El Planeta Pilar: Pieza Clave Del Poder

Capítulo 1: Emergencia De Preparación

Universo: Vía láctea

Planeta: Urano

Ubicación: Desconocida

Horario: Momento en que Ginjo hace el ritual con Satanás

 

Hastur y Azathot emergen a través del portal, dándose cuenta que la deidad única y suprema (*) los espera junto con Kijuxe y Madogis, en medio de un gigantesco terreno congelado. Las temperaturas son bastante bajas a comparación de la Tierra, por lo que la mayoría del planeta está compuesto a base de hielo.

La deidad bicolor Chronos/Caelis les está dando la espalda a todos los dioses mientras que reflexiona en silencio; la diosa Cóvniem espera pacientemente, parada al lado de su maestro.

—Gran majestad —expresa Hastur, mientras que él, su hermano y sus dos mejores amigos se arrodillan.

—Recuerden que ya no soy su majestad; Cóvniem (*) es su nueva reina. Ahora yo soy el vasallo de ella —expresa la deidad única y suprema con seriedad, señalando a la mujer presente.

Es una mujer humana de buen cuerpo; esbelta y muy hermosa. Usa un vestido de doncella medieval con muchos adornos, ajustado de la cintura para arriba y sin mangas; el escote es tipo “palabra de honor”. Tiene un par de hombreras, una de plata y otra de oro, de las cuales cuelga una capa. Las telas finas del vestido, que al parecer son de seda o de terciopelo, no tienen un color fijo; constantemente cambian de violeta a un azul oscuro, luego a un verde, luego a un café oscuro, a un rojo y por último a un rosa, regresando al violeta del principio. Este lentísimo ciclo nunca acaba.

Un detalle extra, es que en toda la capa se pueden apreciar parte de las estrellas y planetas que existen en todos los universos. La cabeza y cabello largo de la diosa están cubiertos por un velo, el cual también muestra esa impresionante vista de un cosmos desconocido; el velo y la capa actúan como una pantalla muy delgada, porque la panorámica de mundos y estrellas se mueve lentamente todo el tiempo. No usa calzado; está descalza.

La piel de la deidad es de color morena oscura, mientras que su cabello lacio y largo es color rubio cenizo claro. Los ojos son especiales, porque son los que revelan su verdadera naturaleza bio-androide interna. Sus escleróticas son negras, mientras que sus iris (que son claramente obturadores de una cámara) son de color jaspe rojo brillantes; las pupilas son blancas, las cuales son en realidad una diminuta cámara.

—Lo siento… señor Chronos/Caelis, pero hace milenios que usted es el encargado del espacio-tiempo. Cóvniem acaba de recibir su puesto; tardaremos en acostumbrarnos para llamarlo por su nuevo título —comenta Azathot muy apenado.

—Pero… todavía no estoy lista. Apenas me acaba de enseñar todo acerca del salón de almas. Todavía no soy la reina de Azathot y Hastur —contradice la diosa Cóvniem con nerviosismo.

—Ya hicimos el nombramiento en la gran biblioteca, justo después de haber salvado al planeta pilar; además, nunca estarás lista si no afrontas retos como este; así fue como yo aprendí —comenta Chronos/Caelis notándose alegría en su voz.

—Se puede sentir que el aura de Ginjo se torna cada vez más poderosa. Desde antes ya era una amenaza para la mayoría de los universos; pero ahora todos los cosmos están en peligro… incluyendo el más importante de todos —expresa Kijuxe muy alarmado, interrumpiendo la conversación entre los dos encargados principales de la continuidad del espacio y tiempo.

—Llegó el momento tal como antes les había dicho —anuncia la deidad única y suprema con seriedad, volteando hacia ellos; luego, voltea con la diosa presente—. Reina Cóvniem, ¿Cuáles son las mejores tácticas en estas situaciones?

La diosa se queda meditativa por unos momentos, para luego dirigirse con los otros seres divinos.

—¡Todos prepárense para defender a los demás universos de su gran locura! —exclama ella enérgicamente mientras avanza entre los presentes—. Quiero que ustedes vayan y avisen a todos sus mejores hombres y criaturas para que estén preparados para la guerra contra Ginjo —ordena ella con severidad.

—Diosa Cóv… Quiero decir, majestad Cóvniem. Nosotros acabamos de avisarle al universo Mistral de esa futura amenaza; seguiremos esparciendo la alarma en otros universos —asevera Hastur.

—Nosotros viajaremos al planeta pilar. El protector David Ricardo (*) y sus demás compañeros serán una ayuda excepcional; les avisaremos para que se vayan preparando —comenta Madogis; la diosa Cóvniem afirma con su cabeza.

«Es una muy buenísima idea, pero cuando lo visiten, usen su nombre verdadero: Carlos Alberto».

Es lo que dice una voz omnipresente que escuchan los dioses reunidos.

Todos se sorprenden por esta interrupción, buscando a ese ser en el cielo; varios segundos después, dos dioses reconocen esa voz.

—¿Guardián sagrado? ¿Es usted? —inquiere Kijuxe en voz alta.

«Soy la versión del pasado del protector sagrado. Estoy en la zona uno punto cinco, varias décadas antes de la época en que viven ustedes. Mi versión del futuro ya ayudó a salvar la tierra de la diosa dracónida Rei, pero usó el nombre falso que inventé: David Ricardo.  Ahora hay que prevenir un nuevo desastre, por lo que tienen que usar mi nombre verdadero. Eso es todo lo que quería decirles. Hasta luego».  

Los seres divinos se quedan en silencio, esperando que el ser creador supremo definitivo del Sur vuelva a comunicarse, pero nada sucede.

Cuando la atención vuelve a la reunión, todos se dan cuenta que Cóvniem ha cerrado sus ojos, tocando su frente con las puntas de sus dedos de las manos.

—¿Qué ocurre, su majestad? —le pregunta preocupado la deidad bicolor Chronos/Caelis.

—Los dioses más malévolos y peligrosos de todos los universos han desaparecido por medio de un gran portal; de seguro esto fue obra del supremo creador definitivo del Norte —informa Cóvniem al tanto que baja sus manos y abre los ojos; se queda callada por unos momentos, para después seguir hablando—. El problema es que Ginjo ha asesinado por completo a todos los participantes restantes del universo Nyberg.




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