El Planeta Pilar: Pieza Clave Del Poder

Capítulo 59: Visitantes anteriores y actuales / el gemelo malvado

Universo: Vía Láctea

Planeta: Ninguno

Lugar: Infierno menor; segundo círculo.

 

(Mucho tiempo atrás; antes de que la guerra se trasladara a la isla Baleares)

—Que extraño; abrí el portal hasta el octavo circulo para no caminar tanto —menciona Lucifer un tanto extrañado.

Él, Satanachia, Ymn, Daneliz, Nerea, Defómik y Abigor (la enciclopedia parlante) acompañan al regente del seol menor; quieren conocer a un inquilino peculiar de este reino subterráneo. Por el momento se encuentran en la base de un pequeño acantilado, donde un juez está dictaminando la sentencia de las almas que aquí llegan. Uno de los tantos paisajes que decoran este retorcido lugar, lleno de almas en pena que sufren del castigo eterno y anhelando la segunda muerte; millones de parias más ya han experimentado ese segundo fallecimiento, extinguiéndose para siempre a lo largo de toda la historia de la humanidad.

—Alguien intervino; eso es seguro. El que nos ha encargado la misión nos advirtió que era demasiado importante —medita Ymn en voz alta.

—Eso quiere decir que ya nos descubrieron; nos quieren atrasar para atraparnos. Estamos en peligro —supone Lucifer, empezándose a preocupar.

—Más bien alguien quiere ayudar —menciona Abigor con su voz masculina, atrayendo la atención de su amo y compañeros—. Si hubieras abierto un portal hacia tu hogar, el noveno circulo, hubieras requerido demasiada energías para hacerlo; lo que se traduce como una señal perceptible para un ser poderoso. En otras palabras metafóricas, hubieras encendido una poderosa lámpara, atrayendo la atención de la enemiga que estamos tratando de detener. En cambio, abrir un portal hacia los primeros pisos de tu hogar requiere mucho menos energía; pasamos inadvertidos bajo las narices de esa enemiga, ganando más tiempo valioso —explica la enciclopedia negra viviente con tranquilidad.

—Hablando de esa chica misteriosa, pueden hablarnos más de ella —pide Satanachia con sumo interés.

—La mala noticia es que no sabemos nada de ella; lo poco que les compartimos después de sanarlos, es todo lo que sabemos —explica Daneliz seriamente.       

—Mejor dicho es lo único que nos compartió el ser que nos ha encomendado la tarea. Debemos de movernos aprisa; entre más rápido sigamos las indicaciones, mejor —comenta Defómik, adelantándose al grupo y acercándose con el juez humanoide de gran tamaño.

Ese engendro ya estaba por detener a los intrusos, pero su señor Lucifer lo tranquiliza, diciéndole que son aliados suyos.

Los villanos se mueven por los círculos del infierno menor, bajando más al abismo profundo, atravesando ciudades, castillos, junglas, bosques, praderas y otros paisajes diferentes; en el trayecto, Satanachia y Lucifer indagan por ese misterioso ente que ha dejado la encomienda con los prisioneros liberados, pero ellos no pueden revelar su nombre, por seguridad propia y la del resto de los universos.

Cuando los exploradores llegan al séptimo circulo, Lucifer y Satanchia se adelantan un tanto, comenzando su propia plática.

—Es interesante como acomodaste tu reino, Lucifer —comenta Satanachia; es la primera vez que el general supremo visita este sitio de tormentos—. Mi amo Satanás prefirió excavar túneles debajo de las montañas en el seol mayor, aprovechando las cavernas para acomodar a los condenados. Hizo demasiados túneles que parece un laberinto ese lugar.

—A mi me parece mejor mi diseño de nueve niveles o nueve círculos. Me sentí tan orgulloso de mi trabajo, que se lo mostré a dos poetas.

—¿Dos poetas? ¿Te acuerdas de sus nombres?

—Fue hace muchos siglos atrás y fueron dos humanos: Dante Alighieri y Virgilio; uno estaba vivo y el otro estaba muerto. Le permitimos al poeta muerto guiar y darle un paseo al poeta vivo por mis dominios; ese poeta italiano regresó al reino mortal y escribió un libro.

—¿Permitieron? ¿Quién más permitió esa visita inusual?

—Mi compañero Yahvé; también tenía que tener el permiso de él. Dante Aligheri fue uno de los escasos privilegiados que logró visitar los tres reinos divinos prohibidos, y regresar con los vivos para compartir lo que descubrió. Ese poeta modificó demasiados detalles de lo que vivió aquí, en el purgatorio y en el paraíso divino, pero no se alejó tanto de la verdad —responde Lucifer antes de darse la vuelta, descubriendo que los otros acompañantes se han detenido, volteando atentamente hacia el cielo.

Los dos seres infernales los esperan pacientemente, permitiendo que Ymn le de un mensaje a la pareja sentimental de Ókinam.

—Satanachia; hay un cambio de planes. Tú nos acompañarás durante toda nuestra misión —asevera el hechicero carmesí.

—¿Quién lo ordena? Solo puedo seguir órdenes de mi amo Satanás —responde el general muy molesto. 

—Nuestro jefe temporal. Mira, demonio mayor; será mejor que no rezongues. Si no nos ayudas, tu hogar se perderá para siempre, sumando que tú y tu amante morirán antes de que puedan reunirse de nueva cuenta. Todo será destruido por esa enemiga misteriosa —le advierte Ymn severamente.

Satanachia ya no dice nada, aceptando de mala manera las órdenes de un ente misterioso.

El grupo de aventureros siguen avanzando, llegando al octavo circulo. El grupo de villanos camina en las orillas de un lago congelado, mostrando un mar de condenados enterrados hasta el cuello en el mismo hielo; ese lago se encuentra en lo más profundo de un barranco.

—Estamos cerca —comenta Lucifer, señalando una cueva que se formó en una de las paredes altísimas naturales de piedra.

Los escogidos y el señor del infierno menor entran en ese lugar, encontrándose con una gran caverna helada que tiene cien metros de alto y ancho, extendiéndose muchos kilómetros al frente; hay antorchas encendidas en las paredes alumbrando con fuego rojo ese lugar. Acomodadas en las dos paredes, hay decenas y decenas interminables de puertas metálicas; tienen una ventanilla ancha con barrotes, para vigilar a los presos que ahí habitan; muy similar a un corredor de un calabozo, o al pasillo de una cárcel de máxima seguridad.




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