El Planeta Pilar: Pieza Clave Del Poder

Capítulo 62: ¿No existirá algo que pueda derrotarlo?

Universo: Vía Láctea

Planeta: Tierra cuatrocientos treinta y uno punto cero. (Tierra falsa)

Lugar: Ciudad costera de Palma, isla Baleares, Archipiélago de España

 

(Momento en que Fiorello les ordena a sus tres lacayos vigilar el castillo)

 

La lucha entre ambos ejércitos está casi por terminar.

Las tropas por parte de Satanás han disminuido considerablemente a menos de diez mil; en cambio, los soldados por parte de Yahvé siguen por arriba de los veinticinco mil. Una gran desventaja para Ginjo y sus demás compañeros, sumando que no estamos contando los golems que invocan Carlos Alberto y Albert Cathal, ni los soldados especiales que invocan Nhómn Beleg y Friedrich Manuel.

Uno de los combates se mueve a otra parte de la ciudad y del muelle, cerca del pie de la montaña donde se ubica el castillo Bellver. Ókinam cae sobre una casa, demoliendo una buena parte; acaba de recibir un ataque por parte de Sayoko. Mientras se levanta una polvareda en ese lugar, Sayoko se acerca rápidamente.

—¡Maldita! —exclama la hija de Satanás. Trata de levantarse pero cae de rodillas, escupiendo varias bocanadas de sangre.

Sayoko sigue atacándola, propinándole una fuerte patada contra el rostro; Ókinam impacta sobre el muro de otra casa, pero en esta ocasión la pared solo queda cuarteada; la princesa del infierno cae al suelo completamente herida y agotada. Sayoko se asegurará de que el siguiente golpe sea el último.

En esos momentos, algo extraño se acerca a gran velocidad contra ellas dos.

 

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(Mientras que Sayoko lucha contra Ókinam)

 

Ginjo trata de defenderse contra Lius mientras que ambos luchan fuertemente entre sí; Paythius sigue recibiendo una fuerte paliza por parte de Maltan, y Reum Slee es fuertemente golpeada por Rudba, sin permitirle defenderse. Cualquiera de llos tres puede ser asesinado en cualquier momento.

Lius dirige un fuerte puñetazo contra el abdomen de Ginjo, mandándolo hacia una gran roca; entre que el cuerpo del dios serpiente impacta en ese lugar, Lius se acerca a gran velocidad, sujetándolo del cuello y azotándolo contra el suelo.

Ginjo trata de mudar de piel, pero Lius no le da la oportunidad de hacerlo. El enemigo en común trata de defenderse; para su mala suerte, Lius es más ágil que él. El dios serpiente empieza por vomitar bastante sangre.

El final está cerca.

—¡No lo permitiré! —grita enojado Ginjo.

Esforzandose demasiado, el dios serpiente dirige un fuerte puñetazo contra el rostro de Lius, pero este último contraataca con otro puñetazo en el abdomen.

Al tanto que Ginjo y Lius se quedan enfrascados en esa pelea, Paythius es arrojado en las cercanías, herido de gravedad en el pecho por parte de Maltan.

Lius retrocede un poco, segundos antes de que el cuerpo de Reum Slee llegue velozmente, impactando contra Ginjo. Alguien la acaba de usar como proyectil improvisado, y ese alguien es Rudba.

—Bastante lenta, bastante lenta —susurra ese dios.

Ginjo comienza a levantarse lentamente, mientras que Reum y Paythius lo observan desde el suelo, sufriendo por las heridas.

—Maldita sea, ¿acaso no existe un método que pueda derrotarlo? —inquiere Reiko a lo lejos, observando el combate junto con sus hermanas Zeroko y Angelique.

Cerca de Lius se encuentran Carlos Alberto y Albert Cathal, mostrando una seriedad tensa.

—¡Será mejor que se rindan! —grita Gwen a lo lejos, atrayendo la atención de Ginjo.

—Jejeje, no voy a… —dice Ginjo, pero es interrumpido por un suceso.

Los cuerpos de Lozkar y Ókinam caen desde otros rumbos, quedando semi-inconscientes en el suelo. Alguien ha mutilado parte de sus cuerpos.

Muy, muy lentamente, las heridas bastante graves del archienemigo de Carlos Alberto y las heridas de la reina Ókinam se van cerrando y regenerando. Para la mayoria esto es bastante extraño, porque las heridas de Paythius y Réum no están sanando.

Solo El Gitano Blanco y Albert Cathal saben la razón de esto, pero no saben quién pudo haberles causado tal castigo.

 

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(Momentos antes de que Lozkar y Ókinam llegarán con Ginjo)

 

—¡Malditos! ¡Ambos necesitan luchar contra mi para poderme vencer! —grita furioso Lozkar, tratando de liberarse de la lava endurecida que lo tiene atrapado.

Percibe que la energía vital de sus demás aliados se está debilitando a gran velocidad.

—¡Esos malditos me atraparon para aprovechar la situación! —expresa Lozkar sin dejar de luchar, rompiendo poco a poco la prisión de lava petrificada.

Repentinamente alguien aterriza cerca de él, destruyendo con gran facilidad la lava endurecida que lo tiene inmovilizado.

—¡Pero, ¿Quién… —pregunta Lozkar, tropezándose al dar un par de pasos hacia atrás.

Es un hombre misterioso con pelo corto color negro que le cubre los ojos. En la parte de atrás se asoma una gran cola de reptil y unos cuernos bastante filosos brotan de su cabeza, los cuales apuntan hacia arriba. Al mirar una de las manos, observa que tiene sujetado el cabello de su esposa Ókinam, quien tiene una herida enorme en su pecho y abdomen; algo grande perforó esas partes.

—Imposible —dice Lozkar, asombrado.

—Hola, Lozkar Toalber; nos volvemos a ver. ¿Qué tanto te divertiste fuera de tu jaula? Espero que demasiado, porque tengo un pendiente contigo —comenta el hombre dracónico.

—¿Me… me conoces? ¿Cómo? Yo nunca te he visto —asegura el forajido negro muy confundido.

—¿Tan mala memoria tienes? Vaya. Esperaba más de un doppelgänger —dice el hombre con molestia; al final decide refrescarle la memoria a su siguiente víctima—. Tú, casi todas tus acompañantes mujeres, ese Ginjo y ese maldito payaso traidor me abandonaron a mi suerte; por fortuna, esa linda mujer de cabello largo y ojos ambar fue la única alma caritativa que me salvó.




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