El precio de la corona.

VII. Lo vales todo.

Abro los ojos repentinamente, siento una fuerte presión en mi abdomen, automáticamente empiezo a paniquearme, debido a esto el aire empieza a faltarme y cuando trato de tocar mi abdomen con mi mano choco contra el cabello de alguien. Trato de tranquilizarme para saber que está pasando exactamente, cuando intento incorporarme noto que es Landon, o bueno, su cabeza, la que hace la presión sobre mí, suelto un suspiro y empujo su pesada cabeza. Él parece percatarse de esto, ya que suelta un quejido, pero vuelve a quedarse completamente dormido.

Me levanto de la cama, suelto una risa amarga al percatarme que ayer por hacer coraje no quité la bata que cubre mi pijama. Me dirijo al baño y empiezo a desvestirme mientras escucho como el agua de la regadera empieza a correr y el calor de esta provoca que el vapor me envuelva, no hay nada que disfrute más que una buena ducha caliente.

 

Al salir secando mi cabello me quedo impresionada que el actor sigue durmiendo, hago una mueca de asco al solo imaginar que existe la posibilidad de que esté babeando mis sabanas, y un escalofrío recorre mi cuerpo completo al recordar que probablemente en un poco más de un mes estaremos casados y obligatoriamente tendremos que compartir habitación para aparentar un matrimonio feliz delante de Simon y William. Ahora más que nunca empezaré a disfrutar los días que me quedan en la soledad de mi alcoba, porque por lo poco que he conocido a Madden se me hace una persona muy encimosa e insoportable, así que dudo demasiado que me deje en paz un solo minuto.

Lo único que hago fuera del tocador es maquillarme un poco y cepillarme el cabello, pues ya me he colocado mi ropa en el vestidor, hoy decido ponerme un labial rojo, siempre he creído que me sienta bien, al verme al espejo trato con cuidado de no salirme de la línea de mis labios, ya que quiero evitar cualquier mancha en mi rostro. Todo tiene que estar perfectamente en su lugar. Cuando por fin termino volteo a ver en dirección a la cama, no me sorprendo de ver a Landon aun durmiendo, lo dejo pasar y camino rápidamente hacia la puerta.

Cruzo el umbral de la puerta y la cierro rápidamente, me sobresalto al ver a Carlo de pie frente a mí, hace una reverencia y me sonríe, fuerzo una media sonrisa.

—Buenos días su majestad, disculpe si le causo molestias, pero vine por el señor Madden. Quedamos en ir a cabalgar. —dice con tranquilidad, mientras sus dedos tamborean contra la tela de sus pantalones.

—El señor Madden aún está durmiendo, pero no creo que le moleste que lo despierte. Adelante.

Él algo dudoso asiente y espera a que yo pase frente a él para poder asomarse a la habitación. Recorro el pasillo hacia las escaleras mientras sonrío, al menos le arruiné su pacífico sueño, es como un gran saco de papas cuando duerme, pesado e inmóvil. Mientras bajo las escaleras

un chico se me une, lo miro con extrañeza, pero él sigue concentrado en sus pasos, cuando por fin estamos abajo él sutilmente hace una pequeña reverencia, asiento aceptando su gesto. Estoy a punto de dirigirme hacia el comedor cuando él empieza a hablar.

—Al parecer Simon solo me trajo para humillarme.

Me lo quedo viendo y él alza los hombros. Ríe y baja la mirada.

—No es que me importe, ¿pero por qué lo mencionas? —pregunto algo curiosa.

—Les avisó a todos menos a mí que saldrían a desayunar. Sino es molestia su majestad, de poderme ofrecer algo de comida, puedo comer en la cocina si gusta.

Unos pasos apresurados se escuchan cerca, acompañados de unas risas, volteamos hacia las escaleras que es de donde provienen aquellas voces, es Landon y Carlo, cuando me ven con él Carlo se apresura a colocarse a mi lado, mientras el castaño termina de bajar las escaleras.

—¿Todo en orden su majestad?

—Si, todo bien. —miro a Landon, el cual mira fijamente al moreno que tengo frente a mí.

—Iremos a cabalgar, regresando tomaré una ducha y desayunaré, —chasquea la lengua y frunce el ceño— ¿o prefieres que te acompañe a desayunar antes de irme?

Lo miro, río y luego volteo a ver al moreno, sonrío y niego. Cruzo mi brazo con el del invitado de mi primo. Noto como Landon se va poniendo cada vez más serio.

—No te preocupes, desayunaré con…

—Marco. —menciona el chico.

—¡Si! Marco, ¿eres extranjero?

—Descendencia mexicana, su majestad.

Enarco una de mis cejas, y miro sonriente a Landon, mientras él permanece serio.

—Vaya, mexicano. —digo pícaramente.

No espero ni un momento más y empiezo a caminar, Marco intenta seguirme el paso, y al final lo logra, cuando damos la vuelta para dirigirnos al comedor lo suelto y él carraspea. Creo que quiere hablar, pero lo detengo pidiéndole por favor que se ahorre los comentarios, y que solo seré amable con él porque me ha ayudado a —aunque no le mencioné en que específicamente es en lo siguiente; —a poner celoso a Landon.

 

Las puertas del comedor se abren repentinamente y logro ver a Landon entrando furioso, se nota algo acalorado, su respiración es agitada, sin mencionar palabra alguna camina hasta a mí, aunque me ignora. Toma la jarra de agua y un vaso desocupado y se sirve un poco del líquido, en un solo trago termina el contenido de aquel vaso de cristal. Me sonríe cuando por fin se nota más tranquilo.




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