El Portador - Serie El Metamensaje

Cap. 1. La Cronosala

New Denver, Consolidated States of North America - Futuro

Lejos de los estériles ambientes de ingeniería de siglos anteriores, la subterránea Cronosala de la máquina Quántum Cronos era una joya de la arquitectura contemporánea, digna del museo que varios cientos de metros más arriba mostraba al mundo exquisitas colecciones de arte recuperadas de los desastres de la Tercera Guerra Mundial.

Una sala donde el futuro y el pasado convergían, altas y curvadas paredes semejantes a una catedral moderna, revestidas de pantallas holográficas interactivas, mostraban paisajes fluidos de eras distantes. Anchas columnas conductoras de energía, señalaban una ionización que fluía como un halo fino hacia la máquina del tiempo.

En el centro, la máquina Quántum Cronos se alzaba en una gigante columna de tecnología avanzada, sus luces pulsantes sincronizadas con el latido del universo. Cada pulsación de luz y zumbido de energía podría ser un recordatorio constante de posibilidades ilimitadas.

Un sutil olor a ozono se esparcía por el ambiente, un recordatorio tangible de su poder para manipular la estructura misma del espacio-tiempo.

En un extremo, un pulso luminoso anunció la llegada del elevador. Con un movimiento elegante y sonido armónico, las puertas se abrieron al ambiente de la sala.
Peter Markussen caminó despacio hacia la veranda del borde de la plataforma que ofrecía una vista a la inmensa bóveda de brillantes colores metalizados que se extendía ante él.

Girando la cabeza hacia Smith, quien escudriñaba toda la sala en confirmación de no hallar algo fuera de orden, Markussen, con un ademán decidido, le indicó:
“Es tiempo de que iniciemos el proceso. Así que, ¡a movernos!”

Con un comando a través de su Neurosincronizador, Smith llamó mentalmente un aeromóvil, y segundos después un deslizador descendió a unos cuantos metros de los dos hombres. Al sentarse, la silla cambió su forma, adaptando el soporte ergonómico personalizado requerido por cada usuario. Peter Markussen sintió con agrado como un delicado pulso proyectado dentro de sus piernas y espalda eliminaba la fatiga de su viejo cuerpo.

“Antes de ir a la sala de Control, quiero dar una vuelta por la máquina del tiempo, no me gusta dejar todo en manos de androides”. Comentó Smith.

Peter Markussen se rio: “A pesar de ser uno de los genios de la ingeniería moderna, sigues siendo un viejo atado a las antiguas manías humanas. Si ya todos los androides están restringidos en ciertas expresiones de inteligencia autónoma”.

Smith respondió “Mis antepasados apenas sobrevivieron intactos la Tercera Guerra Mundial, y sus nietos sufrieron la insurrección de los transhumanos y sus androides. Peter, si es parte de la historia de tu familia, eso te marca, y por generaciones”.

“Cierto Richard, es algo que muchos hemos querido olvidar. Pero debo confesar que también tengo esa impresión tatuada en mi alma, en mi más íntimo código genético, podría decir. Perdóname si te he tocado esa tecla tan sensible. Pero, por eso, estamos aquí y haciendo lo que debe hacerse, asegurar un futuro en el cual podamos condicionar a toda la humanidad presente y futura a que no sientan más inclinaciones a la autodestrucción de nuestra especie”. Comentó Markussen con una expresión de profundo pesar.

“Sí, pero hay muchos políticos y poderosos que de saberse lo que hemos logrado y lo que estamos a punto de iniciar, pondrían el grito en el cielo. Nos inhibirán la mente y luego se tirarían encima de todo el proyecto como unos cerdos desesperados por revolcarse en el barro”, alegó Smith, mientras se acercaban a dos semiesferas alineadas a cierta distancia de la larga y puntiaguda estructura de la máquina del tiempo“.

“Dudo que entendieran algo de esta ingeniería. Si no fuera por la aparición de ese dron cargado de datos y esa enigmática entrevista que tuviste, estaría todavía dando clases en la universidad y tú limpiando la radiactividad de las obras de arte de todas las épocas pasadas”.

Smith se ensimismó en uno de sus ya legendarios monólogos. “Para decir la verdad, no termino de entender la ciencia que desarrollamos con las instrucciones recibidas”.

“La distorsión del espacio-tiempo es un concepto fascinante. Imagina que el espacio y el tiempo están entrelazados, como una tela elástica. Con la máquina del tiempo Quántum Cronos, podemos lograr el traslado de un objeto hacia el pasado”.

“Este objeto, o ser, después de actuar en el pasado, vuelve de nuevo al presente. Al mismo tiempo y lugar del cual lo enviamos. Como si fuera una cinta elástica que estiras y metes en el agua. Al momento de soltar la cinta, sale del agua pero regresa mojada. O sea, podemos comprobar que hubo un cambio”.

Markussen se arremolinó en su silla, disfrutando de los efectos vigorizantes que le proporcionaba. “¡Ja! Cualquiera diría que es un fraude, asegurarían que nada fue a ninguna parte, y todo sigue igual como antes. Los datos históricos lo evidenciarían”.

Markussen imprimiendo energía a sus palabras, comentó, “¡Pero sí, tenemos registros y conciencia del cambio del antes al después!”

“Cuando durante la operación dejamos nuestros datos históricos en la Cúpula de Preservación del contínuum espacio - temporal, mantenemos nuestra realidad previa de forma inalterada. Solo así podemos revisar si se cumplieron los Protocolos de no Interferencia, no alterando significativamente la línea de tiempo o interfiriendo con eventos temporales conocidos”.

“¡De ahí, es que sabemos que efectivamente intervinimos eventos históricos en el pasado!”




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.