Universo: La zona oscura uno punto cinco.
Entre que hay varios eventos importantes en otras galaxias, un portal se abre en esta amplia prisión. El carcelero Lucifer emerge de la grierta dimensional, visitando a una parte de los reos bajo su cuidado.
—Esa presencia se sintió por estos rumbos —susurra el dios regente, contemplando con seriedad los diferentes astros-celdas.
Al tanto que flota entre los planetas, el portal que invocó se cierra.
—Así que tenemos visita —expresa un hombre desconocido; una entre varias que se empiezan a escuchar.
—¡Bah! Solo vine a perder mi tiempo a este lugar —comenta Lucifer en voz alta mientras invoca una pequeña esfera color negro en su mano derecha.
El dios humano de pelo largo observa de cerca ese orbe, el cual le muestra un suceso importante. Ginjo y sus compañeros están llegando al planeta falso de la Tierra; sin duda todos ellos están muy enojados.
—Al fin, la conquista del planeta más importante va a comenzar; de seguro el odioso de Yahvé y todos los demás van a querer evitarlo. Será mejor volver —dice Lucifer invocando otro portal, pero una voz conocida lo detiene.
«Odio cooperar contigo, pero debemos de hacerlo. Trata de averiguar cuáles son sus verdaderas intenciones y déjala que cumpla con su objetivo», menciona Satanás dentro de la mente de Lucifer (*).
—¡¿Qué… —exclama Lucifer bastante confundido, buscando por todos lados a su mentor.
«¡No! Si tu mueres, el orden de todos los universos se van a alterar por completo, no pue…», ahora es la voz de Yahvé la que retumba en su cabeza, pero Satanás lo interrunpe de golpe.
«¡Al carajo! ¡Ya está cerca de ella!».
—¿Ella? —pregunta Lucifer todavía perplejo.
—Miren a uno de los dioses más poderosos y malévolos de todos los universos; completamente estupefacto y con una mirada de incompetente —expresa una mujer, seguida de varias risas misteriosas.
«No entiendo lo que está sucediendo; ¿porqué escuché a Satanás hablar con Yahvé?»,medita Lucifer en silencio, no tomando en cuenta los comentarios de los prisioneros.
—¡Jajajaja! ¡No sabe que hacer ese inútil! —dice Bolt-Ra a lo lejos, llamando la atención del dios menor.
Lucifer se dirige a la celda correcta, enojado por ese comentario.
—Ese astro-celda… ¡Tenía que ser el draconiano incompetente que está encadenado por completo! —expresa el dios regente muy sonriente.
Invoca un par de alas escarlatas a la par que desciende a la superficie del planeta. No tarda en descubrir una espesa humareda negra que cubre la celda especial.
—¡Bolt-Ra! —grita Lucifer entre que camina hacia la única mazmorra que existe en este lugar—. De seguro estás desesperado por escapar, pero la deidad única y todos los demás dioses te encarcelaron con ayuda de Yahvé.
Sigue acercándose hacia los barrotes, confiado de que el draconiano está fuertemente inmovilizado; de un segundo al otro, todo su cuerpo logra sentir que Ginjo está luchando en la Tierra falsa.
Un parpadeo después empieza a tener visiones; se aleja de la celda y cierra los ojos para apreciar mejor esas posibles profecías.
Primero observa a Satanás que está parado enfrente de una chica misteriosa con ropas extrañas.
«¡Maldito!»,grita la chica mientras que Satanás se abalanza contra ella.
Reaccionando rápido la mujer invoca un revolver, apuntando en un milisegundo directamente contra su maestro (**).
Siendo el único espectador por el momento, Lucifer contempla el asesinato de Satanás; un fuerte miedo lo invade desde los pies hasta la cabeza.
Aprovechando la oportunidad perfecta, una mano humana color morena oscura emerge a través del humo y los barrotes, sujetando el cuello del dios distraido.
—¡Pe… ¡Aggg! —es lo que alcanza a musitar Lucifer al tanto que abre los ojos; segundos después, todos los barrotes se rompen en cientos de pedazos.
—Jejejeje, ¿Te quedas dormido junto a una celda? Eres un inútil bueno para nada —comenta Bolt-Ra de forma burlona, caminando afuera de su celda sin soltar el cuello de su víctima.
A pesar de haber abierto los ojos, Lucifer sigue teniendo esa visión nefasta; de hecho, puede ver que esa chica misteriosa voltea su mirada hacia él, sonriéndole malvadamente.
—Es imposible. Es… ¡imposible! —grita Lucifer.
—Al fin esta celda ya no estorba —expresa Bolt-Ra, llamando la atención de un Lucifer asustado.
Bolt-Ra acaba de evolucionar. El dracónido ahora tiene cuerpo humano de piel morena oscura; tiene cabello, lacio y corto color negro; lo tiene despeinado, provocando que la parte del frente cubra sus ojos. En la cabeza sobresalen un par de cuernos puntiagudos que apuntan hacia arriba. En su cuello hay un símbolo misterioso de color dorado, el cual baja hasta su pecho.
—Es imposible, es… —menciona Lucifer, pero su enemigo le aprieta el cuello, impidiendo que siga hablando.
—Recuerdo que antes eras considerado como uno de los más importantes, pero ahora solo eres un simple demonio para mí, ¿será porque poseo el poder de los dioses más poderosos? —se pregunta Bolt-Ra a sí mismo con soberbia.
Una extraña aura de color oscuro se desprende continuamente del cuello de Lucifer, bajando por el brazo que lo está sujetando; esas energías se introducen en el cuerpo del draconico a través de su nariz y ojos.
—¿Tan poco poder tienes? —indaga Bolt-Ra.
Notando que ya no es de mucha ayuda, el preso liberado le rompe el cuello a su victima y lo suelta; Lucifer no muere, pero ahora no puede moverse. Tardará un tiempo en recuperarse.
El cuerpo del dios menor se desploma en el piso, mientras Bolt-Ra se aleja del lugar.
El dios regente del planeta pilar experimenta otra visión.
La chica misteriosa que asesinó a Satanás, revela un poder demasiado sobrenatural enfrente de Yahvé (****).