Universo: Universo Pilar
Ubicación: Planeta Eris
Año: 2000 A.C.
Regresamos al gran torneo que está celebrando Satanás, el cual está a punto de finalizar.
Miles de competidores han estado luchando fuertemente entre sí por el derecho de ser reconocidos como dioses malévolos; lamentablemente para todos, Bolt-Ra nunca ha perdido… pero él no es el único que lleva una excelente racha de victorias.
“El Limbo”, “Pizerg”, un grupo conformado por un vaquero del viejo Oeste que oculta su rostro con una careta y un sombrero, ambos elementos de color negro, acompañado de seis chicas; hasta el momento no se sabe el nombre del equipo, porque no se lo han dicho a nadie. Por último, el payaso Paythius Imperatore. Todos ellos no han perdido ni siquiera un round.
Ahora es el turno de Paythius Imperatore y el grupo liderado por el forajido negro.
El arlequín camina hacia el final de uno de los pasillos, ansioso por comenzar; al llegar al final, contempla a todos los integrantes del equipo contrario, quienes se están organizando a lo lejos. Ellos saben que tienen la opción de atacar en grupo o uno por uno.
Desde lejos, cerca de las gradas, Lius observa a Paythius seriamente; todos están enfocados en ese torneo, lo más seguro porque ya va a terminar. Al notar que todos están distraídos, Lius decide apartarse por unos momentos de su grupo; simplemente dirige su mirada hacia Rudba, Nockmon y Anraii, avisándoles en voz baja que se ausentará por unos momentos. Sus amigos le prestan la más mínima atención, esperando impacientemente a que los nombren; aparte, cualquier cosa puede suceder en este torneo.
—¡Excelente queridas escorias! ¡Han pasado varias horas de intensas emociones, pero estamos ante el final de todo este evento! —suena el grito del presentador, añadiendo—. ¡Los siguientes contrincantes está conformado por “el equipo de Élmer”! ¡Espero que su forma de pelear sea mejor que su creatividad; ese nombre es ridículo!
Entre algunas risas del público, el forajido negro, Ókinam, Réum Slee, Rebeca, Aleryd, Sophi, y Aris se encaminan hacia el ring del lugar. Al llegar al lugar, el forajido negro se sube al ring, entregándole un papel al presentador; luego se baja, esperando junto con sus compañeras.
El demonio revisa el recado, realizando un nuevo anuncio.
—¡Oh! ¡Al parecer el nombre anterior era falso; los rumores que había escuchado no eran tan ciertos! ¡El verdadero nombre del equipo, es “la hermandad Doppel de la oscuridad”!
El presentador se queda callado por unos segundos, escuchando los aplausos del público.
—¡Y por el otro lado se encuentra el dios de la sangre fresca, Paythius Imperatore! —anuncia el presentador.
Habiendo escuchado su nombre, el payaso sale de la oscuridad del pasillo, encaminándose a la plataforma.
A lo lejos Lius da un gran respiro de alivio, ya que su equipo no ha sido nombrado. Sigue moviéndose entre los pasillos, buscando una habitación en específico; un… “amigo” le ha pedido un favor especial, así que tiene que ser rápido.
Lius sigue buscando, hasta que se encuentra con una insignificante criatura de tipo dracónico: un dragón antropomorfo de solo dos metros y diez centímetros de alto; sus escamas son negras en la retaguardia y blancas por el frente. Solo está vestido con un pantalón y una gabardina abierta, dejando su pecho al descubierto; ambas prendas son góticas, de cuero y de color negro. En la cabeza usa otro accesorio inusual: un sombrero negro que está decorado con dientes de cocodrilo. Ese dragón está caminando con mucho cuidado. El demonio Lius se detiene para observar a ese ser insignificante; pero en esos momentos es descubierto por aquella bestia antropomorfa, mostrando que tiene mucho miedo. Lius se da cuenta de que no es nadie importante, así que sigue avanzando y pasa de largo.
Tal vez no sea importante ahora, pero ese dragón antropomorfo va a ser conocido como un futuro consejero de un supremo creador definitivo.
De vuelta a las gradas alrededor del ring circular, miles de demonios comienzan a gritar y a quejarse contra uno de los participantes.
—¡Paythius Imperatore! ¡Maldito bastardo! —grita enojado un desconocido, al igual que el resto de sus parias.
El bufón los ignora por completo, esperando a que empiece el combate.
—¿Es justo este evento? —inquiere Sophi, una de las chicas que acompaña a Elmer; ella tiene dieciocho años y está usando ropa steampunk. Su favorita.
—¡No nos han prohibido nada! —grita Elmer Homero, invocando parte de su armamento: treinta cadenas vivientes que emergen de su cuerpo; los eslabones metálicos de esas cadenas son color rojo escarlata marmoleadas con oro puro. Un metal fuera de lo común.
Algunas chicas preparan sus hechizos, pero Paythius Imperatore se mantiene más que tranquilo. Tal parece que ellos no son lo suficiente fuertes.
—¡Ustedes pueden contra él! —exclama un demonio que apoya a la hermandad.
—¡Derroten al maldito payaso! —grita un minotauro a lo lejos.
—¡Comiencen! —grita el presentador al tanto que levanta una mano.
El primero en atacar es el forajido negro, avanzando rápidamente hacia adelante. Invoca dos revólveres en sus manos con ayuda de un aura rojiza-dorada, disparándole a su oponente; aparte de que las cadenas vivientes también atacan al objetivo. Extrañamente, el cuerpo de Paythius comienza a brillar. Las miles de balas impactan sobre el payaso, al igual que unos picos al final de las cadenas… pero no provocan ningún daño. Élmer se da cuenta que el cuerpo del payaso actúa como un maniquí de plástico; hasta incluso suelta sonidos graciosos cada vez que recibe un golpe.
Todas las chicas deciden apoyar a su compañero, invocando cada una sus mejores hechizos y armas especiales contra el payaso. A pesar de que no fallan ningún ataque, el cuerpo de Paythius sigue inmutable.