Leonardo todavía estaba sentado en el banco del parque frente a la marina de botes, meciéndose en la suave brisa mañanera. Se chupó los dedos para retirar el fuerte olor a orégano, mientras que pensativamente levantaba el vaso para sorber pequeños tragos del espresso caliente. Lentamente, su cabeza comenzaba a aclararse en el fresco aire mañanero. Se acordaba de su pasada vida en Dinamarca y Alemania, donde el clima no era tan generoso como en “la bella Italia”.
“¡Avispa!” Un estridente grito detrás de Leonardo le hizo derramar el café caliente sobre su pierna. “¡Me ha picado una avispa!”
Sorprendido, Leonardo se voltea en el banco y ve un hombre mayor corriendo por en medio del parque hacia la avenida.
Más adelante, otro transeúnte mañanero también soltó un grito. “¡Me picaron!”
Viendo que la gente tomaba la decisión de abandonar el parque de la forma más rápida posible, Leonardo alarmado siguió su ejemplo.
Mientras se apresuraba por el sendero del parque, una sutil alteración en el espacio lo seguía de cerca.
La Sonda de Exploración e Identificación, haciendo fluir la luz alrededor de su estructura esférica, invisibilizaba su presencia, acercándose sigilosamente a Leonardo.
Un punzante dolor en el cuello le hizo encoger mientras que el láser vaporizaba un pequeño orificio en su carne. La sonda se apresuró a recoger un poco del material vaporizado, regresando a quedar volando un metro encima de la cabeza de Leonardo. Este, cubriéndose el cuello cauterizado con la mano, corrió aterrorizado por la Vía Corso Cristoforo Colombo.
Dentro de la sonda, el ADN de Leonardo era comparado con los datos de un ADN de control. Dando la muestra resultados positivos, el pequeño objeto volvió a acercarse. Con precisión, una pequeña cápsula envuelta en una membrana anestesiante fue disparada en la base del cráneo. Liberando una sustancia fijadora, se adhirió fuertemente al hueso, marcándolo con una señal de identificación.
La sonda verificó la correcta emisión de señal, se apartó y desapareció en un mínimo destello de luz y calor imperceptible.
Cronosala - Futuro
En otro destello de luz, la sonda se materializó en el futuro, en la Cúpula de Transferencia de la máquina del tiempo Quántum Cronos. Inmediatamente, un grupo de ginoides operativos, vestidas de uniforme amarillo, iniciaron el protocolo correspondiente en la cúpula de transferencia. Una ginoide recuperó el artefacto, introduciéndolo en una unidad de análisis.
En la Estación de Control y Seguimiento, Markussen y Smith, expectantes y un tanto nerviosos, ampliaron la imagen flotante de patrones de ADN que se formó delante de ellos. La voz de la ginoide supervisora comentaba profesionalmente, “La sonda de exploración e identificación confirma un 100% de coincidencia del ADN del sujeto con la muestra de control de nuestros archivos. Todos los parámetros de selección están en verde. Pueden proseguir con el siguiente paso”.
Editado: 30.08.2024