El Portador - Serie El Metamensaje

Cap. 18. El Portador

New Denver, Consolidated States of North America - Futuro

Emergieron del ascensor hacia la plataforma que se abría ante ellos, revelando una panorámica de la vasta bóveda resplandeciente en tonos metálicos brillantes. A lo lejos, entre dos círculos de columnas y flanqueada por dos blancas cúpulas, se divisaba la inmensa columna de la máquina Quántum Cronos, pareciendo inhalar largos jirones de vapor ionizado.

Un grupo de personas sentadas en la terraza, disfrutaban la atención de atentas ginoides elegantes, que servían jugos y trocitos de frutas. Peter Markussen se levantó a recibir a la pareja, “Ah, ¡sí, aquí está Leonardo Lahrson, nuestro viajero! Démosle un aplauso a este hombre valiente. ¡El promotor de un nuevo pasado, un renovado presente y un prometedor futuro!”

Todos se levantaron de sus sofás y poltronas, y puestos de pie ovacionaron a Leonardo, dándole la mano y palmeándole la espalda. Entre el momentáneo caos de gente que quería despedirse o felicitarle, este giró la cabeza buscando a Cassandra. Estaba a cierta distancia del grupo con un rostro “ginoidemente impasible”. Sin embargo, no le quitaba la vista de encima, guiñándole un ojo por una fracción de tiempo.

Peter Markussen, Richard Smith y Sven Andersson lo tomaron aparte. “Leonardo Lahrson,” dijo Markussen, “¿está consciente de la importancia de su misión? Nos estamos jugando el futuro de la humanidad. Queremos confiar en tu absoluto compromiso. A través de tu potenciación genética y la ayuda del Neurosincronizador más adelantado que existe en nuestro tiempo, te estamos dando todo el apoyo del cual somos capaces”. Mirándole con una profunda expresión de determinación continuó. “¿Podemos contar contigo?”

Leonardo, con aire de asumir el compromiso, dijo formalmente. “Estoy absolutamente convencido de mi papel en crear el cambio en la sociedad de mi tiempo, que conlleve la preservación de la raza humana más allá de la guerra que vendrá sobre mi civilización. Con los recursos que me han dado, haré todo lo que esté a mi alcance para lograr el éxito de la tarea que me han asignado”.

Su voz denotaba determinación y resolución ante el desafío que se presentaba. Sabía que la preservación de la humanidad dependía del éxito de su misión, y estaba dispuesto a entregarse por completo para alcanzar ese objetivo crucial.

Los tres hombres exhalaron el aire que nerviosamente habían retenido en sus pulmones.

“Estaremos monitoreando el avance de tu misión cuando la Cúpula de Preservación indique un cambio en el espacio-tiempo, pero reteniendo los recuerdos de la línea temporal original. Después de que los cambios hayan tenido lugar.

También podremos monitorear tu condición por medio de las sondas de actualización liberadas por tu Neurosincronizador. Cassandra te puso al tanto de todo ello. ¿Correcto?”, preguntó Smith.

“Sí, Cassandra me instruyó al respecto. Así como mi Neurosincronizador, quien me continúa entrenando en cuanto a todos los detalles relativos a la comunicación con ustedes”, respondió Leonardo.

Smith aclaró. “En caso de tener algún impedimento extremo que pudiese afectar el desarrollo de tus actividades, tendremos un margen extremadamente estrecho en el cual poder ayudarte. Todos los eventos fueron calculados por la Inteligencia de Cognitrón, y fuera de los algoritmos planificados no tenemos mucho espacio de maniobra sin incurrir en una paradoja mayor. Esta descontrolaría nuestro Proyecto y el desenlace de la historia programada”.

“Entiendo”, dijo Leonardo. “Me ceñiré a las indicaciones que reciba de ustedes por medio de mi Neurosincronizador. No comprometeré la misión”.

Smith, algo aliviado, pero con cierto nivel de ansiedad compartido por todo el grupo, llamó a Cassandra. “Por favor lleva a Leonardo para su adecuación final al viaje de regreso”.

Nuevamente, todos le dieron un cálido apretón de manos acompañado de palabras de ánimo.

Cassandra se acercó a Leonardo, indicando que le siguiera a la pequeña sala clínica del nivel inferior. Encontraron a la ginoide médica vestida de amarillo, contemplándole curiosamente con sus ojos violeta. “Por favor desvístete y recuéstate sobre la plataforma de revisión y acondicionamiento”.

— Estas ginoides me conocen ya más desnudo que vestido. — pensó Leonardo, ya sin sorpresa, mientras se quitaba la ropa subiendo a la plataforma flotante.

La ginoide médico dijo “Te suministraré un antibiótico que evite cualquier contaminación biológica que puedas llegar contigo a tu tiempo. También esterilizaré todo tu cuerpo. Durante el viaje la condición física y mental de tu organismo se mantendrá estabilizada continuamente por tu Neurosincronizador. Puedes confiar que será mucho menos traumático que la primera travesía”.

Cassandra se acercó por última vez a Leonardo, masajeando su pecho. Aprovechado que la ginoide médico estaba en otro recinto preparando algunos equipos, se inclinó sobre él, inhalando profundamente su aliento mientras presionaba con fuerza su mano contra su plexo solar, registrando toda su presencia en su mente. “Te mantendré en mi memoria para siempre. Recuerda, seré yo, la primera que registre tus sondas de actualización. Sé valiente y cumple con tu misión”, le susurró con una mirada llena de una encubierta emoción humana.

Su voz denotaba una mezcla de cariño, determinación y confianza en el éxito de la empresa que Leonardo tenía por delante. Sabía que el peso de la responsabilidad recaía sobre sus hombros, pero también confiaba en que lograría cumplir con su cometido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.