El Planeta Pilar: Pieza Clave Del Poder

Capítulo 33: La muerte de Belfegor, uno de los generales de alto rango.

Universo: Desconocido

Ubicación: Desconocida

 

En el espacio sideral perteneciente a un universo desconocido, se encuentra el perezoso de Belfegor recostado sobre un meteorito, simplemente disfrutando de este paisaje tan peculiar, e ignorando las llamadas de auxilio por parte de sus demás compañeros demonios desde otros universos.

A su parecer, es bastante extraño no haber recibido un mensaje por parte de su líder hasta el momento; no ha recibido ninguno por un  buen tiempo. Solamente sabe que Ginjo posee el poder de Satanás y es el dios más poderoso de todos los dioses malévolos.

—Bastante cansado —dice Belfegor tranquilamente, dirigiendo su mirada hacia su alrededor.

En un punto distante, a kilómetros del meteorito, se abre un portal en solo segundos; de ese túnel interdimensional, sale flotando un misterioso humano. El demonio se queda asombrado por este acontecimiento tan inusual.

—¡Bingo! ¡Acabo de encontrarme con un premio mayor! —Festeja Belfegor feliz.

Se levanta y alza el vuelo rápidamente, dirigiéndose directamente hacia la visita inesperada e interponiéndose en su camino; al parecer, sabe de quién se trata.

El hombre humano está usando un conjunto de hechicero: pantalones negros, botas de piel puntiagudas de color café (aunque, ese tipo de piel es totalmente desconocida), un cinturón de piel grande de color negro combinado con café, y una túnica pequeña de color negra que le llega hasta el abdomen, decorada con diferentes tipos de símbolos misteriosos grabados. También tiene puesta una camiseta color blanca con mangas largas, igualmente grabada con diferentes símbolos color dorado; guantes gruesos de piel de color negro cubren sus manos. Su pelo es corto y de color negro; tiene ojos de color marrón. Es musculoso, pero esa cualidad es tapada por sus ropas; sobre su cabeza se acomoda un sombrero en forma de triángulo, doblado hasta el final del pico y es de color negro; el accesorio está decorado con diferentes piedras preciosas y un pequeño cadáver de dragón. De su cuerpo emana un aura de color oscuro que se desvanece a los pocos segundos.

Belfegor sonríe, mientras que comienza a babear de forma exagerada.

—¡Premio mayor, jajajaj! —grita el demonio, llamando la atención del humano. Es Tsubaki, un ser creador supremo definitivo.

—Uhmmnn. Un maldito estorbo en el momento en que necesitan mi ayuda —dice Tsubaki con seriedad.

—Jajaja. ¡Realmente me van a recompensar si llego a comunicarles a todos que he capturado a Tsubaki! —exclama Belfegor, preparándose para atacar a su oponente.

—No tengo tiempo para perder con insignificantes criaturas.

—¡Eso ya lo veremos! —expresa Belfegor.

Invoca una gran red para capturar a su objetivo; por su parte, el cuerpo de Tsubaki sigue desprendiendo esa aura oscura, pero también aparecen tres objetos enigmáticos: son cuadrados de color gris(*).

—¡No tengo tiempo! —grita Tsubaki, generando un nuevo portal para poder escapar; Belfegor aprovecha la oportunidad, decidiendo acercarse velozmente para atacarlo.

El demonio le propina un fuerte puñetazo directo a la mejilla izquierda de Tsubaki, enviándolo hacia otra dirección y alejándolo de la grieta dimensional.

—¡Jajajaja! ¡Bastante fácil, bastante fácil! —comenta Belfegor con alegría; usa sus dos alas que invocó anteriormente para llegar más rápido con el humano, quien ahora está enojado.

El general ataca de nuevo, ahora lanzando una fuerte patada contra el abdomen de Tsubaki; el cuerpo del ser creador sale flotando hacia otra dirección. No ha logrado evitar el ataque o protegerse.

—¡Maldito! —grita el humano, antes de que Belfegor ataque por tercera ocasión.

Ahora Tsubaki es arrastrado cuando su enemigo lo embiste con todo su cuerpo; el recorrido turbulento del humano terrestre acaba repentinamente, cuando el ser completo de Tsubaki choca de manera impresionante contra la superficie de un pequeño planeta, levantando demasiado polvo y tierra. Belfegor sabe que la superficie del pequeño planeta, está conformado por miles de piedras rocosas de color gris amarillento.

Nuevamente, el general demonio trata de usar su red especial para capturar al premio mayor entre la polvareda, pero se da cuenta que Tsubaki sale volando directo hacia el cielo.

—Pero… —susurra perplejo Belfegor.

—Estoy un poco sorprendido… —comenta Tsubaki en tono burlón, volteando a ver a Belfegor mientras que sus ojos se tornan morados brillantes; se puede apreciar un triángulo brillante en las iris, el cual se mueve continuamente—.  ¡Pero llegó la hora de demostrarte mi verdadero poder! —exclama el humano.

Tsubaki invoca en su mano derecha un fuego rojizo oscuro que cambia a un blanco verdoso muy brillante, para luego regresar al rojo oscuro; este ciclo se repite de forma continua, mientras que los objetos misteriosos que flotan alrededor de su cuerpo cambian a un color morado, moviéndose atrás de su espalda, convirtiéndose en quince alas puntiagudas forjadas con un metal desconocido; las alas no se unen a su cuerpo, pero le ayudan a volar mejor.

«¡Maldita sea! Está enfadado y la red no sirvió. Ese aspecto es descomunal », piensa sorprendido Belfegor, dándose cuenta que Tsubaki dirige su mano hacia él.

—¡Muere! —grita el humano al tanto que dispara un haz de energía, pero Belfegor esquiva dicho ataque.

—¡Ufff! ¡Casi! —exclama Belfegor con alivio.

Escapa del lugar mientras que un planeta explota, pero su abdomen es perforado. Al sentir ese malestar en su cuerpo y mirar hacia abajo, el demonio se da cuenta que un ala por parte de su enemigo lo ha perforado; tal parece que esas alas se mueven libremente como tentáculos.

—Es… —balbucea Belfegor, siendo arrastrado por el ala de Tsubaki hacia el pequeño planeta gris amarillento anterior.

Durante el trayecto, el ala del ser creador supremo definitivo comienza por absorber su energía vital. Segundos después, el cuerpo de Belfegor golpea el suelo de forma brutal, levantando una segunda polvareda.




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