CAPITULO 1 :
En realidad nunca resalté en la escuela, me daba pereza hacer tareas y demás, sin embargo siempre amé el deporte, me gustaba la idea de poder fortalecerme físicamente.
Entré a muchas clases como de defensa personal, de manejo de armas y cosas por el estilo, aunque fue por mi propia voluntad que las tomaba, mamá siempre me anotaba a clases extras tanto de lo que me gustaba como refuerzos en primeros auxilios y cosas que se le parezcan.
Siempre sentí que era diferente, no en el modo normal, que la solitaria y demás, no, siempre sentí que había algo guardado en mi sin explorar, algo que me hacía ser más ágil, y más arriesgada a los cambios y peligro.
-Hija, despierta- sentí que me movian-ya llegamos.
-Un rato más mamá- me quejé.
Después de eso sentí una sacudida del avión, me estiré lo mejor que pude en el asiento y refunfuñada desconecte mis audífonos.
Media hora después estaba frente al anden de la nueva casa, y vaya que era preciosa.
Tenía un aire moderno pero se veía hogareña, tenía un pequeño jardín un árbol y era de dos pisos.
Mamá siempre elegía casas que quedarán retiradas de la ciudad, el lugar tenía que ser muy rural y alejado, nunca le vi el problema, y más adelante encontré la razón de ello.
- Ayúdame a subir las maletas Ara-
Y así lo hice, deje todo en el pasillo de la entrada mientras que admiraba todo lo que había, la mudanza ya había traído todo y a parte mamá contrato a alguien para que la ordenara.
- ¡RECORRERÉ LA CASA! - le grité mientras que ella simplemente asentía
El primer piso constaba de una sala acogedora, una muy buena cocina, el cuarto de lavado, el baño de visita, y un pequeño espacio para el comedor y una puerta hacia el patio, la escalera estaba entre la sala y el comedor.
Nunca fuimos ricas ni nada por el estilo, mamá siempre trabajó y no nos faltaba nunca nada, y además cuando murió papá nos dejó un seguro de vida, entonces se puede decir que estábamos bien.
En el segundo piso había 4 puertas, abrí la primera y era una habitación sencilla, no muy grande y con una ventana que daba al lado.
La segunda puerta, la de enfrente, era un baño, tenía una gran bañera y su ducha.
En la siguiente encontré el cuarto de mis sueños, había una gran balcón con una puerta corrediza, no era muy grande, tenía un buen armario y mi propio baño.
En la última habitación, era casi igual a la mía, por que ya me había apropiado de ella, a excepción del balcón, sin embargo tenía unas grandes ventanas que deban a la parte de enfrente de la casa.
-¡MAMÁ YA ELEGÍ MI HABITACIÓN! - grité riendo mientras que subía mis maletas.