Capítulo 9: Aviso A Todos

Universo: Desconocido

Ubicación: Desconocida

La deidad única y suprema observa el cielo mientras avanza el tiempo.

Sabe que se está llevando un evento bastante importante en el planeta Eris, pero simplemente está esperando la señal por parte de Paythius Imperatore. Una estrategia bastante arriesgada; pero si él llega a cumplir con su palabra, podrán capturar a Bolt-Ra, el dios de todos los dragones.

Está rodeado por arenas color negro brillante; una playa negra, con el mar azul en las cercanías. Un paisaje peculiar y único que se encuentra en el planeta Tierra… pero no se encuentra en ese astro. En el cielo se puede apreciar un gran cinturón de  asteroides que se mueve continuamente.

Un portal se abre, apareciendo los dos hijos de Chronos/Caelis: Hastur y Azathot.

—Gran majestad, los ejércitos están prep… —expresa Hastur, pero es interrumpido por una voz omnipresente.

«Ya cumplí con mi parte. Pueden venir por él».

Es la voz de Paythius, sorprendiendo a los dos dioses encargados de la biblioteca del tiempo-espacio.

—Perfecto. Él ha cumplido con su parte —celebra la deidad única, volteando con los dos hermanos presentes—. ¡Comiencen con el plan! —ordena el ser viviente dual.

—Sí, ¡Sí, su majestad! —gritan Azathot y Hastur al unísono.

Nuevamente invocan otro portal, desapareciendo tan rápido como llegaron.

—¿Qué habrá hecho Paythius para poder acercarse con Bolt-Ra? —se pregunta a sí misma la deidad única y suprema, terminando con un comentario—. Si todo sale bien, Bolt-Ra será un estorbo menos en nuestras vidas.

Aprovechando el momento, Chronos/Caelis empieza a recorrer la playa

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Universo: Eifell

Ubicación: Biblioteca Espacio Tiempo

—¡Lo ha logrado! ¡Ese payaso ha logrado preparar todo para la captura de Bolt-Ra! —grita Hastur.

Él y su hermano están corriendo por un gran pasillo.

—Bolt-Ra, el dios de los dragones más poderoso y temido de muchos cosmos. Él ha exterminado a muchos universos sin importarle llamar la atención de Yahvé (*) o Satanás (*); considerado como una grandísima amenaza por su aterradora fuerza. Un enemigo que prefiero tener encerrado a que esté libremente causando destrozos —comenta Azathot.

Ambos dioses llegan al final de ese pasillo, abriendo las puertas de una habitación de medidas exageradas; en ese lugar están esperando miles de ejércitos de tipo octopus, minotauros y algunos ángeles divinos, quienes están acompañados por algunos arcángeles importantes.

Todos los ejércitos están usando armaduras de placas doradas y brillantes: sobrevesta, casco, quijote, guardabrazos, brazal, guantelete, cota de malla, greba, codal y escarpe. De armas portan un gran escudo en forma de diamante y una gran espada; ambas herramientas bélicas están adornadas con diferentes tipos de piedras preciosas: amatista y esmeralda entre otras. Todas las armaduras están adaptadas al tipo de cuerpo de las más de quinientas mil criaturas y ángeles.

—Hastur, Azathot. Llegan a tiempo —comenta el arcángel Miguel con una expresión seria.

—¡El objetivo principal es capturar a Bolt-Ra por su aterrador poder; pero no se confíen y capturen a todos los que observen sin tener miedo! —grita otro arcángel a lo lejos, pero no es Rafael.

—¡Utilicen la soga divina, aceite y las cadenas especiales para que ellos no escapen! ¡Atrapen a todo aquel que se encuentre en ese lugar! —exclama el arcángel Miguel.

—¡Sí, señor! —gritan todos al unísono.

Todos se preparan para el momento ideal, esperando la señal de alguien especial.