El poder de Arabella

C A P I T U L O O C H O

Después de que mi madre me contara todo lo que sucedía y podría suceder y las ayudas que habrían para esto, me concentré muchísimo en el único dato más relevante tanto como lo que me había dicho Declan.

Esa escuela a la que iban todos las personas que obtenían un don. No le pregunté, mamá siempre tuvo mucha inseguridad de que me fuera lejos de ella, es entendible, yo era la única familia cercana que le quedaba, sin embargo sentía que me estaba encarcelado de algún modo.

En fin. Sentía que todo esta mal.

Muy mal.

No sabía por donde empezar, lo que ellos me dijeron era extraordinariamente confuso.

Tampoco sabían donde estaba ese dichoso lugar. La escuela. Tenía mucha curiosidad.

Creo que el único modo de averiguar algo más era por los libros, y no tengo idea de que libros. Por Dios, estos era el mundo real, no un lugar donde  nacían personas con dones, y mucho menos donde existían dioses que perseguían titanes o cosas como esas. El salir a correr a esta hora no había mellado en nada mi ansiedad, por que es exactamente lo que tenia, ansiedad. Ansiedad de saber que iba a pasar con migo, nunca fui alguien de planes y tampoco de preocuparme por lo que venía, siempre confié en mi destino. Sin embargo con esto no sabía, y todos mis principios sobre la paciencia, la espera, el creer en mi destino, y demás; se estaban llendo al carajo.

En la única persona que hasta el momento podía confiar era Declan, a parte por que era el único "amigo" que tenía en esta ciudad, o bueno, algo más que un amigo. Ese beso fué memorable, y deliciosamente arrasador. Tocó cada fibra de mi cuerpo. Y el jefecito me estaba gustando demasiado, tanto como para pensar a creer que en poco tiempo podría comenzar a quererle profundamente.

Paré en una laguna que quedaba por la parte de atrás de mi barrio. Y me senté en la orilla para tratar de descansar un poco, comencé a hacer estiramientos para estar más relajada y empezar con una rutina de ejercicio – hace rato no voy al gimnasio y creo que el ejercicio me desestresa–. Estaba terminando la sesión de entranamiento cuando escuché unas hojas quebrarse detrás, voltie el cuello para ver que era cuando me encuentro con un golpe directo a mis cosillas y después el suelo debajo de mi, sentí que me quedaban sin aire. Eran dos de los  mismos tipos que me estaban siguiendo.

Tosí por el golpe traté de ponerme de pies de nuevo.

– Joder – susurré – ¿que quieren? –

Ellos no respondieron, simplemente se lanzaron sobre mi tratando de someterme, les regresé los golpes intentando de que no agarraran mis manos. Unos de ellos alcanzó a darme un puño en la mejilla, en respuesta le di una patada en el costado izquierdo sacándole el aire y golpeando sus costillas, él otro aprovechó mi distracción para agarrarme los brazos desde mis espalda como si me estuviera abrazando, contrarresté con un moviento de la cabeza hacia atrás y aprevechando que me había soltado di la vuelta y con una palmada en las orejas lo dejé aturdido por unos segundos aprevechando para echarme a correr.

El camino a casa me pareció demasiado largo, llegué jadeando y encontrándome con la puerta abierta y entré rápidamente. Todo en la sala estaba destrozado, los objetos decorativos estaban por el piso, los muebles corridos como si estuvieran buscando algo. No vi a mamá en ningún lado, subí rápidamente la escalera y estaba igual. Vacío.  Intenté no hacer mucho ruido, en la habitación de invitados se escuchaban pasos,  pegándome a la puerta de mi habitación  sentí el tironazo hacia adentro, no tuvo ni siguiera tiempo de gritar cuando ya me estaban tapando la boca.

– shhh – miré como pude y era mi madre la que me había arrastrado.

Simplemente asentí y comencé a escuchar voces que se dirigían hacia nosotras.

– Vamos al balcón – moduló ella con su boca y haciendo señas, la seguí. La puerta corrediza estaba abierta y salimos, pasamos ambas piernas por encima de las barandas. La altura no era mucha, y el golpe podía ser un poco amortiguado por el pasto. Escuchamos como abrían la puerta y nos lanzamos, yo caí hacia mi costado derecho y solo pude ahogar el gemido mordiendo mis labios, mamá cayó bien, era como si lo hubiera hecho muchas veces. Me ayudó a levantarme para volver a arrastrarme hacia las sombras que hacían los arbustos del jardín.

– No hay nadie señor – Vimos como un tipo se asomaba a la puerta del balcón y le hablaba a su mano.

– Entiendo señor, la encontraré y la llevaré hacia usted – se dió media vuelta labrando ordenes a quien sea que estaba con él, rápidamente vimos por las puertas del jardín  como un escuadrón de cinco a siete hombres armados y vestidos con ropas  oscuras salían de nuestra casa. 

– Quedémonos aquí unos minutos más – susurró mamá sin desviar su mirada. Yo estaba, a parte de algo asustada, con la adrenalina a tope. Pasaron unos minutos y no se vió más movimiento en la casa por lo que decidimos entrar.

Para ese momento mi adrenalina había bajado un poco y ya sentía como el golpe a mi costado , y el caer del balcón hacia el mismo lado, dolía como el infierno, puse mi brazo rápidamente en ese lugar y al pasar por un espejo del pasillo me di cuenta que mi cara estaba sangrando. Mamá a diferencia de mi estaba en perfecto estado, algo agitada pero supongo que fue la drenalina también.



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En el texto hay: destino, magia, accion y drama

Editado: 29.10.2018

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