En el medio del laboratorio observé a Scarlett que estaba atorada en esa camilla de metal que me habían atado a mí con anterioridad. Y vi cuando reactivaban el rayo y se lo dirigían a ella y le disparaban, había llegado tarde. El rayo impactó en ella y se empezó a retorcer del dolor y a grita.
–AYUDAAA, POR FAVOR DETENGANSEN!!!– Y pegó un grito desgarrador que me partió el alma.
Lo único que pude hacer es correr a donde ella estaba, pero un guardia me agarró por detrás y me impidió que siguiera acercándome a ella, y lo que luego me percaté era algo que no lo había visto, que en un costado estaban observando el espectáculo de absorción de poderes. Estaban el Dr. Robert y la Hechicera Bridgit, los dos sonrientes como si fuera el día de sus cumpleaños.
No lo podía creer, estaba tan inundada de pensamientos y sensaciones negativas que olvidé de observar a mi alrededor, además que estaba tan asustada y desesperada por salvar a Scarlett.
Dejaron de absorberla cortando el rayo. Ella se veía realmente mal, pálida, sus ojos estaban abiertos y blancos. Dos guardias se acercan a donde ella estaba acostada y la desataron de allí, unos de los guardias la agarro en sus brazos y se la llevaron fuera de el laboratorio.
–Ahora es tu turno, haznos los honores Clarisse– Dijo la hechicera. Yo en cambio me encontraba muy enojada, moví mi cabeza negando lo que ella había solicitado.
–NOO!! No lo haré y que conste que no quiero saber más nada ni ser partícipe de tu sucio juego, me niego! – le dije mirándola amenazante.
–Bueno querida, ya sabes los protocolos, será por la fuerza, atrápenla– y 2 guardias hicieron caso a la voz autoritaria de Bridgit.
Hice varios pasos en reversa, sentí detrás mío que alguien me agarraba los brazos y no podía escapar de su agarre, fue ahí cuando escuché su voz y supe de quien se trataba y de que no podría escapar fácilmente.
–Ahora Clarisse, se obediente y mueve tu estúpido culo hacia la camilla central, vamos! –y luego de eso me empujó hacia adelante obviamente era el idiota de Derek. Ya empezaba a fastidiar mi paciencia.
Me llevó a los pies de aquella mesa de tortura o metal. Me recosté en ella. Cuando estaba ya atrapada allí se acercó Derek;
–Ahora te trabaré así no te caes– Me trabó con unas muñequeras de la cama y tobilleras y un cinto por la cintura.
Luego que yo estaba inmóvil agregó– Bueno Clarisse fue un gusto conocerte con ese poder tuyo– y esbozó su gran sonrisa triunfante.
Yo estaba demasiado enojada y asustada, pero más que nada enojada por su muestra de arrogancia que desprendía.
–Muy bien hechicera, ya me has hartado tu y Derek, enserio si deben de hacer esto terminen, porque ustedes son los payasos farsantes de este circo montado– La mire fulminante a sus ojos. Ella sin embargo ni se inmutó y siguió con su mirada tranquila y serena y largó una carcajada resonante ante lo que le acababa de decir. –No me hagas reír, Clarisse. Para que no quepa dudas ahora soy yo la que manda en este circo aquí y nadie más, aunque pensándolo bien el nombre adecuado no es circo sino más bien mi secta– y se rió con su risa maliciosa que me hizo erizar los bellos de mi cuello y mis brazos y se dio vuelta sacudiendo su cabello con su mano.
–Ahora bien retomando desde donde lo habíamos dejado, te sacaré todo tu poder, ahora activa el rayo, rápido! –
Ya estaba hecho, quizás en unos minutos ya no tendría poderes, no podría protegerme más con mi fuego, ahora sería una simple mortal sin poderes. Esto que hace estas personas está muy mal, no deberían de hacernos esto, pero la suerte estaba echada, no había vuelta atrás, era cuestión de enfrentar mi destino y si moría moriría con dignidad y honor.
–Pulsa el interruptor y da inicio a la absorción Dr. Robert– Dijo ella con un tono alegre.
–Morirás maldita, no dejaré que hagas esto a nadie más, ni siquiera a mis amigos– Dicho eso invoqué a mi fuego–TORBELLINO DE REMOLINO ARDIENTE VEN A MÍ Y DESTRULLE LO QUE TOQUES– Grité y a la vez dio la orden ella, diciendo–ACTIVA EL INTERRUPTOR YAAAA!!! –
El rayo fue disparado, al mismo tiempo que largué mi poder para derretir la camilla y los amarres de acero que me ataban. El rayo estaba absorbiendo el poder que yo había invocado, estaba drenándose lentamente de mi cuerpo, podía sentirlo, quizá cada vez más y más débil, ya no era como cuando lo invoqué antes de el rayo, entonces note que lo que me mantenía agarrada a esa camilla, ya no estaba así que salí de el blanco que estaba dirigido el rayo, era tanto el poder que había invocado que la maquina se sobrecargó a peligrosos niveles.
–Hechicera esto es demasiado peligroso, toda la mansión estallara, debemos de detenerlo ahora, o todos moriremos–Dijo el Dr.Robert . Ella en cambio dijo:
–No, no me detendré, no me harás retroceder en el mejor momento de mis planes, Robert, la función debe de continuar– y largo a resonar en el ambiente su risa malévola que hacia erizar los pelos en el cuello.