El portal a Apricon.

03

Estoy en una sala enorme, una especie de invernadero con cascada privada, su rocío forma un arcoíris doble realmente maravilloso.

Sería más bonito si no me hubieran atado y amordazado a una silla rodeada de fenómenos.

No puedo evitar seguir gritando debajo de la mordaza.

—¿La pueden calmar? —habla el mismo chico semidesnudo, solo que ahora lleva una ropa bastante extraña.

—Con mucho gusto.

Sonríe un hombre rubio con ¡2 malditas colas en el...!

—La necesitamos viva, Nerón —lo detuvo el pelinegro y no pude estar más de acuerdo.

—Mujer... mala —pronuncio el monstruo de 2 metros y un ojo.

—¿Que te hizo la mujer mala, grandulón? —se sentía un tono burlesco en la voz del tal Nerón.

Otro chico, uno de cabello largo y blanco rodó los ojos y se acercó a mí, con mucho cuidado me quito la mordaza de la boca.

—Lamento el mal trato, no queremos hacerle daño.

Es muy amable... y lindo, parece como si brillara.

De una patada lo quite de mi vista, mi cuerpo se impulsar hacia atrás y al caer se logra romper la silla.

No pierdo ni un segundo en reponerme y empezar a correr

—¡WOOH, es buena! —exclamó Nerón.

—¡Espera! —ni idea de quien gritó y cree que le hare caso

El cíclope vuelve a seguirme y avanzo a la primera ventana arrojándome de cabeza a fuera.

Sigo corriendo con las manos atadas, mirando hacia atrás para asegurarme de que no me sigan y me voy alejando de lo que parece una mansión con temática de cuento de hadas.

Logro vislumbrar un pueblito cerca. Ahí pediré ayuda.

Sin embargo, mientras más cerca estoy, más extraño se vuelve todo, más extraño son los animales que no reconozco y más terrorífica se vuelve las personas que me miran confundidos.

Hay una mujer con seis ojos.

Un niño con cuernos.

Y un hombre con dos cabezas, amabas me sonríen.

¡Estoy en el maldito infierno!

Un viento atroz me revuelve el cabello y siento como si algo aterrizara detrás de mi

—Tienes que regresar.

Es la misma voz del chico de la serpiente. respire hondo, preparándome mentalmente para verlo otra vez.

Claramente jamás espere verlo con alas de murciélago.

—¡Solo me quiero ir a mi casa!

—No te pregunte —zanjó, y de la nada me elevó con él en el aire.

Era mi vida o mi vida, por lo que tuve más opción que apretarme a él para no hacerme añicos al caer al suele. la garganta me día de tanto gritar, cerré los ojos para ver a abajo y en segundo volvimos a estar en el suelo, en la mansión de fantasía.

Estaba el cíclope, Nerón y el albino esperando; pero una mujer captó mi atención, y no solo por su belleza sino por las alas emplumada que tiene como brazos.

—Gracias por traerla de vuelta, Krohonan —se acercó a mi—. Mi nombre es Annalis, líder de este Cuartel General para la protección de nuestro pueblo; y soy una Arpía.

Ni siquiera yo fui consciente de la carcajada que solté.

—Está loca —susurró el rubio de las colas.

—¡Oh! Definitivamente lo estoy para soñar esto —vocifere.

—No estas soñando —responde la... Arpía.

Qué raro llamar así a una mujer sin que se enoje.

—Aunque tampoco sabemos qué haces aquí —finalizó.

—¿Y dónde es aquí? —pregunte.

—¡El hermoso Apricon! Bienvenida al refugio, humana.




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