Universo: Vía Láctea
Planeta: Tierra cuatrocientos treinta y uno punto cero. (Tierra falsa)
Lugar: San Pedro Cholula, Puebla, México
(Minutos antes de las explosiones en la torre de la discordia)
Una parte de los soldados provenientes de otro cosmos se han acomodado en el cerro y en la iglesia de la cima, obteniendo una vista más que magnifica de los alrededores; el resto de gran contingente se han acomodado en un perímetro de varios metros a la redonda, ocupando los techos de los edificios cercanos y el interior de los mismos, permaneciendo cerca de las ventanas que dan a las calles.
El guardián Carlos Alberto ha invocado a miles y miles de golems de hielo y tierra, los cuales están bendecidos con su energía peculiar. Él, sus ayudantes y los hechiceros más fuertes de Mistral se encuentran reunidos en la plaza central del pueblo, también conocida como la plaza de la concordia; los amigos de antaño junto con otros familiares y conocidos siguen platicando mientras descansan adentro de un kiosko en el centro de la plaza.
—¿Que tanto tiempo has estado casada con Lindalë? —le pregunta Lucy a Berenice; junto a ella se encuentran Nathalie, Ritta y otras amigas de la sacerdotisa. Junto a Bere se encuentra Akuris.
—Muchos años; le calculo más de veinte o treinta. Algo… misterioso ocurrió cuando Carlos se quedó a proteger a Rómgednar hace dieciséis años terrestres. Nuestros cuerpos envejecen lentamente; me refiero a mí, mis compañeros y los ayudantes de Albert Cathal.
»Incluso ya tengo un par de hijas con Lindalë; unas jóvenes de veintidós años.
—Lo más seguro adoptadas —comenta Lucy.
—De hecho son hijas de sangre; también tuve dos hijos con Akuris: un varón y una hembra —aclara Berenice al tanto que sujeta delicadamente la mano de su amante súcubo.
Instantáneamente Lucy y sus compañeras muestran un rostro perplejo.
—Pero las dos son… son… son hembras; ¿cómo lo hicieron? —inquiere Ritta muy confundida.
—Es propio de mi etnia; realizamos un ritual especial para poder realizar tal hazaña —explica Ariadna con tranquilidad.
Abajo y junto a ese kiosko, sentados y parados alrededor de una banca verde de hierro forjado, Filip y otros compañeros están reunidos con el guardián Carlos Alberto y unos cuantos de sus ayudantes.
—¿Y dónde está el romaní Cathal? —inquiere Filip.
—Está en su planeta y universo natal, Yev-Lirn se fue junto con él; no sé si todavía estén vivos —explica el humano un tanto desanimado.
—Dos de sus ayudantes están atrapados en… otro universo; aunque, mi compañero Nhómn ya está muy enfermo para poder pelear —añade Driedrich con el mismo sentimiento.
Hay un par de segundos de silencio.
—Entonces, ¿Cuál será el plan para rescatar a esa tal Lindalë? —inquiere Alexander.
—Pero esposo, nadie sabe dónde se encuentra ese universo Nyberg o conoce esa torre —le dice su esposa Annerose.
—Yo conozco ambos lugares —menciona el guardián sagrado tranquilamente, agregando—. Mi familiar Tsubaki me los mostró años atrás.
Con varios ademanes de sus brazos y manos, hace aparecer una mesa de hielo justo al frente de la banca donde está sentado; en segundos, ese hielo se transmuta en madera lijada y barnizada; repitiendo el mismo truco, transmuta arena del suelo en varios mapas y planos de la torre de la discordia.
—De seguro la han enviado a las mazmorras, las cuales se encuentran en el piso ocho; cuatro pisos antes de llegar a la cima y a la recamara principal —supone Carlos al tanto que señala el plano correspondiente.
Todos ven los mapas poniendo atención a los detalles.
—Lo mejor en esta situación es una “operación relámpago”, más que nada por el espacio relativamente pequeño —opina el comandante Francisco en voz alta.
—¿Operación relámpago? —pregunta Ayato bastante confundido.
—Entrar y salir lo más rápido posible; sin distraernos en pelear contra los guardias o los otros enemigos —explica el militar mexicano.
—Una manera aburrida de realizar un rescate —comenta Anatema
—Eso será muy difícil por la misma arquitectura del edificio; es una torre. No importa desde que punto ataquemos; nos descubrirán y darán la alarma, aún si Carlos abre un portal en las mismas mazmorras. Recuerda que nuestras enemigas y ese Lozkar están reunidas de nuevo —contradice el científico Friedrich con seriedad, agregando—. Tendremos una corta batalla aunque no queramos… a menos de que alguien realice una distracción mientras que salvamos a Lindalë.
—Nosotras podremos darles tiempo —se ofrecen las hermanas Zeroko, Angelique y Reiko.
Ellas y otros compañeros estaban platicando con Berenice y Akuris, pero al darse cuenta de que se estaban coordinando, han decidido acercarse.
—Gracias por ofrecerse, aunque habrá que tener contados a los voluntarios; igualmente si vamos demasiados, nos arriesgaremos a perder uno o a varios. Aparte, no solo debe de ser alguien poderoso; si no que sepa distraer de verdad —comenta el doctor con seriedad.
—En ese caso, il mio assistente ed io —menciona alegre Fiorello al tanto que abraza al hechicero Carlitos.
—¿Tú? ¿Y por qué tú, draghetto? Nos estorbarás en lugar de ayudar —opina Lucy con su sonrisa burlona.
Evangelos no dice nada, tratando de ignorarla; su colega Abihu Édznah habla en su defensa.
—No conoces a Toribio, sacerdotisa de Arasius. Ese tío es un verdadero experto en distraerte, especialmente cuando Ricardito le ayuda.
—Ese payaso me las va a pagar; las bufonadas son mi fortaleza. Nosotros dos mantendremos a ese arlequín ocupado —asevera Fiorello con seriedad.
—Ahora a seleccionar a los integrantes del grupo de rescate; es mejor ir un grupo de siete a catorce integrantes, para mantener ocupada a las seis hermanas Doppel y a Lozkar. Fiorello y Enmaru ya se ofrecieron para mantener a ese nuevo enemigo ocupado.