El Planeta Pilar: Pieza Clave Del Poder

Capítulo 72: Nuevos hogares

En otro punto de la celebración, Lozkar está disfrutando del banquete.

—Chispas; no hay tequila. Uhmmnn. Tendré que conformarme con una cerveza —menciona el doppelgangër, al tanto que se acerca a un tonel acostado para servirse de esa bebida espumosa.

Poco después se acerca Carlos Alberto, junto con Albert Cathal, sus ayudantes, resto de la hermandad Doppel y los hijos de todos ellos.

—Lozkar, quiero proponerte un acuerdo —menciona El Gitano Blanco con seriedad.

—¿Un acuerdo de paz? Si es ese tipo de acuerdo, no lo aceptaré. No es porque no quiera, simplemente no puedo descansar. Es por culpa de mi propia naturaleza maldita —comenta Lozkar severamente.

—Entonces, ¿aunque tú no quieras seguir molestándolo, tienes la obligación de hacerlo? —inquiere sorprendido Cathal.

—Así es —le responde él, para luego voltear con Carlos Alberto—. ¿Crees que eres el único que está fastidiado de nuestras peleas eternas? Yo también estoy más que cansado de nuestras batallas, pero no tengo otra opción. Tengo que seguir intentando corromperte hasta el final de tus días. Lo siento, camarada, así es esto con los doppelgängers —asevera molesto Lozkar Toalber, para después darle varios tragos a su tarro de cerveza.  

—En ese caso, será más un drecreto que un trato o un acuerdo —medita Carlos por unos momentos, aclarando al final—. Mira Lozkar, lo primero que haré será darte tu propio planeta en el mismo universo Rómgednar; llenaré de habitantes ese planeta y tú decidirás que hacer con todos ellos: exterminarlos o esclavisarlos. Haré lo mismo con el resto de mis universos; tendras un planeta para ti solo y la hermandad en cada uno de ellos.

—Me parece bien, pero eso no me distraerá de los otros planetas principales; los seguiré visitando de vez en cuando, causando uno que otro destrozo —puntualiza el forajido negro, haciendo una pausa en sus tragos.

—Por mi está bien; te dejaré causar una que otra calamidad. Yo mismo te detendré cuando sea necesario —menciona El Gitano Blanco, esbozando una sonrisa.

—No tendrás que hacerlo solo —toma la palabra el gitano Cathal, dirigiéndose con todos sus aliados presentes—. Yo quiero disculparme por huir cobardemente de la batalla; me preoucupé demasiado por mis hijos y mis esposas. No creí que aliados de otro universo aparecerían para ayudarnos.

—¿Y que fue lo que te hizo regresar para apoyarnos? —Pregunta Akuris con seriedad.

—Fue Jehová; el jehová de Píteri. Tuvimos una larga charla y él fue quien me convenció de regresar para ayudarles —explica Cathal, para luego voltear con Carlos Alberto—. Yo también me comprometo a vigilar a Lozkar Toalber, no importa a cual universo tenga que viajar para encontrarlo.      

—Entonces así se hará. Te mudarás al nuevo planeta que yo crearé y esa será tu nueva prisión, claro que con más comodidades y lujos, a comparación del departamento en la zona oscura uno punto cinco; podrás viajar hacia los planetas especiales para ti y hacia los otros universos las veces que quieras —reitera Carlos Alberto tranquilamente, volteando con su doppelgänger, para luego voltear con el resto de la hermandad principal Doppel—. Ustedes también se mudarán a esos astros-prisiones, e igualmente pueden visitar de vez en cuando los otros planetas.

—Perfecto. Así estaré más cerca de mi amante y amiga —celebra Aris muy feliz, alzando ambos brazos.

El resto de las hermanas tambien festeja un poco, pero la reina Ókinam se mantiene seria.

—Es un gesto amable, pero lamento informarte que tendrás que crear nueva vida; nosotros, Ginjo y Paythius aniquilamos a la mayoría de los habitantes de Rómgednar, por lo que casi ha quedado abandonado. También le quité la vida a Ÿékactec, así que necesitarás un nuevo dios de la naturaleza —menciona Élmer Homero, mostrando una gran sonrisa malvada.

La mayoría de los compañeros e hijos presentes se asombran demasiado; ya estaban por abalanzarse contra el demonio negro, pero afortunadamente Carlos Alberto y Cathal los calman.

—De hecho, ese pequeño detalle ya está resuelto. Ya me habían dicho de tus atrocidades; por fortuna, han tomado precauciones sin que tú te des cuenta. —El Gitano Blanco voltea con los habitantes de Rómgednar, realizando un aviso—. ¡Cuando la celebración de Rei acabe, iremos a Romgednar para realizar un par nuevos nombramientos!

Dicho esto todos se dispersan; pero antes, Carlos Alberto se acerca con el canguro antropomorfo Yev-Lirn.

—Prepárate, ex-arcángel; pronto tendrás un nuevo rango superior —le dice el humano, susurrándole en la oreja.   




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