillones de años… y aun más. Algunos restos de estrellas, enanas negras, flotan en este mar de oscuridad, millones de veces más densas que los soles, aquellos que en su tiempo, brindaron luz y calor a las civilizaciones nacidas bajo su cuidado. Y aún aquí, en medio de la nada, una pequeña estrella alberga los últimos vestigios de vida. 
Una cultura que apenas comienza a descubrir el mundo fuera del suyo. Para ellos no es más que cuatro planetas y su sol, todo lo que pueden ver en el espacio. La expansión del universo ha sellado para siempre sus secretos, las distancias entre galaxias son inmensurables, aunque hubiera algún cuerpo capaz de generar luz... ésta jamás llegará a ellos. Nunca entenderán con se formó el tiempo y el espacio, donde nacían las estrellas y como se formaban los planetas, pues el suyo fue el resultado de un proceso artificial. Creado por otros, quienes buscaban continuar con el ciclo de vida, el que la naturaleza ya había dado por terminado en este universo. 
En una colina veo a un joven y a un anciano conversando sobre los misterios del cosmos. 
- Así que esas luces son otros planetas ¿hay vida en ellos Edda? Pregunta el más joven, esperando con ansias su respuesta. 
- No, de acuerdo a lo poco que alcanzamos a investigar, esta inhabitados. Señala tres puntos blancos, que tratan de ocultarse detrás de las dos lunas menguantes. Pero eso no quiere decir que no haya nada interesante en ellos, por eso es nuestro deber ir… nos están esperando. Su voz denota cierta urgencia. 
- ¿y… hay algo más allá afuera? Pregunta con curiosidad. 
- No, nada. Le responde sin demora. Más allá de esos planetas no existe nada, solo el vacío del espacio. Para el es decepcionante esa respuesta, preferiría decirle que hay más sistemas como el suyo, con más vida. 
Ese cielo negro es normal para su gente, nunca conocieron, ni conocerán, las maravillas de una noche estrellada. Jamás podrán observar otro sol aparte del suyo, no sabrán lo que es una galaxia, una nebulosa y todos los misterios que en un tiempo maravillaron a millones de formas de vida inteligente. Tampoco verán los agujeros negros, su estrella se encuentran en medio del espacio intergaláctico, demasiado lejos para que cualquier luz les llegue. Limitados a su pequeño sistema, todo el conocimiento del cosmos se reduce a lo que los otros les dejaron, pero deberán trabajar por el, ya que esa información se encuentra en uno de los otros planetas, y tendrán que superar muchos obstáculos… incluso a ellos mismos. 
- Tu has estado allá arriba ¿Cómo es el espacio? El joven voltea a mirarlo, el anciano levanta el rostro y observa con nostalgia el cielo. 
- Es hermoso… y aterrador a la vez, por un lado tienes a nuestro mundo con sus dos satélites, nuestra estrella brillando en el fondo como un faro, señalando que aún queda luz y vida. Su mirada se pone seria. Pero si alejas tu mirada de el solo encuentras oscuridad, del negro más terrible que jamás hayas visto, sientes que intenta tragarte, lo miras y sabes que no hay escapatoria de el, se abalanza hacia ti como una marea que devora la luz… quedas ciego y no puedes moverte, hasta tu cuerpo parece que dejará de existir. Una soledad inconsolable se apodera de ti, en ese momento te vez forzado a buscar la luz de nuevo y se siente como volver a nacer. El recuerdo le hace brotar unas lagrimas. 
- ¿Por qué lloras Edda? Le pregunta preocupado y sin esperar su respuesta lo abraza ¿te da miedo recordarlo? 
- No, aunque no lo creas ese es uno de mis mejores recuerdos, lloro por que tal vez nunca volvamos a salir, por miedo y la avaricia de unos pocos. Su expresión se torna a una de rabia. 
- Te refieres a la hermandad ¿verdad?... ¿En serio crees que puedan convencer al nuevo emperador de abandonar la exploración espacial? Una duda genuina se plasma en su rostro, el joven no cree que un grupo de viejos con ideas retrógradas puedan convencerlo de eso. 
- No son personas como nosotros, ellos tienen poder además de influencia sobre el consejo de sabios… más de lo que imaginas. Subestimarlos en un error que no podemos cometer, hemos de ser cautelosos si queremos que nuestra civilización continúe con el ciclo… el camino se encuentra en frente de nosotros, sólo debemos tener el coraje de caminarlo. Lo dice con determinación. 
El ciclo de vida, una filosofía que nació eones atrás, cuando las civilizaciones comenzaron a ascender y la vida a desaparecer del universo. Con las estrellas muriendo, las pocas culturas que aún quedaban tomaron como mantra el prolongar la existencia de organismos inteligentes. Reunieron el conocimiento de millones de civilizaciones (el compendio de su ciencia y avances en todos los aspectos) para crear sistemas planetarios en los cuales la vida pudiera continuar. Se creó ADN artificial, semejando la forma más primitivas de ciertas especies, las que fueron más dominantes en el universo. De esa forma se le daba a estas nuevas civilizaciones la oportunidad de evolucionar, ya que el material genético de aquellos que aún existían había alcanzado un punto muerto. Sus cuerpos eran obsoletos comparados con sus mentes, cárceles para una conciencia que anhelaba elevarse de este plano dimensional. Así nació el ciclo de vida, el manto de responsabilidad que se pasaría a cada civilización emergente, el final de una siempre sería el principio de otra, ya que para cuando se tenga el poder y conocimiento necesario de crear un sistema, se habrá alcanzado el último paso para la ascensión. Muerte y nacimiento eternamente entrelazados… pero tal vez este sea el fin de aquella filosofía que pretendía mantener vida en el universo. 
- ¿crees que pueda llegar a visitar esos planetas? El joven sueña con viajar al espacio y poder visitar esos mundos que parecen tan lejanos. 
- Aun nos falta tiempo para eso. Se nota cierta frustración en sus palabras. Pero se que por lo menos pondrás un pie en las lunas… sólo si te dedicas a ello y no te distraes… no todo es juego. Le dice sonriendo. 
- No todo puede ser trabajo, deberías aprender a relajarte Edda,  se que puedo realizar mi sueño y divertirme en el camino. 
Cuando se es joven todo es posible, no hay meta inalcanzable ni sueño que no se pueda realizar, creo que el anciano lo recuerda también, esa sensación de tener al mundo en las manos. Pero como el dijo, aun falta mucho tiempo, su viaje al espacio fue el primero de su especie, su nave la primera en construirse, fue el quién descubrió el satélite artificial que orbita el planeta. Un hallazgo que debió cambiar el curso de la historia. Dejado por aquellos que crearon los planetas, su sol y a ellos mismos. Estos a su vez fueron creados por otros y así sucesivamente, en un ciclo que lleva billones de años engendrando vida inteligente. Ahora es su turno de empezar el largo camino hasta el día en que sea su pueblo quienes pasen el manto a la siguiente civilización, la que ellos han de concebir. Solo que se encontraron con un inconveniente, un grupo que no quería compartir ese conocimiento con el resto del planeta, además temen lo que esa información le haría a su estatus en la sociedad, el mundo como existe es la razón de su riqueza y poder, cualquier acción que incline la balanza en su contra es algo que no van a permitir. Por eso buscan quedarse con el satélite y todo el conocimiento que devenga de el, para así utilizarlo en su beneficio. A lo largo de las incontables eras que lleva el ciclo no es la primera vez que esto pasa, siempre hay quienes quieren aprovechar todo esa información para fines egoístas. Es la naturaleza de una mente joven, buscar el interés propio antes que el colectivo y aún falta mucho tiempo para que su civilización alcance esa verdad. 
- Yo se que el nuevo emperador no va a ceder ante las demandas de la hermandad... todo el ejército esta con el, nadie lo traicionaría. Su voz suena segura de ello, la ingenuidad típica de los jóvenes y el anciano lo sabe. 
- Tienes razón, pero no esta de más un poco de cautela, recuerda que fueron ellos los que ocultaron todo sobre el satélite, de alguna forma convencieron al consejo de sabios para que les cedieran su control y todo conocimiento que se ha obtenido de el. Son enemigos peligrosos, llevan cincuenta años logrando su cometido, el emperador tiene que tener mucho cuidado en quién confía, un error le puede costar la vida… y mucho más… más de lo que el se imagina. Su rostro se torna serio de nuevo, el sabe el daño que esta hermana puede hacer y se apodera por completo del satélite.  
- Aun así yo creo que el va a prevalecer, estoy seguro, ya es hora que alguien los ponga en su lugar… ya lo verás Edda. Le dice mirando al cielo y sonriendo. 
El anciano decide creerle, años de amargura, por no haber podido continuar como un explorador del espacio, lo alejaron de su familia, pero ya en su vejes decidió seguir con su vida y buscar de nuevo la felicidad. El hecho de que el hijo de su hijo decidiera tomar el mismo camino y buscar las respuestas a las preguntas que tantos años atrás se hicieron al descubrir el satélite, lo animó a encontrar un paz que había olvidado. Su trabajo ahora es entrenar a futuras generaciones, los siguientes en viajar al espacio... y esperar que aquellos que buscan mantenerlos en la oscuridad no sean tan fuertes como los que quieren salir de ella.  
- Creo que es hora de entrar. Le dice el anciano con la voz ya cansada, le cuesta mantener los ojos abiertos, mira a su lado y el joven se encuentra dormido. Hey, levántate que ya no puedo cargarte como cuando eras niño. Le dice susurrando. 
- Ya lo sé… pero podrías intentarlo. Le responde con una sonrisa. 
- ¿quieres que te cargue? Sin esperar una respuesta toma su pie y comienza a arrastrarlo. 
- ¿¡que crees que haces!? Le reclama mientras intenta zafarse. Me vas a ensuciar toda la ropa. 
- Pues ya era hora de que te cambiaras, ninguna prenda merece ese castigo. Lo suelta y corre a la casa. 
- Si te atrapó Edda, me la vas a pagar. El joven se levanta tan rápido como puede y corre detrás de él. 
Al entrar en la casa se da cuenta que su hijo y la esposa de el están despiertos, de pie en frente de la pantalla ven la noticia sobre el golpe de estado que intentó la hermandad. Atacaron el palacio imperial pero no contaron con que era una trampa, fueron atraídos con falsa información. El ejército les hizo creer que estaba de su lado y en su afán por derrocar al emperador, dejaron ver sus verdadera intenciones a todo el mundo. Una vez fueron expuestos el comandante de las fuerzas armadas ordenó su captura, al mismo tiempo los miembros del consejo que eran leales a la hermandad fueron retirados de sus cargos. El imperio tomara el poder mientras se eligen nuevos integrantes, lo que le dará la oportunidad de liberar la verdad que por años se escondió del público. El emperador sólo busca lo mejor para su gente y hacer de conocimiento general todo lo relacionado con el satélite es parte de ello. Su futuro ahora depende de que tan bien manejen la información que están por recibir, los avances que logren definirán que clase de civilización se convertirán.  
El anciano mira con lágrimas en sus ojos como su futuro vuelve a ser brillante. De nuevo puede soñar con el espacio, aunque el nunca mas salga del planeta, por lo menos sabe que los jóvenes lo harán un día, y descubrirán la verdad sobre los misterios del universo, los que de otra manera jamás conocerían.  
Al verlos recuerdo algo del pasado, los días trabajando en crear el ciclo… cuantas posibilidades había... el futuro era infinito, podía ver millones de generaciones sembrando vida, hoy... veo a la última, cuando llegue el momento de continuar con el manto no habrá suficiente recursos para  crear un nuevo sistema. El universo ha dado su soplo de vida final, muy pronto su expansión llevará a los mismos átomos a su total desintegración, lo protones decaerán y no se creará mas energía. Y aún así, el tiempo en el cosmos apenas comienza, pasarán trillones de trillones de años y después de eso… trillones más. El día en que su expansión termine sin duda llegara, cuando el mismo espacio-tiempo se desgarre en una explosión como nunca se ha visto… dando inicio a una nueva realidad… otro big bang. Así como al principio fuimos el resultado del final de un universo, el nuestro será el comienzo de otro. Todo lo que alguna vez existió para nosotros, existirá en el tamaño de un átomo para los que nos precedan, el ciclo continuará aún sin nuestra intervención. 
Ahora regreso al plano superior, de nuevo el tiempo es como una esfera que puedo ver por completo, sin principio ni final, ya no estoy atado a la linealidad de un espacio tridimensional. Observo los universos, comenzando y terminando todo a la vez. Billones de formas de vida nacen, evolucionan y ascienden mezclándose en un solo ser. Somos una única conciencia, y al tiempo, todos en nuestra forma individual. Una infinidad de universos, diferentes dimensiones cada una con leyes de la física únicas. La totalidad de la existencia se presenta frente a mi, sin comienzo ni fin. Soy el compendio de toda la inteligencia existente, incluso esa pequeña civilización que fue la última de su universo, el nacimiento de cada conciencia que ha de habitar el cosmos y a donde eventualmente regresaran. En términos mortales un dios, pero en la inconmensurabilidad del multiverso y sus incontables dimensiones, sólo otra forma de vida mas… ya que no soy el único. 





 




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