El portal a Apricon.

06

Estoy empezando a entender un poco esto de Apricon, lo que no entendiendo es la parodia de disfraz que intenta hacer Annalis.

—¡Que no te mueves! —grita y me tuve que obligar a estar más recta que una cruz

—¿Que se supone que soy?

—Parece un tigre bebe mezclado con trolls —Nerón torció la cara, buscando algún sentido en mi camuflaje.

—¡Es un Bakeneko! —Defendió a gritos Annalis—. ¡Es lo único que se me ocurrió!

—Pero así no se ve un Bakeneko —opinó Krohonan cruzado de brazos.

—¿¡Y cómo voy a saberlo?! —la arpía tiro al piso las telas—. Yo aún estaba en el huevo cuando se extinguieron.

—Para empezar ¿Que es un Bakeneko? —jale los bigotes y me quite los colmillos de tiburón.

—Un demonio gato, famoso en la Región de Asia —contestó Valian.

Con mucho esfuerzo me quite el montón de basura que Annalis cosió en mi ropa, que ahora está toda echada a perder y agujereada.

Annalis se puso de pie, dejándome claro una sola cosa.

—Y tu historia es que tu familia se quedó atrapada en el mundo humano.

—Hasta ahora que los valientes guardianes de Apricon te fueron a rescatar! —finalizó Nerón con una amplia y orgullosa sonrisa.

—¿Y se supone que esos "valientes guardianes" son ustedes? —mofe.

Krohonan fue el único que entendió el sarcasmo.

Con una sonrisa burlesca dejó de jugar con su serpiente y se apartó de la pared tomando el mando.

—Hay que llevarla al bazar a comprar algo normal.

—No podemos usar los fondos del cuartel en ella —quejó Annalis—. Con esto de las sirenas tenemos que salir a misiones con urgencia.

Krohonan, con una voz más gruesa habló:

—Reformulo: yo la llevare a comprar ropa.

—¡Yo quiero ir! —saltó Nerón

Krohonan lo detuvo.

—No.

Nerón se volvió a su asiento, acojonado.

—Andando.

Krohonan me pasó su abrigo, poniendo la oscura capucha para ocultar mi rostro.

El bazar quedaba un tanto lejos, o bueno, el cuartel general quedaba lejos del pueblo, pero Krohonan hizo que llegáramos en segundos.

—¡Bájame, por favor!

Permanecía con los ojos cerrados la mayor parte del vuelo, pero el vaivén de sus alas me atormentaba.

—¡Ya estamos por llegar! ¡deja de ahogarme!

Efectivamente llegamos en minutos, muy asustada, muy temblorosa, muy mareada.

—¡Vomita lejos de mí!

Todo lo que comí salió de mi sistema y fue a parar al pobre arbolito.

—Sabía que los humanos eras débiles, pero no tanto.

—Vete a la...

Volví a vomitar y cuando vi que todo daba vuelta, mi cuerpo no dio para más. caí en los brazos de Krohonan.

—Supongo que también tendré que gastar esmeraldas para alimentarte.

No tuve ni fuerzas para responder, sus palabras fue lo último que recuerdo antes de perder las fuerzas. Sentí como Krohonan me acomodó en sus brazos y siguió caminando hasta un lugar con mucha bulla, muchos sonidos extraños como gruñidos y rugidos.

Poco a poco recupere la conciencia, con la cabeza dándome vuelta, pero eso no evito que pegara el grito de mi vida al ver un bicho raro parecido a un panda, pero más perturbado.

Lo vi acercarse con sus patitas llenas de tierra, quiso extenderme su sombrero, pero Krohonan evito que lo enviara lejos de una patada.

—¡Es amistoso! —lo cargó a tiempo—. ¡ve su cara! ¿En serio crees que te haría daño?

Sin quitar mi expresión de disgusto observe a detalle la criatura.

—Se le está saliendo un moco.

Krohonan rodó los ojos, dejando al animal en el suelo que tropezó apenas dio un paso.

Me volví a sentar en el diván, con él a mi lado.

—Es un Tanuki —indicó.

—Es horrible.

Ninguno le quitó la mirada de encima al panda mientras iba rodando por la grama.

—No has comido nada desde que te encontramos —señaló una bandeja de frutas en el mesón de cristal.

Agarre una especie de manzana azul, lo único parecido a mi mundo. mire el lugar identificándolo como una especie de taberna de piedra, un poco oscura, rustica, pero muy hermosa con los cristales incrustados en la pared que reflectan miles de colores.

—¿Y tú que eres? —pregunte metiéndome un arándano a la boca.

—Un hada.

Escupí el agua.

¡Pero si parece más un demonio!

Me debe estar jodiendo.

Seguí mirándolo, esperando que se ría de mi o dijera la verdad. Parece que es en serio.

—Si ya terminaste podemos ir al bazar.

—¡Si, claro!

¿Cómo va a ser un hada si está a lo lejos de nacer de la risa de una bebe?

Comí los últimos trozos que quedaban, volví a ponerme la capucha y antes de salir, Krohonan me detuvo del brazo.

—No vayas a gritar.

—¿Tan... tan terrible es? —tartamudee.

No respondió.

De cualquier forma, me prepare mentalmente, recordando los monstruos de las películas de fantasía que veía de adolescente con mi amigos.

Pero no estaba lo suficientemente lista para ver a una mujer con serpientes en la cabeza pasar frente a mí.

No grite, estaba muy orgullosa de eso, pero tampoco pude evitar apartar la mirada como reflejo y esconder la cara en el brazo más cercano.

Por primera vez, escuche la risa de Krohonan

—No te va a convertir en piedra si es lo que piensan

—¿No?

—Las Gorgonas no hacen eso, es un mito.

—Para mí, todo esto son mitos y leyendas.

—Solo no te asustes ¿Aquí nadie te va a matar?

Asentí, creyendo un poco en sus palabras que me hacen sentir más tranquila.

—A menos que descubran que eres humana

Eso sería un problema, teniendo encuentra que aquí siempre sobra o falta algo: un ojo, un brazo, una cabeza.

A mí lo único que me falta es un tornillo.

—Vamos —Krohonan me apresuró a seguirle el paso sin detenerme a detallar las criaturas que me rodeaban.

Entonces y de repente, una explosión morada nos encegueció por un por momento con la aparición de Nerón que fue interceptado por el cuello por Krohonan

—Te dije que no nos siguieras, zorro.




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