Tybee Island, Georgia.
Colin piso el freno a fondo cuando vio al chico a la mitad del camino, pero su auto derrapó en la tierra suelta del camino y se fue contra uno de los árboles que bordeaban la orilla.
Aquel chico saltó hacia el auto y arranco la portezuela del auto de Colin de un tirón, sujeto a este por el brazo arrojando lo al suelo.
—¿Qué quieres de mí? —le grito Colin y se arrastró para ponerse de pie.
—¡Sabes lo que quiero! No te hagas el inocente —el chico lo observo desde su posición sin dejar de mirarlo a los ojos.
Colin no comprendía que estaba sucediendo. Nada tenía sentido, y están aterrado. Ni siquiera sabía de qué le estaba hablando, ni siquiera al chico con los ojos negros como la noche parado sobre él.
—¿Quién eres? —le grito arrastrándose hacia atrás.
—Soy un hijo del Diablo —sonrió— ¿Quién te ha dado ese anillo?
Colin se pasó los dedos por el anillo y miró la piedra azul brillante sobre el oro reluciente, frunció el ceño tan confundido como asustado y recordó que la había encontrado en las cosas de su abuelo, en la caja fuerte para ser exactos.
—¿Eso es lo que quieres? —Se arranco el anillo con un tirón y se lo lanzó cerca de sus pies.
—Lo estuviste usando tanto tiempo que adquiriste sus poderes, así que ahora necesito matarte para poder tener esos poderes —se inclinó despacio para recoger el anillo, sus ojos oscuros se encendieron como luces blancas.
Colin se arrastró hasta ponerse de pie y se echó a correr sin ninguna dirección segura, lo único que deseaba era alejarse y ponerse a salvo.
Entonces, sintió como una fuerza invisible lo detenía, impidiendo que siguiera moviéndose, comenzó a alzarse despacio dejando el suelo dos metros debajo de él.
—No me lo hagas más difícil, no te canses.
El chico lo empujo contra el suelo, se acercó despacio hasta él para abrir su pecho.
Colin se moría del terror, su corazón se agitaba en su pecho y a su vez la respiración se le iba. Temblaba del miedo porque no quería morir, no lo quería, no tenía idea de lo que sucedió, y cómo fue que llegó hasta aquí, a punto de morir.
El chico se subió sobre su cuerpo y con las manos bien apoyadas contra su pecho a punto de terminar con su vida de una.
De pronto, surgió alguien por detrás para detenerlo, se movió con gran velocidad y lo sujeto desde el cuello, levantando al chico para arrastrarlo por el campo lleno de maleza.
Colin conocía al nuevo chico que le había salvado la vida, no había hablado con él jamás, pero le agradecía que hubiera llegado en el momento exacto, se levantó del suelo y se echó a correr por el campo alejándose de aquel lugar.