El precio de mi destino_ Saga Lazos Malditos

Capítulo 3. Sin control (Termirnado)

Lejos de creer que sus problemas estaban mejorando, Jack sintió como su yo se debilitaba. Se tragó esos sentimientos en lo más profundo de su ser sin dejar huella, y pretendió como de costumbre que todo en su vida transcurría con normalidad. El silencio lo estaba quebrando lentamente, necesitaba hablar y a pesar de tenerlo a él, se negó rotundamente hablar de ese asunto con Raúl y mucho menos siquiera mencionárselo a Nathalie.

Los últimos días su relación había tocado fondo, debido a sus constantes cambios de ánimos, que lo forzaron a escabullirse y morderse la lengua para tragarse el dolor. Lo que sucedía dejaba granes secuelas en su cuerpo y su mente, aun así, se mantuvo firme o eso pensó él hasta que llegó a caer de rodillas gracias a “ÉL”

Desde el principio cuando supe que necesitaba más que confianza. Me entregué por desesperación, mi debilidad fue su alimento y mi desesperación fue mi peor castigo. La amaba tanto que temí llegar a olvidarla de la nada. Cada vez que llegaban a mi mente esa clase de pensamientos, sentía un vacío tan enorme y una nostalgia tan profunda que devoraba mis esperanzas. Mi miedo me devorada a gritos, esos mismos gritos de desesperanza carcomían lentamente mi fuerza de voluntad. No me sentía capaz, no solo había llegado a decirlo con tanta seguridad, sino que también lo creí. Fue justo allí cuando reconocí mi cobardía.

No puedo quedarme de brazos cruzados y esperar. Cada vez que encuentre este tipo de paradojas, no puedo pretender que no pasa nada y huir. Esa fue mi respuesta momentánea. Para ser honesto, no me gustaba pelear conmigo mismo, me deprimía y me encerraba horas, yo sé que probablemente no puedo pelear, pero era un idiota porque llegué a causarme grandes daños a causa del miedo que paralizaba hasta mis huesos.

Me desperté con el corazón en la mano y ese escalofrió que paralizó en segundos mi cuerpo.  Me sentí agobiado y demasiado triste. A pesar de haberme liberado dándome golpes de pecho, eso no fue suficiente para la calmar el hambre que parecía devorar todo de mí. Salí de cama y perezosamente comencé una vez más mi día mientras nostálgicamente revisaba la vida de los que una vez fueron cercanos a mí. Comparé mi desgraciado destino cuando observaba su felicidad a través de las redes sociales, una a una aquellas fotos hacían eco en mi corazón. Una parte, se sumergió en una soledad tan profunda que incluso me impidió respirar.

Esclavo y rodeado de su propia impotencia. Jack arrojó fuertemente al piso su teléfono. Por qué compararse a estas alturas, por qué echarse a llorar, por qué, por qué, por qué, se dijo una y otra vez mientras trataba de entender lo que pasaba en su interior.  Miró a la ventana buscando una salida, una forma diferente de sobrellevar su infierno y salir del agujero plagado de dudas en el que se había sumergido, pero lo único que logró fue reafirmar esa sensación de vacío que se escabullía en lo más profundo de él. Cansado de los quebrantos que había traído toda esta situación, tomó una placentera lucha caliente en donde pudo liberarse de aquella absurda carga que presionaba su mente. Luego, se dio un tiempo y sin prisa escogió su ropa. Salió de la habitación con una leve sonrisa en su rostro mientras que en sus ojos mantenía una tristeza que opacaba a los lejos sus esfuerzos, caminó sin rumbo y dirección. Lo hizo evitando ser visto por Simon y por el resto de la servidumbre. Tomó la salida trasera para no ser captado por sus guardaespaldas, llevo su cartera y su otro teléfono. No quería ser rastreado y mucho menos tener que dar tontas explicaciones.

Caminó sin saber a dónde ir y sin tener en mente un lugar en específico, decidió tomar lo primero que cruzo por su camino. Se embarcó en un bus sin siquiera pensarlo, desde la distancia vio el lujo y la opulencia de aquel barrio en donde había vivido toda su vida. A pesar de haberlo tenido todo, se encontraba solo y lejos de creer que sería capaz de encontrar la felicidad que añoraba. Una señora de edad al verlo, se acercó a él preocupada al ver el rostro de aquel joven. Se sentó a su lado, lo miró de cerca. Jack por su parte un poco incómodo trato de apartar su mirada de aquella persona. Y ella hizo todo lo contrario, solo para llamar más su atención.

—Joven podría colaborarme comprándome esta linda pulsera. Percibo que tiene alguien importante en su vida que ama demasiado, este sería un lindo detalle para esa persona.

¿Qué diablos? Esta anciana se sienta a mi lado solo para tratar de vender algo. ¿Es en serio? ¿Desde cuándo el transporte público se convirtió en un mercado?

Con una sonrisa, se negó ayudar. Luego de su reiterada insistencia, se vio forzado aceptar. No tuvo de otra que sacar de su cartera algo de dinero. Ella con una leve mueca en su boca se mostró demasiado agradecida, luego de unos minutos Jack vio como de bajaba lentamente con dificultad del vehículo.  Se sintió aliviado o sería mejor describir tal hecho de otra forma, pues era la primera vez que sin quererlo se vio en envuelto en algo similar.




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