Me llamo Samantha Smith, tengo 24 años y soy una estudiante de psicología infantil, a punto de recibirse dentro de un par de meses, con mucho esfuerzo y sacrificio. Además, soy dueña de una pequeña panadería que heredé de mis padres, quienes murieron en un accidente cuando yo tenía apenas 18 años. Desde entonces, he tenido que hacerme cargo de mi hermano pequeño, quien ahora tiene 9 años, y hemos aprendido a sobrevivir juntos en un barrio peligroso de Detroit, en Estados Unidos.
Aunque la vida no ha sido fácil para nosotros, siempre he tratado de mantener una actitud positiva y de seguir adelante. La panadería ha sido mi salvación, mi lugar seguro donde puedo escapar de la realidad y centrarme en lo que realmente me apasiona: hornear.
Pero la vida no solo es pan y rosas, y aunque me siento agradecida por lo que tengo, también sé que hay un mundo ahí fuera que me aterra. La gente en mi barrio lucha a diario por sobrevivir, y los niños a menudo son víctimas de la violencia y el abuso. Es por eso que me he dedicado a estudiar psicología infantil, para ayudar de alguna manera a los niños que están pasando por situaciones difíciles.
Sin embargo, hay algo que me preocupa más que cualquier cosa en este momento: la carta que acabo de recibir. Es de un soldado en la guerra, alguien a quien nunca he visto ni conocido, pero que parece necesitar de mi ayuda. La carta es conmovedora y desgarradora a la vez, y no puedo evitar sentir un nudo en mi garganta mientras la leo, no oigo cuando victoria, mi mejor amiga y socia del alma, entra a la panadería, y me empieza a interrogar.
--- Hola, Samantha, ¿cómo estás hoy?---
----- Hola, amiga, estoy bien, gracias. ¿Y tú?----
----Estoy bien, gracias. Oye, ¿qué hay en esa carta que estás sosteniendo?-----
--- Oh, es una respuesta a una tarea que hicimos en la universidad hace unos años. Nos pidieron que escribiéramos una carta a un soldado en la guerra para animarlo. Yo envié la mía a una dirección al azar, pero nunca pensé que alguien realmente la recibiría----.
---- Wow, ¿y quién es el soldado que te escribió?----
----Su nombre es Adam Johnson. No lo conozco, pero su carta fue muy emotiva. Me contó que ha estado en la guerra durante cinco años y que está a punto de regresar a casa. Me hizo reflexionar en todas las cosas que damos por sentado en nuestra vida diaria y que a veces por egoísmo, o por cosas de la vida, terminamos aislándonos, o destruyendo a quien nos importa.
---De verdad, eso suena increíble, Samantha. Es genial que hayas podido hacer una pequeña diferencia en la vida de alguien sin siquiera saberlo, y como siempre te digo las cosas pasan por algo, ya que a veces una palabra, una nota, en este caso es lo que se necesita, para que pueda dar ánimos de vida o algo más, a una persona que está pasándola mal, llena de angustias y tantas cosas en un país o situación no deseada----.
---- Sí, lo es. Me hizo sentir bien saber que puedo hacer algo bueno sin siquiera darme cuenta. Voy a responderle y enviarle una carta de vuelta. Tal vez pueda ayudar a hacer su transición a la vida civil un poco más fácil---.
---- Eso suena como una gran idea. Definitivamente, deberías hacerlo---.
---- Lo haré. Gracias por escucharme, amiga. Siempre eres un gran apoyo para mí----.
----- ¡De nada! Siempre estoy aquí para ti----. Me dice, mientras gira atrás del mostrador y me da un abrazo, y se dispone a ir atrás a los hornos, a empezar nuestro día de trabajo.
Me deja pensando, por qué este soldado me ha escrito a mí, pero siento que tengo que responderle. No puedo simplemente ignorar su dolor y su necesidad de ayuda. Así que me tomo el tiempo de escribirle una carta de vuelta, tratando de encontrar las palabras adecuadas que puedan llevarle un poco de esperanza en medio de la guerra.
Me preocupa que no sea suficiente, que mis palabras se pierdan en la nada, pero algo me dice que esto es solo el comienzo de una historia más grande. Una historia que todavía no sé cómo terminará, pero que estoy dispuesta a enfrentar con valentía y determinación…
++++
18 de marzo, del 2018
Querido Adam Johnson
Antes que nada, espero que por medio de esta carta te encuentre bien y que te encuentres seguro o en lo posible. Me presento, mi nombre es Samantha Smith, aunque mis amigos me llaman Sam, tengo 24 años por ahora, je y soy la persona detrás de la carta que recibiste hace unos días. Fui asignada por mi universidad para escribir cartas de aliento para aquellos que están luchando en la guerra, y tu carta llegó a mis manos.
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Editado: 07.04.2023