El planeta perdido.

La Issledovatel.

Y a más de 7 días luz de distancia, en los restos a la deriva de la astronave rusa, los sobrevivientes trataban de controlar el giro de la sección habitacional, de aquel crucero espacial de poco más de 500 metros de eslora total y 200 metros de manga, que por alguna razón se les había ralentizado provocando una disminución del efecto gravitatorio, que a la larga les podría afectar en la descalcificación de sus huesos.

 

La Issledovatel era lo más parecido a un submarino de guerra de forma cilíndrica, erizado de cañones, torretas defensivas y sistemas de radar para defenderse del único enemigo conocido en el espacio exterior, los asteroides, con 4 impulsores iónicos laterales y 2 más en la proa para estabilizarla en su movimiento, frenarla y dirigirla en la dirección deseada y otros 4 en la popa para impulso y aceleración, que habían dejado de funcionar desde el accidente, con una sección giratoria en el centro de más de 300 metros de diámetro y 50 de ancho, con 15 pisos circulares que parecía una gran rueda de la fortuna donde se encontraban los sistemas de cultivos, las áreas de producción de suministros y el área habitacional y deportiva, donde pasaban la mayor parte del tiempo la tripulación, ya que era la única parte de la astronave que tenía fuerza de gravedad causada por los giros de la sección, giros que después de más de 5 años a la deriva después del accidente que los dejó sin propulsión, aunque el giro se mantenía por un sistema mecánico, por alguna razón había disminuido sus revoluciones des calibrándose, provocando así una reducción en la fuerza centrífuga que era lo que hacía el efecto gravitatorio, el frente de la astronave estaba intacto pero no así la parte trasera que parecía haber sido cortada de tajo quitando más del 25% de su eslora original, dejándola sin propulsión y casi sin tripulación, ya que durante el accidente que los dejó a la deriva, la mayoría de los técnicos e ingenieros se encontraban en la parte trasera, que era donde se encontraba el puente de mando y se operaban la mayoría de los sistemas, según su diseño de ingeniería por ser considerada la parte más segura y mejor defendida en caso de un accidente espacial.

 

  -Esperemos que funcione el impulsor.

 

Le dice Irina Ipoh al ingeniero electromecánico Romelin Cazarov, mientras en los monitores observaban a un par de astronautas hacer maniobras espaciales, para fijar al fuselaje de la sección giratoria un par de artefactos cilíndricos.

 

La capitana segunda Irina Ipoh de 66 años de edad, de complexión delgada, 168 cms., rubia, de ojos azules y el ingeniero Romelin Cazarov de 68, hombre fornido, 182 cms, de gesto adusto, tez blanca y cabello rojizo, habían asumido el mando de la astronave, ya que en el fatal accidente que los dejó a la deriva, prácticamente se habían quedado sin oficiales, ya que el capitán de la nave y el primer oficial, junto con toda la línea de mando habían perecido en el accidente, habiendo ellos salvado la vida junto con otros 25 tripulantes, por que se encontraban en la sección habitacional o en la proa, algunos laborando y otros en el sueño inducido, siendo la mayoría de los sobrevivientes, personal de cocina y mantenimiento que nada o muy poco sabían de navegación espacial.

 

  -Impulsores 1 y 2 colocados y listos.

 

Dice Yanco Vilova por medio de un intercomunicador, de 66 años, 180 cms, complexión fornida y cabellos rubios, que era el especialista en propulsión de la nave.

 

  -Puente enterado. –le contesta la capitana.

 

  -Procedemos a colocar los retro impulsores.

 

Dice otro de los astronautas mientras se deslizaban por medio de líneas metálicas, y cables distribuidos estratégicamente por toda la sección giratoria, que les servían de guía para trasladarse de un lugar a otro, minimizando así el riesgo de perderse en el vacío espacial, mientras un grupo de personas los miraban, siguiéndolos a través de pasillos y ventanas de cristal desde el interior de la astronave.

 

  -Retro impulsores instalados y listos, capitana vamos de regreso al puente. –dice otro de los astronautas.

 

  -Puente enterado.

                        

Le contesta Irina suspirando aliviada, y sin dejar de ver las pantallas donde los astronautas regresaban hasta una exclusa, agarrados de líneas metálicas y cables improvisados, la mayoría de los habitantes de la Issledovatel eran de más de 65 años de edad, ya que cuando se embarcaron en ese viaje sin regreso apenas afloraban en los 15 y 16 años, a excepción de 8 de los tripulantes que habían nacido durante el viaje, producto de los noviazgos y amoríos de los tripulantes originales, que resignados ya mentalmente y preparados psicológicamente a la duración del viaje, trataron de llevar una vida normal, esos nacidos en el espacio iban desde los 10 a los 19 años, con excepción de una bebé de apenas 3 años, nacida después del accidente.

 

  -En cuanto regresen nuestros astronautas procedemos. –dice Romelin.

 

  -Por supuesto, esperemos que la adaptación de los impulsores de aire y todo el diseño que son idea de Yanco funcionen. –dice Irina. -Porque prácticamente es la  única manera que tenemos de estabilizar la gravedad, porque no aguantaremos los 40 años de espera de la misión de rescate, si no reparamos el giro gravitatorio.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.