El Poder Del Aura

Capitulo 1

Muchas cosas molestaban a Ethan, una de ellas era el bullying, lo sufrió un tiempo en la primaria por no tener papás y su hermano tuvo que cambiarlo de escuela y aquí estaba nuevamente escapando de tres chicos que querían golpearlo solo por defender a uno de sus compañeros.

—No, esta vez no te escaparas, malnacido bastardo. —Hablo Alexis— Te voy triturar los huesos de un puñetazo.

—No lo vas a lograr. —Contestó Ethan escondido detrás de uno de los estantes de libros— De hecho contaré hasta cinco para que abandones la biblioteca o te pateare el trasero tan fuerte que no podrás sentarte por dos semanas.

—Quisiera ver eso. —Alardeo Alexis—. Siempre escapas, de todo.

Ethan recordó todas las veces que le había dado su merecido a Wilfrido, Esteban y Alexis; se rio apareciendo sentado sobre una de las mesas del lugar. —Lo has visto tantas veces, cabeza hueca.

Alexis quedó estupefacto —¿Cómo hiciste eso?. —Pregunto.

—Te lo he explicado como once veces, pero por supuesto, no lo vas a recordar. —Volteo a mirar a Esteban y sonrió—. Soy algo así como un héroe y estoy aquí para castigar a las personas como tú, abusivos tontos y bravucones. —Sus ojos cambiaron de color, sus manos comenzaron a emanar aura.

—Deberíamos entrar, Lenna. —Dijo Eduardo percatándose de lo que adentro sucedía—.

—No —Dijo Lenna—.

Ethan bajo de un brinco de la mesa —Uno. —Comenzó la cuenta— Dos —Continuó, mirando amenazante a los abusivos— Tres… cuatro… —Figuras monstruosas comenzaron a formarse tras él haciendo que Alexis, Esteban y Wilfrido gritaran de miedo— Cinco.

Las figuras se abalanzaron contra los chicos mientras estos corrían hacia la puerta de la biblioteca —¡Basta Ethan!. —Exclamó Lenna haciendo una entrada tan dramática que hizo a Eduardo entornar los ojos. Una estela de aura rosa se formó sobre Alexis y los demás; los monstruos desaparecieron. Ethan quedo parado justo frente a los hermanos D'contte.

—¿Realmente era necesario usar ILUSIÓN con ellos? —Preguntó Eduardo cruzando los brazos—.

—¿Era necesario entrar tan dramáticamente?. —Contradijo Ethan—.

—Tu, guarda silencio. —Sentenció Lenna— y tú ve por ellos y por favor, esta vez si has bien lo que tienes que hacer.

Eduardo agacho la mirada —Sabes que no voy a hacerlo, respeta mi decisión. —Chasqueo los dedos y desaparecido antes de que Lenna pudiera decir algo—.

—¿De qué habla? —Pregunto el chico con curiosidad—.

—Temas de hermanos. —Contestó la pelirroja—.

—A mi hermano no le gustara. —Alegó Ethan—.

—A tu hermano no le gustara lo que acabas de hacer. —Interrumpió Lenna. Un mensaje llegó a su celular y suspiro con fuerza al leer lo que decía—. Están con el director, Eduardo está tratando de que esto no se salga de control, pero Esteban está teniendo un ataque de pánico—.

~*~

Una de las situaciones que más odiaba Ramsés era que lo llamaran de la preparatoria de su hermano menor por que este había infringido nuevamente las reglas, a veces las cosas no se podían poner peor después de que el director tomará la decisión de expulsar al chico y el mayor tomara acciones que bueno, si bien se puede decir, no eran del todo comunes.

—Maldita sea Ethan, tienes apenas un semestre, apenas un jodido semestre y ya te han expulsado doce veces. —Reclamo el mayor molesto.

—Bueno, ahora mismo el director no lo recuerda así que literalmente no estoy expulsado. —Sonrió abriendo la puerta de copiloto del coche de su hermano—.

—No lo recuerda por que le borre la memoria como las últimas once veces que me ha citado para expulsarte, entiende de una buena vez Alarii, no puedes usar tus poderes con los que no son como nosotros solo por una pseudo justicia imaginaria, deja que los demás arreglen sus problemas. —Encendió el auto y acelero—.

—¡No es justicia imaginaria, defiendo a quien no puede hacerlo de quién quiere hacerles daño; eso no es malo!.

—¡No es malo!. —Dijo Ramsés—.

—¡Claro que no lo es, hermano! —Exclamó exaltado Ethan—. Tengo este don por alguna razón, ¿qué tal si mi destino es ser un superhéroe?.

—No se trata del destino, por todos los dioses, Ethan, se trata de lo que es correcto y lo que no. —Exclamó alterado—.

—Apesta. —Dijo el chico—. Mi vida, la escuela, todo apesta.

Pero no era eso lo que realmente atormentaba a Ethan, lo único que sabía sobre su pasado era que eran huérfanos y fueron adoptados por una anciana maestra jubilada que los trato como si fueran sus propios hijos, aunque pasaban desapercibidos como los nietos de la señora Cortez.

—¿Expulsión otra vez, cariño? —Preguntó la anciana Hellen, viéndolos entrar a la casa—. ¿Quinta vez, cierto?

—Décimo segunda, abuela. —Contestó Ethan tomando un pan de la mesa—. Pero Ramsés ya se encargó de ello.

—Si te das cuenta que tu hermano no va a estar siempre para cubrirte la espalda cada que haces algo indebido ¿cierto? —Contestó la abuela—.




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