Tenía sueños extraños, pero no le di la importancia que merecían, trataron de advertirme que lo nuestro no iba a acabar bien pero el amor que tenía me impidió alejarme de ti.
Cada sueño que tenía me asustaba más que el anterior.
Siempre estaba tirada en el suelo cubierta en un charco de sangre y Dean a mi costado sin hacer nada para ayudarme.
—¿Te vas de nuevo? —pregunte, tan solo habían pasado unos pocos días desde que volvió todo golpeado y sus golpes todavía no habían sanado bien.
—Sí, con cada minuto que pasa pierdo el momento de ver a esos hijos de puta morir —pronunció con odio.