El Portador - Serie El Metamensaje

Cap. 14. Programación profunda

New Denver, Consolidated States of North America - Futuro

Andersson, llevó a Leonardo y Cassandra a la sala de proyección del modelo en el cual trabajaba el grupo de científicos. La estructura se retorcía en un extremo, pero se mantenía estable en el otro.

“Como líder del Departamento de Ingeniería Social, organizamos cómo influir en la sociedad para mejorar su comportamiento y adaptación. Nuestro objetivo es asegurar que los estándares de vida y las formas de convivencia sean óptimos para el progreso y la supervivencia duradera de la comunidad.

Esto es nuestro aporte al gobierno de los Estados Consolidados de Norteamérica. Para tu información integramos lo que antes era Canadá, Estados Unidos y México. ¿Eres de la preguerra, no?”

“Sí, lo soy”, respondió distraídamente mientras observaba con fascinación el holograma que lentamente se retorcía en el aire.

Leonardo apuntó a la estructura alrededor de la cual tantos hombres y mujeres trabajaban sin inmutarse por su presencia. Con frecuencia eran visitados por representantes gubernamentales, y habituados a ello, no se iban a distraer de su trabajo. Todos pensaban, que cuanto menos preguntas les hagan los burócratas, tanto mejor.

“¿Cuál es la función de esta estructura? ¿Y por qué se mueve tanto?”

“Es lo que quería enseñarte”, respondió Andersson. “Aquí tenemos una representación holográfica de los algoritmos que usamos para modificar la conducta de los individuos y grupos que componen nuestra sociedad. Ensayamos cada elemento que nos presenta el programa, hasta que llegue a su punto de estabilidad. Esto toma bastante tiempo y trabajo. Ya no cometemos los errores del pasado en dejar todo en manos de inteligencias artificiales. Ellas proponen las alternativas, nosotros las ponemos a prueba y aprobamos, o lo borramos para comenzar de nuevo”.

El Ingeniero Social iba explicando a Leonardo el funcionamiento de la estructura y cómo modificaba las conductas, creando tendencias que eran rápidamente absorbidas por la población.

Luego volvieron a la oficina de Andersson quien les indicó que tomaran asiento en unas poltronas que evaluaban las necesidades de postura del usuario y se adaptaban para generar el mayor confort posible.

Leonardo se acordó de los nuevos muebles costosos que hace poco adquirió para su sala de estar y su atelier. — ¿Hace poco? Unos pocos días, hace siglos atrás. Pero unas poltronas de esas no estarían nada mal, y una pared holográfica mucho menos.

Miraba de reojo las estilizadas piernas de Cassandra mientras Sven Andersson revisaba una pantalla flotante que le había aparecido con una notificación. Con una orden de su Neurosincronizador, cerró el monitor y se dirigió a sus invitados.

“Bien, hace algún tiempo atrás, Cassandra me contrató para trabajar en la fundación del Museo de Recuperación de las Artes para dedicarme a una rama de servicios gubernamentales de Ingeniería Social. Posteriormente, me presentaron la oportunidad de trabajar en un proyecto especial para el cual, según contrato, me sometía a un condicionamiento psíquico voluntario de protocolos de seguridad”.

Ante la mirada alarmada de Leonardo, Andersson continuó. “En nuestra sociedad es normal que una empresa aplique condicionamiento mental para algunos proyectos, de forma que se mantenga la confidencialidad.

“La paga es superior y los beneficios extraordinarios. Así que nos sometemos al condicionamiento por contrato. No se pierde mucho de la vida profesional. Simplemente que al terminar la relación con la empresa, tienes lagunas mentales referentes a información sensible. Es totalmente legal”.

Leonardo trató de captar todo el sentido de eso, cuando Andersson hizo un gesto para llamarle la atención y continuó. “Mi tarea aquí fue el desarrollo de una psico-programación inductiva siguiendo los lineamientos de la Inteligencia Artificial Cognitrón. Trabajamos intensamente en el programa y lo finalizamos hace poco”.

“Esta psico-programación está encapsulada en un metamensaje capaz de afectar profundamente a un individuo. Al quedar esa persona expuesta al metamensaje, experimentará un breve momento de caos mental. Quedará muy alterada la capacidad de codificar las impresiones que recoge su mente, y estructurarlas racionalmente según su educación, su cultura y su ideología”.

“En el momento en que reine un alto grado de confusión en el pensamiento de la persona expuesta, su psique, tratando de recuperar el equilibrio, buscará un esquema que restaure el orden en el caos mental. En este instante, la psico-programación emerge como una solución para restablecer la armonía. A medida que es aceptada por la mente, comienza a reorganizar los procesos de interpretación y clasificación de las impresiones. Estas pueden provenir de la interacción con el mundo circundante o generarse internamente en la persona durante sus pensamientos, meditaciones, sueños y recuerdos”.

Andersson hizo una pausa. “¿Me sigues, Leonardo?”

“Creo que sí”.

“Por cierto, Cassandra, asegúrate luego que Leonardo comprenda bien todo lo que haya visto y oído. Que su Neurosincronizador elabore una programación inductiva para que su memoria no solo recuerde, sino que entienda todo el asunto que le estoy presentando. Su comprensión será esencial para estructurar una convicción y entendimiento fuerte de su misión”.

Andersson continuó. “Si el estado en que se encuentra la persona, es reforzado por otros individuos que quedaron bajo la misma influencia, se debe mantener la exposición del Metamensaje en forma constante y atractiva. En relativamente corto tiempo se formará todo un movimiento alrededor de la nueva conciencia inducida. Pasará las fronteras sociales, culturales, políticas y nacionales y cambiará la civilización. La población remanente de la tercera guerra mundial llevará esa programación de condicionamiento que evitará cualquier violencia futura”.




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