El planeta perdido.

Una extraña transmisión.

Y a poco más de 1250 unidades astronómicas de ahí, en la astronave rusa a la deriva que siempre no estuvo a la deriva; Romelin Cazarov le decía al pequeño Ivek Pablovich, jovencito de apenas 10 años de edad, con todas las características de un niño nacido en Rusia, pero nacido durante el viaje cuyos padres habían fallecido en el accidente, que había sido prácticamente adoptado por Romelin, ya que pasaban la mayor parte del tiempo juntos.

 

  -Ya nada más me falta conectar la vela tío Rommel y encendemos el sintonizador.

 

  -Termina de conectar la vela pero no enciendas el sintonizador hasta que regrese.

 

Le dice Romelin desde fuera de la nave, ya que estaba instalando y conectando un sistema de comunicación improvisado, mientras el pequeño Ivek lo apoyaba hábilmente desde el interior de la nave, mientras veía una vieja pantalla de plasma instalada en la pared de una sala de televisión pública.

 

  -Ha llegado el tiempo de sintonizar. –dice Romelin quitándose el traje espacial. -Espero que tu idea de atrapar mega Hertz con velas solares funcione.

 

  -Funcionará tío, ya te dije que con mi sintonizador logré captar un canal chino por más de un  minuto, pero lo perdí seguramente por culpa de los giros de la nave.

 

  -Pues bien, ya la nave ya no gira porque pudimos estabilizarla.

 

Le dice Romelin mientras el jovencito manipulaba un sintonizador modificado por él mismo, ya que desde mucho antes del accidente, las transmisiones domesticas de la Tierra habían dejado de ser captadas por sus antenas, y después del accidente las habían perdido por completo, y Ivek fascinado con las historias leídas en los libros de cuentos de la cultura humana, ya que la Issledovatel contaba con una biblioteca pública muy bien surtida en todo tipo de lecturas, y de casualidad encontró uno en el cual leyó la historia de las comunicaciones, y fascinado con lo que había significado la televisión para la cultura humana desde principios del siglo XX, decidió encontrar la manera de captar esas transmisiones, que estaba seguro se seguían enviando desde la Tierra y  se perdían en el espacio, aunque ellos mismos ya habían comprobado que entrando a la nube de Oort, las transmisiones domesticas empezaban a degradarse cada vez más mientras más se alejaban, terminando con la teoría y las creencias de que las transmisiones de televisión de la tecnología humana, podrían ser captadas algún día por la civilización de un planeta lejano.

 

  -Te dejaré solo y que tengas suerte con tu experimento, yo me ocuparé del telescopio con tu tío Yanco, ya que los americanos  cada vez están más cerca.

 

  -Todavía tardaran más de 40 años en llegar y otros 40 en llevarnos de regreso. –dice Ivek.

 

  -Alégrate porque deben de venir mucho más rápido, ya nos avisaron del centro espacial ruso que es muy probable que doblen nuestra velocidad de crucero, y por lo tanto ya no tardarán 40 años en llegar.

 

  -Pues espero que podamos ver mucha televisión mientras llegan, espera un momento que ya voy a encender el sintonizador.

 

Dice el jovencito mientras Romelin esperó durante unos minutos, escuchando el silencio del sintonizador que parecía no captar nada, ya que no se escuchaba el clásico sonido de interferencia radial, ni estática y no se movían los señalizadores gráficos en su visualizador.

 

  -Bueno pues te dejo aquí un rato, que tengas suerte y no vayas a quemar la nave.

 

Le dice a quien ni le contestó por estar entretenido con su experimento, y se fue durante varias horas a trabajar en el diseño y adaptación de un telescopio espacial, que esperaban instalar en una parte fija de la nave, ahora que ya le habían instalado un sistema de impulsores de aire, con el cual podían controlar su movimiento.

 

  -¡Ya tengo al canal chino en la pantalla tío!

 

Se escuchó la voz del jovencito ruso en el altavoz, y a los pocos minutos la mayoría de la tripulación se encontraba en la sala de televisión, viendo las escenas de una extraña transmisión en la pantalla, a Ivek y los demás nacidos en la nave les parecía novedoso e interesante, ya que ellos jamás habían visto una transmisión de televisión, pero no a los que habían partido de la tierra, ya que había extraños aspectos en las imágenes que estaban viendo.

 

  -Romelin y Yanco, favor de presentarse a la sala de televisión y multimedia.

 

Les dice la capitana Irina Ipoh con el megáfono y Yanco y Romelin, acudieron pocos minutos después a la sala, pensando en que tendrían que reparar algún desastre provocado por los experimentos del pequeño Ivek, pero no fue así, la imagen en la pantalla era nítida y el sonido era claro, aunque los que hablaban o hacían como que hablaban no se les podía entender, y se sentaron unos minutos a observar hasta que comenzaron las preguntas.

 

  -¿Es una película de ciencia ficción en mandarín? –preguntó Yanco.




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