El siguiente escenario va a comenzar dentro de poco tiempo.
Todos los demonios se han dado cuenta que Bolt-Ra representa un grandísimo desafío. Algunos han decidido desertar de la forma más valiente; aunque, pensándolo bien, han sido considerados como unos insignificantes que no servirán en la guerra, en dado caso de que surja una contra el ejército celestial.
Los apodos no tardan en identificar a estos tipos de demonios mientras avanza el tiempo.
—¡En este momento inicia un nuevo enfrentamiento: Melraim, líder del grupo “El Limbo”, se enfrentará contra Joe! —anuncia el presentador.
Los espectadores guardan silencio, esperando buenos resultados.
En uno de los pasillos aparece un demonio tipo zombie; solo tiene puesto un simple taparrabos. Al igual que la apariencia de los de su especie, su cuerpo está demasiado deshidratado y en estado de descomposición; aunque su pelo largo de color oscuro está en buen estado. No tiene ojos, dejando sus cuencas vacías.
—¡Vamos Joe! —gritan varios demonios tipo esqueleto, animando a su compañero.
Por el otro pasillo aparece Melraim (*) muy concentrado, solo enfocándose en subir al ring y vencer a Joe.
—Melraim, dicen que es un excelente luchador gracias al medallón que posee —susurra Monlix (**) mientras observa el encuentro.
—Es un excelente candidato, excelente —opina Satanás observando muy sonriente a ese peleador.
—Perfecta aclaración su grandeza —comenta un demonio que lo acompaña, entre que ambos oponentes se preparan.
—¡Que inicie el combate! —exclama el presentador, para después desviar su mirada hacia una sensual chica y besarla.
Joe se abalanza contra Melraim; muy contrario a lo que uno pensaría, ese zombie es muy ágil, lanzando un potente derechazo, pero extrañamente impacta contra una barrera mágica invisible.
—¡Pero… —grita confundido Joe.
En un segundo se aleja de su oponente, pero comienza a sangrar de su boca; el impacto ha sido tan brutal, que se ha lastimado él mismo.
—Nada mal, nada mal, pero… —expresa Melraim, mostrando su medallón que tenía escondido, dirigiéndolo contra su adversario.
De esa alhaja especial emerge un ataque mágico sin la necesidad de pronunciar alguna palabra; es una bola de fuego. Ese proyectil llameante impacta contra el pugilista, lanzándolo fuera de la plataforma en solo segundos. Joe logra levantarse después de ese ataque, pero está completamente adolorido y herido. Todavía tiene las energías para seguir, a sabiendas de que le espera una batalla difícil.
—¡Tenemos a un vencedor! ¡Melraim, el dueño del medallón maldito! —anuncia el presentador, justo cuando el zombie Joe está por subirse al ring.
—¡Pero, todavía puedo continuar! —asegura furioso el peleador descalificado.
—Tranquilo Joe. Haz hecho un excelente trabajo y nuestro soberano te va a necesitar en el futuro. Hoy no es tu tiempo para ser un gran guerrero —le consuela Melraim al tanto que se retira del lugar, dejando atrás a un zombie enojado.
—Así que tenemos a un fuerte miembro en nuestras filas; ese medallón me encanta bastante —dice Satanás muy feliz.
—Gran maestro, ¿Qué hacemos con Joe? —pregunta Lucifer seriamente.
—Hagan lo que quieran con él —responde Satanás; en respuesta, el pupilo sonríe de una manera malévola.
—Excelente —dice Lucifer mientras se aleja del lugar.
Todavía molesto por su injusta descalificación, Joe camina por el pasillo, alejándose del ring y de la vista de los espectadores. Por el pasillo contrario, Melraim se acerca con sus compañeros de equipo, quienes están alegres y emocionados.
—¡Nada mal! —grita Exa.
—Fue un oponente bastante sencillo —asevera Melraim igual de feliz.
Entre que los compañeros platican, Joe sigue avanzando por el pasillo oscuro.
Una derrota para muchos solo es uno de los tantos pasos que se da en la vida; pero en un evento de esta magnitud... es el último que se dará.
El zombie Joe dirige su mirada hacia enfrente, percatándose que Lucifer se acerca muy sonriente; es acompañado por cinco demonios especiales. Cada uno tiene un cuerpo bastante corpulento; en algunas partes de su cuerpo, están cubiertos por púas de metal. No son accesorios; esas mismas púas crecen naturalmente en su piel. Sus ojos son completamente de color negro. Algunos tienen poco pelo, pero otros simplemente están calvos; muy parecidos a la raza de los humanos. Demonios bastante poderosos que están al servicio de Lucifer o algún demonio de rango mayor.
—¡Joe, Joe! —grita Lucifer bastante alegre, añadiendo—. No sé si lo notaste, pero… acabas de perder.
—Es normal, pero después seré más poderoso —dice Joe; Lucifer niega con su cabeza.
—Sabes Joe, nuestra gran majestad se acaba de dar cuenta que tú eres un gran estorbo en nuestro ejército. Es por eso que me envió a mí para eliminarte —informa Lucifer al tanto que Joe retrocede, mostrando su enojo.
—¡¿Y Belfegor?! ¡Él también perdió! ¡Esto es algo bastante injusto!
Poco a poco, los verdugos se acercan con su víctima.
—Pero él es un demonio de clase alta; muy diferente a ti. Será bastante sencillo castigarte.
Sin dejarle reaccionar, uno de los demonios se acerca hacia Joe, sujetándolo de su mano derecha; el zombie se defiende dando un fuerte puñetazo con su otra mano, pero no logra hacerle mucho daño a su enemigo. Ni siquiera le hizo cosquillas.
—¡Nooo! ¡Maldito! —grita Joe sin dejar de golpear al demonio que lo ha capturado; los otros compinches y Lucifer no se mueven, disfrutando de la escena cómica (para ellos)—. ¡Juro que me las vas a pagar! —asevera el zombie muy furioso.
—Jajajaja. ¿Y cómo piensas hacerlo? —inquiere Lucifer en tono burlón, añadiendo—. Tú ya no existes en este momen…
El ángel caído se queda callado de golpe, notando que otro participante se está acercando. Se trata de Paythius Imperatore; combinando perfectamente con su apariencia, su rostro muestra una gran sonrisa.