— No se preocupe, Sr. Smith lo entiendo ¿Van a perseguir a las que huyeron?
— No, nunca lo hacemos, solo estamos preparados para atraparlas y sanarlas, pero aquí, ya que cada cierto tiempo nos atacan.
— ¿Y por qué no las cazan? Sería mejor.
— Los dirigentes no quieren.
"Hermana, también te parece buena mi idea ¿Verdad? Debo lograrlo".
— ¿Cómo puedo hacer para hablar con ellos?
— Es difícil — al ver la fuerza en la mirada de Andrés — solo puede ayudarte en eso el Dr. Williams.
El científico le dijo lo mismo que el militar.
— ¿Usted podría darme antídotos, sin pasar por los políticos?
— No, lo siento, solo ellos pueden autorizar algo como lo que me pides, pero no creo que lo logres, ya ha habido algunos que propusieron lo mismo y ellos no lo aceptaron.
— Consígame la reunión, y yo los convenceré.
Una semana después lo recibieron los dirigentes, seis tipos serios, callados, se notaba que no tenían interés en escuchar lo que iba a decir.
— Señores, este es el Sr. Andrés Bereschith — presentó el Dr. Willians — me retiró, te espero afuera.
— Sr. Bereschith ¿Qué deseaba decirnos?
— Quiero que me autoricen para que me den una cantidad de antídotos cada cierto tiempo.
— ¿Para que las necesita?
— Iré a buscar amazonas y zombies, antes los mataba, ahora quiero ayudarles para que sanen, y pueden unirse a ustedes.
— ¿Por qué deberíamos derrochar nuestros recursos en algo que puede o no que resulte?
— Solo pido los antídotos, nada más.
— ¿Usted cree que solo podría hacer algo así? Lo único que hará es que lo maten.
— He vivido muchos años solo en la selva, y cazado a muchos de esos monstruos, pero si ahora puedo ayudarlos creo que ese debe ser mi deber. Una persona puede hacer el cambio — se acordó de su hermana — yo puedo hacer ese cambio para esas personas, así podre ayudar a detener esta locura.
— Espere afuera, le notificaremos de nuestra decisión.
Una hora después, salió uno de los hombres.
— Hemos denegado su petición.
— Pero...
El dirigente se dio la vuelta, entró a la habitación del consejo y cerró la puerta.
— Lo siento muchacho.
Se fueron caminando lento.
"Eli, lo intente a su modo, ahora lo hare al mío".
Fue a la casa del científico, cuando estuvo con él a solas le propuso su plan.
— Dr. Williams, necesito que me dé los antídotos que pueda conseguir.
— Lo siento, ellos ya no lo negaron.
— ¿Cree que estoy equivocado al querer ayudarlos?
— Dame una semana — respondió el hombre mayor, luego de meditar un momento.
Una semana después, Andrés iba a partir por fin, salió lo más sigiloso que pudo de Avalon, a pesar de eso una persona lo esperaba en el límite de las patrullas.
— Capitán Smith, yo... voy a volver a la selva, no me acostumbre a la vida aquí — tenía sujetó con fuerza el contenedor que le entregó el científico.
— No tienes que mentir, por suerte yo estaba de guardia y descubrí lo que hizo el Dr. Williams. Cuando lo encaré me dijo lo que pensabas hacer, y lo encubrí.
— ¿Me vas a detener?
— No, vengo para ir contigo — entonces Andrés vio una mochila al lado del otro — quiero unirme a tu misión, toda mi familia murió a manos de unos zombies, por eso te hice eso cuando te conocí. Además no soy el único que quiere ir contigo.
Miró a un sector, había 3 personas, dos mujeres y un varón más, todos preparados para seguirlo.
— Esto será peligroso, además no podremos volver a la ciudad, tal vez para siempre, sus dirigentes nos declararán proscritos.
— Ellos al igual que yo están preparados.
Se juntaron y se fueron silenciosos. Muchos meses después, habían perdido a uno de los varones, a cambio de esa muerte, ya tenían a unos 50 sanados, decidieron que una de las mujeres volviera a la ciudad a dejarlos, no debía dejarse ver, pero a pesar de su cuidado fue apresada.
Luego de tener una entrevista con los dirigentes, la dejaron ir con una solicitud para Andrés.
— ¿Qué quieren qué? — no podía creer lo que le dijo.
— Una entrevista, nada más, luego te dejarán ir, al menos no me encarcelaron, y me dieron esto — era un estuche con 100 antídotos más.
— Voy a ir ¿Smith? — buscó a su amigo con la vista.
— Dime.
— Te quedas a cargo, si no vuelvo sabes que hacer.
— Cuídate amigo.
Cuando llegó a Avalon fue llevado inmediatamente a presencia de los dirigentes.
— ¿Qué quieren decirme? ¿Podré irme con mi gente?
— Usted robo antídotos, y es el líder de un grupo que se fue sin autorización de sus superiores a esa... cruzada personal para redimir lo que pasó con su abuelo.
El joven estaba tranquilo, si lo encarcelaban encontraría como escapar, nadie lo detendría en lo que consideraba su destino.
— Sabemos que uno de lo que fue con usted murió, es una lástima — luego de dar un par de pasos se volvió hacia el muchacho — muchos supieron lo que usted está haciendo, luego que se fueron la presión de las personas se volvió tremenda, hubieron marchas, nunca antes había pasado algo así. Tuvimos que aceptar que se prepararan más grupos como el suyo — lo que iba a decir le costó mucho — necesitamos que los prepare, les dé consejos, seguimos sin estar de acuerdo en lo que hizo, pero ya no podemos evitarlo. No queremos que esto se salga de control, al menos dos grupos lo siguieron sin permiso, preferimos ayudarlos y no crear un caos en la ciudad.
— Yo no quise que esto pasará.
— Debió pensarlo antes de escabullirse — suspiró molesto — lo apoyaremos, pero ya no se autorizará a nadie salir para ir en busca de los infectados. Lo esperan 3 grupos de 5 personas para que les de la instrucción necesaria.
Durante los siguientes años, los grupos de rescate cada vez enviaban más sanados, se perdieron varios de sus miembros. A pesar de lo que dijeron las autoridades, muchas de las personas que fueron rescatadas fueron autorizadas para ser "cazadores". El gobierno ayudaba con viveros, y lo necesario para las familias de quienes morían salvando a los demás, quienes eran considerados como héroes.
Editado: 05.04.2021