El Planeta Pilar: Pieza Clave Del Poder

1er Epílogo

Universo: Vía Láctea (Universo pilar)

Planeta: Tierra

Ubicación: Mazatlán, Sinaloa

Han pasado dos días de que Monlix fue derrotado por Tsubaki.

En estos momentos, el ser creador supremo definitivo del Sur, está tomando unas vacaciones con su familia; no solo con su esposa e hijos. Toda la familia entera por parte de Carlos Alberto ha decidido realizar un largo viaje, incluyendo sus dos hermanas mayores (Diana y Alejandra), sobrinos y sobrinos-nietos, aprovechando que son las vacaciones de los más pequeños; incluso están presentes los padres doña Altagracia y don Gerardo, quienes gozan de buena salud a pesar de su edad tan avanzada.

Como siempre, los consejeros (o amigos imaginarios) de Carlos Alberto lo siguen a donde quiera que vaya; en estos últimos cinco meses, por alguna razón Fiorello y Abihu han preferido usar sus cuerpos humanos al tanto que acompañan a su jefe a cualquier lado. Al fin y al cabo nadie puede verlos, a excepción de El Gitano Blanco y sus hijos.

En una mañana, Carlos quiere visitar el universo Rómgednar, así que les pide a sus consejeros abrir un portal.

—Es mejor esperar otro momento capo; disfrute sus vacaciones con su familia —menciona Fiorello, aparentemente nervioso.

«Extraño. Los dos no quieren regresar a Rómgednar, ¿por qué? Les he pedido el mismo favor desde hace días atrás, pero no quieren ir a su universo natal», medita Carlos muy seriamente, pero al final les hace caso.

La familia completa sale de paseo en dos minivans que le pertenecen a la hermana Diana y al abuelo Gerardo; cuando son las seis de la tarde, toda la familia se reúne en un restaurante para comer. No caben todos en una mesa, así que se reparten en diferentes mesas cercanas una de la otra.

Hay una gran televisión a la vista de todos, atornillada en una base alta; la televisión está encendida, mostrando un canal de noticias.

—Me iré a lavar las manos, en un momento vuelvo —le dice Lupe a su esposo Carlos, dejando a sus hijos acompañándolo.

—Oye, papá —le susurra Yaretzi al tanto que cambia de lugar y se sienta junto a él; hace un par de meses atrás que cumplió trece años.

—¿Sí, que pasa? —pregunta Carlos calmadamente, sin despegar su atención del menú.

—¿Es cierto que hace muchos años atrás te enfrentaste contra las hechiceras Daneliz y Nerea? —inquiere la niña con sumo interés, manteniendo el volumen bajo en su voz.

—Pues… digamos que sí; eso fue lo que escribí en la saga que redacté hace tiempo. Esas novelas fueron las primeras que escribí, ¿por qué lo preguntas? —indaga el papá, volteando con su hija.

—Es que ellas te mandan saludos. Me han estado visitando en mis sueños; a veces platicamos y otras veces tenemos pequeñas aventuras increíbles —revela Yaritza sin poder ocultar su emoción.

Carlos Alberto se queda mudo de la impresión, cambiando su rostro tranquilo por uno bastante sorprendido.

—¿Qué? ¿Estás segura que son ellas? —le pregunta él, igualmente susurrando.

—Sí, me dijeron que eran una hurón hembra y una frailecilla faipfems; he soñado con ellas todas las noches, y siempre aparecen antes de que despierto —revela la pequeña tranquilamente.

—Eso no es nada. Yo he soñado con Ymn e igualmente te manda saludos —comenta Tobías igual de alegre.

Carlos Alberto voltea con el otro hijo, quien también acaba de cumplir años; al igual que Tobías, Alfonso cumplió doce años. Él no le presta atención a la plática, prefiriendo seguir revisando el menú.

—¿Y tú Alfonso? ¿Has soñado con alguien especial? —le pregunta su padre mostrando una cara alegre, ocultando la preocupación que empieza a experimentar.

—Con un libro negro que habla y un señor de cabello largo, lacio y completamente blanco; siempre usa una armadura negra con rojo —es lo único que dice él, sin apartar la vista de los platillos que ofrece el restaurante.

En esos momentos, Carlos Alberto voltea con sus consejeros Abihu y Fiorello, preguntándoles severamente con su pensamiento.

«¿Ustedes me pueden explicar esto? ¿Por qué Ymn y sus esposas aparecen en los sueños de mis hijos?».

«Lo siento jefe, esto también es bastante extraño para nosotros», responde Abihu con cara confundida.

—Papá, ¿tú creaste esas esferas flotantes color gris oscuro? —pregunta confundida Yaretzi al tanto que voltea hacia Fiorello y Abihu.

—¿Esferas gris oscuro? —repite el padre, observando atentamente a sus consejeros; al no entender qué está pasando, pregunta nuevamente—. ¿Cuáles esferas gris oscuro?

—Esas; yo también las veo —aclara Tobías, señalando a Fiorello y a Édznah.

El escritor se sorprende demasiado, observando seriamente a los dos seres impalpables.

—Somos nosotros, jefe, somos nosotros. Lo que ocurre… es que… es que… —tartamudea Abihu todo nervioso.

—Debe ser el clima de la playa; seguro es eso. El calor y la brisa es lo que provoca que sus hijos nos vean de esa forma —interviene Fiorello al tanto que muestra una sonrisa nerviosa; claramente algo están ocultando por la pésima forma que actúan.

—Son Fiorello y Abihu, pero… no sé que les ocurre hoy —menciona Carlos en voz baja, siguiéndoles el juego a los consejeros.

—Hermano, ¿de que tanto estás hablando con mis sobrinos? —pregunta perpleja Diana, quien está acomodada en la mesa de al lado junto con sus propios hijos.

—De nada, de nada. Solo estaban platicándome de lo que soñaron anoche —responde tranquilo Carlos Alberto, para luego dirigirse con sus hijos en voz baja—. No le digan a nadie que pueden ver a esas esferas grises, y es mejor que tampoco mencionen los sueños con mis personajes. Inventen otros sueños si les preguntan.

Los niños solo afirman con la cabeza.

Momentos después llega Guadalupe, sentándose junto a su esposo.

En esos instantes hay una relativa calma, por lo que los familiares ponen atención a otra de varias notas que están informando en el noticiero del televisor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.