Todos en Stafford hablaban sobre ' la nueva '
La primera vez que los estudiantes de Stafford la vieron entrar a su aula de literatura, los murmullos se hicieron como olas contra ella. Su apariencia entraña, su ropa exótica, su cabello extraño, sus zapatos mortales, sus accesorios exclusivos, y sus ojos... oh, mejor no hablemos de sus ojos. Su piel era tan pálida que impresionaba, algunos ya dudaban si era una albina. Su ropa era cosa de otro planeta; tenía un vestido de color negro con el escote de encaje mientras que lo demás era de chiffon. La parte delantera llegaba hasta dos dedos arriba de la rodilla, sin embargo la parte trasera terminaba justo en el inicio de sus pies. Sus zapatos eran mortales en todos los sentidos, tenían aproximadamente quince centímetros, del mismo color que su vestido. Aun que sean increíblemente altos era sorprendente como se veía de estatura normal, dado que ella normalmente era muy baja. Su cabello era negro también, le llegaba pasando la cintura y era tan lacio y fino que era la envidia de todas las cabelleras femeninas. Tenia muchísimos colgantes, cada uno con distintas insignias. A cada paso que daba, dejaba boquiabierta a cualquiera.
Mas que obvio que el dinero le salía hasta por las orejas, caminaba con elegancia, sin ni siquiera dirigir la mirada a alguien.
Al llegar al aula de literatura, su profesora casi se atraganta con su ensalada de frutas. Ella, sin ni siquiera dedicarle una mirada caminó hacia su asiento, se sentó en el único que estaba vació y esperó a que la clase inicie. A su lado estaba Darren McCall, mirándola como si fuera de otro planeta, boquiabierta mientras un hilo de baba caía por la comisura de sus labios, su cabello castaño estaba revoltoso y su ojos mieles más brillantes que nunca. Ella al sentir la fuerte e intensa mirada a su lado, por primera vez se gira y mira cansada a Darren.
Una sola mirada le bastó para que Darren torpemente intente poner la mirada al frente e intentar coger un lápiz pero se le cae, intentando agarrarlo resbala extrañamente de su silla y cae a suelo de costado. También por primera vez en el día, las personas giraron a ver a alguien –a Darren- aparte de verla a ella.
Darren puesto como un tomate se pone de pie, coge su silla y la acomoda adecuadamente para luego volver a sentarse. Miró –para nada disimulado hacia ella. Y al notar que ella lo miraba confundida, burlesca e incrédula fingió sorpresa.
-¡Oh hola! ¿Eres nueva, no? –Sonrío interesado.
Ella volvió a mirar al frente con su rostro neutro. Sacó de su bolso sus libros y los puso en la mesa. Miró hacia la profesora con intensidad, deseando que se intimidara, exitosamente la profesora de literatura clásica se sintió intimidada y comenzó la clase rápidamente.
-¡Buenos días, alumnos! Hoy empezaremos a leer el clásico Romeo y Julieta. Leeremos solo un poco y tendremos un debate.- Cerró la puerta de entrada, y unos que justo iban a entrar al ver la puerta cerrada insultaron y se quedaron afuera, sabiendo a la perfección que si esa puerta se cerraba ya no podía entrar. –Hoy hay una nueva alumna en Stafford. Estoy segura que le encantará ponerse de pie, venir al frente y presentarse. Recuerden por favor que es un ritual que siempre hacemos cuando hay alguien nuevo en mi clase. Para conocernos mutuamente.
Ella, con lentitud se puso de pie. El curso en absoluto silencio la vio caminar con firmeza sobre sus altos tacones hacia la profesora. Sus dedos se movían ágiles mientras caminaba, Darren observó como había pequeños tatuajes en sus falanges. Una luna en el dedo anular, una estrella de seis en el dedo corazón, en el pulgar una "B" y un gorro de bruja en el meñique. Llevaba llamativos y adinerados anillos, todos con piedras hermosas negras y rojas. Sus uñas largas y puntiagudas eran impresionantes, pintadas totalmente con negro. Ella completamente daba miedo a cualquier persona.
A medida que caminaba entre los asientos completos de los alumnos, todos la miraban con impresión, ella inmune a cualquier tipo de mirada llega a la profesora. Quien la miró con pánico, intentando poner la sonrisa mas sincera posible, siendo un total fracaso.
Todos, absolutamente todos, esperaban escuchar su voz, su contestación, o al menos ver como las fracciones neutras de su rostro se cambiaban
- Soy Odessa Hillary, me acabo de mudar a Stafford por problemas familiares. No me gustan los grupos sociales, las conversaciones de amistad, las perras porristas, los imbéciles jugadores de fútbol americano, los nerd con sus libros de física quántica, o simplemente no me gusta las personas. Vengo a estudiar no a hacer amigos, lo cual advierto a todo el mundo el mantenerse alejado de mi. –Su rostro seguía neutro aun que haya hablado con tanta dureza e intensidad. Todos estaban sorprendidos boquiabierta mirándola con incrédula. –Gracias por el recibimiento, profesora Ragher. Aun que sea tu trabajo quien te obliga a hacerlo.
Y entonces encaminó devuelta a su asiento.
A la profesora Ragher le costó unos segundos reaccionar.
-¡Woah! Em... Gracias por tu presentación Odessa.
La clase siguió normal, casi nadie prestaba atención a lo que decía Ragher, estaban entretenidos murmurando sobre la nueva. Sin embargo, Odessa fue la única que tomó su libro y comenzó a leerlo. Siguiendo la lectura de Ragher con la mirada. Luego de cuarenta y cinco minutos, tocan el tiembre del almuerzo. Todos huyen de sus lugares empujándose contra todos como habitualmente lo hacen, en cambio Odessa se levantó con toda la tranquilidad posible y como si tuviera todo el tiempo del mundo recogió sus cosas. Darren, se pone de pie colocándose su mochila bien mientras encamina hacia ella, al pararse a su lado Odessa levanta la mirada y lo examina, termina de guardar su ultimo libro y sin colgarse el bolso, dejándolo en el mesa lo mira con cansancio, siempre manteniendo su rostro neutro