El precio de la corona.

II. Tu coqueteo barato.

Noto como mi tío está impaciente para dar su punto de vista sobre lo que será el reinado cuando yo ceda al trono, sus dedos golpean rítmicamente la mesa de madera, mientras suelta uno que otro suspiro mostrando desesperación, les juro que si vuelve a soltar un suspiro más soy capaz de aventarle la carpeta llena de papeles que tengo en la mano.

Ahora es cuando les cuento que se me hace tedioso tener que convivir con mi tío, no es que tengamos un pasado oscuro, o algo por el estilo, simplemente no se nos da por convivir demasiado, —a pesar de que es uno de los dos únicos familiares que me queda—, así que por esa es la razón que está junto a mí, desde la muerte de mis padres estoy a su cargo.

Tocando el tema de mi familia, no recuerdo mucho, solo sé que mi madre era hija única, —al igual que yo—  solo eran mis abuelos y ella. Por otro lado, mi padre nunca tuvo una buena relación con su familia, al único que soportaba tener a su lado era a su hermano mi tío.

—Si me permites hablar Kate, creo que todo los cambios, bueno, a excepción de algunos, están muy bien fundamentados. El asunto es, ¿ya consiguieron al valiente que se casará con mi sobrina?

Ah, se me había olvidado que esa es una de las razones por que tampoco lo tolero, su machismo no le deja ver que no tengo necesidad de conseguirme a un hombre, y lo peor, es que no me cree lo suficientemente capaz como para que yo gobierne sola el reino. Sí, ya sé, sé que es un requisito estar casada si eres mujer y heredera de la corona, pero si él quisiera me ayudaría a abogar para que esa norma fuera dejada en el olvido. Claro que para él es poco conveniente, ya que ni siquiera tuviera la mínima oportunidad de querer hacer que su hijo llegue a tomar el reino.

—Gran duque, si me permite terminar. Es un tema importante.

—También el futuro de Arnovia es importante. ¿O no, Violet?

Su sonrisa de desprecio hace que me hierva la sangre, sé que por más que seamos familia, él hará lo imposible por querer poner obstáculos en mi camino a ser reina. En estas reuniones no suelo participar mucho, ya que siempre terminamos debatiendo sobre el porqué estoy calificada para poder gobernar por mi cuenta, al parecer que haya crecido de la mano de uno de los mejores gobernantes de Arnovia, y que desde los once años haya estudiado la historia de mi país, no es suficiente.

—Necesito que me aclares algo y es lo único que hagas por ahora, ¿por qué Simon estando soltero podrá tomar la corona y gobernar sin ningún percance?

—Querida, el simple hecho de ser hombre lo hace más fácil —odio admitir que eso es una realidad—por ende todos le tendrán más respeto y seguridad. Que es lo que refleja la masculinidad, respeto, seguridad, valentía y sabiduría.

Quisiera gritarle que soy capaz de mucho más que eso, que el hecho de ser mujer no me impide cumplir con esas cualidades, y que Simon, ni por que sea hombre logra cumplir con al menos dos cosas que ha mencionado. Pero con la mirada de Kate puesta en mí, temo que debo controlarme.

—Si ese es el problema, puede desposar a su novia cuando gustes. —su mirada me repasa de arriba hacia abajo— en cambio a ti, es muy difícil que alguien te despose por las buenas.

—Si me lo permite su majestad, y usted señor William. Creo que la princesa tiene un gran potencial, es hermosa, sofisti…— mi tío la vuelve a interrumpir.

—Lo hermosa de mi sobrina no está a discusión, es el vivo retrato de mi madre que en paz descanse. El problema es conseguir a alguien que la soporte con ese carácter, que de seguro heredó de su madre.

No soportaré ningún comentario viniendo de su parte, y mucho menos si cree que mi familia materna no me ha aportado nada bueno, de ambas familias heredé algo positivo y negativo, en el caso de la paterna lo positivo es mi determinación y lo negativo es tenerlo de tío.

—Agradezco tener carácter, — no hago caso esta vez de la mirada reprochadora de mi asistente y me pongo de pie— te aseguro que tengo el suficiente para como para gobernar al país yo sola. En cambio, el inútil de Simon, que ha pesar que tuvo la oportunidad de irse a estudiar al extranjero, aún no consigue un trabajo decente, y tampoco ha dejado de depender del dinero del reino.

Su rostro refleja algo de enojo, quiere decir que he sido asertiva con mis palabras, me ovaciono mentalmente por el pequeño gran triunfo que tuve en este micro debate que ha surgido, no me dejaré pisotear por él, aun así sea de mi propia sangre, no dejaré que gane, y que siga intentando rebajarme. He perdido la cuenta de cuantas veces William recalca que Simon podría ser un buen monarca. Si él me hubiera insistido hace unos cuatro o cinco años antes les aseguro que lo hubiera puesto en consideración, en cambio hoy que estoy tan decidida para tomar el mando del país, ni loca se lo cedo.

Cuando veo a Ryan entrar con tanta calma, suelto un suspiro, eso quiere decir una cosa al fin acabará este martirio, me sonríe y hace una reverencia. Carraspea para aclarar su garganta y empieza a hacer una expresión de confusión, como si estuviera recordando que es lo que nos venía a comunicar.

—¡Por Dios muchacho! Apresúrate. —noto como se aguanta las ganas de reírse y recupera la postura— ¿Qué es lo que vienes a decir?

—La princesa tiene su lección de esgrima.

Mi tío me mira anonadado, internamente sonrío de oreja a oreja, Ryan al parecer igual se presta a sacarle canas, sonrío falsamente y asiento. Mi guarura se acerca a mí y me ofrece su brazo, usualmente le diría que soy capaz de caminar por mi cuenta, pero es para cerrar con broche de oro esta escena. William de mala gana se levanta y me da una reverencia, asiento al ver este gesto.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.