El precio de la corona

Epilogo

Epilogo

Abre los ojos Blake.

Estas a salvo.

Un susurro que se escucha, es lejano pero lo siento  familiar. No puedo abrir los ojos, es como si tuviera pegamento. Intento por segunda vez, pero no tengo éxito.Mantengo la calma y me concentro. Por tercera vez intento y por fin logro abrirlos. La luz aparece en mi  campo de vision de golpe, es como si una luz hubiera sido colocada directo en mis ojos.

Ahora que estoy en mis cinco sentidos, miro con más atención la habitación.  Es muy grande, con paredes blancas y doradas. En el lado izquierdo, se encuentran  unas grandes ventanas y unas cortinas color dorado que se mueven por el viento. A través de ellas,  logro distinguir un  cielo azul, se ve que el día es soleado. 

Observo la cama desconocida en la que estoy. Es muy grande, puedo decir que caben mas de diez personas muy bien acomodadas. Las sabanas son de color crema y mientras que la colcha es de color dorado, haciendo juego con lo demás. Intento acomodarme, pero un dolor me recorre toda la columna, haciendo que unas cuantas lagrimas  salgan. Intento divagar en mi mente lo que ha sucedió pero no puedo recordar nada.

Mi vista viajo hacia las  dos puertas, suponía que una de ellas sería el baño. Me preparo para  ponerme de pie, pero mi cuerpo cayó haciendo que mi cabeza se estrellara contra el suelo. Mi vista se nublo por un momento y las dolorosas imágenes fueron pasando por mi mente. Fueron solo vistazos, es como si mi mente intentara protegerme de mis recuerdos.

Unos pasos apresurados se escucharon, tenía que levantarme. De un movimiento brusco regrese a la cama. Me tape con las sabanas e intente fingir estar dormida. Cerré los ojos con fuerza, escuche la puerta abrirse y una sensación de caricia en  mi mejilla provoco que abriera los ojos. La persona que tenía frente, me dejo sin aliento.

─ Lamento mucho que no pueda ayudarte de otra manera, pero por ahora es lo único que puedo hacer por ti.

Su voz ya no era la misma, había perdido ese tono arrogante y superficial.

Intente hablar, pero solo lagrimas brotaron.  Una imagen borrosa apareció en mi memoria  y recordé todo  de forma lenta y dolorosa. Enfoque mi vista hacia la pared del otro lado de la habitacion. Pasaron unos minutos o tal vez segudnos, cuando por fin me hablo.

─ Se que debes de estar muy confundida, pero necesito explicarte todo lo que paso.

Miré su rostro unos segundos y cerré mis ojos. Los recuerdos, todos y cada uno de ellos regresaban, esto era muy doloros.  Agite mi cabeza hacia los lados en forma ne negacion como si esto pudiera eliminar o bloquear los recuerdos. Mi boca estaba seca y aspera, pase mi lengua de forma disimulada para humectarlos y asi poder hablar.

─ ¿Qué día es hoy?

Mi voz salio tan fragil y temerosa que me sorprendi que fuera la mia. Ella me miro irritada, creo que mi pregunta le sonó muy estúpida.

─ Sigues siendo tan tonta─ se tocó la frente en una señal de irritación ─ De todo lo que tenemos que hablar preguntas que día es hoy, no puedo creerlo.

─ Solo dime la estúpida fecha.

La rabia y la decepción estaban mas que presentes en mi voz. Estaba destruida...

─ 21 de enero.

Mi corazón se detuvo por un instante. No podía ser cierto, debía parar toda esta mierda. Pero ya era muy tarde. No se en que momento mis lagrimas se hicieron presentes con mayor fuerza,  pero sabia muy bien que no se iban detener. Me trague el nudo que tenía en mi garganta y pregunte.

─ Si tu estas aquí...¿Quién está en...?

Solo me miro con lastima y se acercó a encender el televisor, que por cierto no había notado.

─ Se fuerte, te juro que lo pagaran.

Sin decir otra palabra encendió la televisión. La imagen que apareció ante mí me hizo pedazos.

Ese cabello...esa sonrisa...esos ojos...mi mente se desconectó. Solo veía fijamente las imágenes, todo estaba pasando en cámara lenta.

No podía ser cierto.

La rabia en mi sistema se hizo presente hasta el punto de olvidar el dolor, me levante de la cama, tome la primer cosa que estaba a mi alcance y   el florero lo lance hacia el televisor. Este se estrelló con tanta fuerza que provoco que el aparato quedara destrozado de la pantalla.

Solté un grito de frustración, rabia y tristeza. Destroce todo lo que estaba a mi alcance. Jamas me detuvo, cuando no quedo otra cosa que destrozar, me acerque a la orilla de la cama, me  senté en el suelo y  pegue mi cara hacia mis rodillas y segui llorando.

La última persona que pensé que me consolaría me abrazo con tanta fuerza que por primera vez después de mucho tiempo deje que las emociones me consumieran.

─ Tendrán su merecido.

Me dijo en un susurro, antes de sentir el dolor de una inyección que hizo que mis ojos se cerraran lentamente.

 




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