El Precio de tu Perdon

Capitulo 6

Ambar

Trabajar como asistente personal de Axel King era un tormento constante. Cada día me recordaba lo mucho que lo odiaba… y lo mucho que aún me afectaba su presencia. Después de todo lo que había pasado, era imposible ignorar el calor que se instalaba en mi pecho cuando él estaba cerca, la tensión que se apoderaba de mí cada vez que nuestras miradas se cruzaban. Y lo peor de todo: él lo sabía.

Hoy era un día particularmente tenso. Nos encontrábamos en la sala de juntas, con todo el equipo reunido. Frente a nosotros, Dave Simons, nuestro jefe, anunciaba el inicio del nuevo proyecto de la empresa: "Mystikós," una isla paradisíaca que prometía atraer a turistas de todo el mundo.

—Este será un complejo vacacional diferente —explicó Dave con su voz profunda y segura—. No solo será un escape de la rutina, sino una conexión con la naturaleza, respetando el ecosistema de la isla. Por eso elegimos Mystikós, cuyo nombre en griego significa magia. Queremos crear algo que no solo sea visualmente impresionante, sino también sostenible.

Axel, sentado a mi lado, no apartaba los ojos de mí. Podía sentir su mirada como un fuego ardiente, incluso mientras prestaba atención a lo que Dave decía. Intenté ignorarlo, concentrarme en las palabras de Dave, pero mi mente seguía volviendo a Axel… a nuestros recuerdos, a lo que fuimos. ¿Por qué tenía que ser él quien liderara este proyecto? ¿Por qué tenía que ser yo quien trabajara a su lado, día tras día, como si nada hubiera pasado?

—Ambar —la voz de Dave me sacó de mis pensamientos—, tú serás una pieza clave en este proyecto. Como asistente personal de Axel, necesito que te asegures de que todo el equipo tenga lo que necesita y de que las reuniones con los inversores vayan según lo planeado.

—Claro, Dave —asentí, tratando de sonar profesional. Aunque la sola idea de estar aún más cerca de Axel me hacía sentir como si estuviera caminando sobre un campo minado.

Axel no dijo nada, pero podía sentir su tensión. Había una corriente eléctrica invisible entre nosotros, algo que ni el tiempo ni las heridas habían logrado apagar. O tal vez, esa chispa siempre había estado allí, esperando el momento adecuado para encenderse de nuevo.

Los días pasaron rápidamente después de aquella reunión. La construcción en Mystikós ya estaba en marcha, y Axel parecía más centrado que nunca en el proyecto. Yo, por mi parte, me limitaba a hacer mi trabajo, manteniéndome lo más profesional posible. Pero era imposible evitar los momentos en los que nuestros caminos se cruzaban, los roces accidentales, las conversaciones llenas de doble sentido.

—Te ves cansada —comentó Axel una tarde, mientras revisábamos algunos planos en su oficina. Su tono era suave, como si aún le importara.

—Estoy bien —respondí, cortante, sin levantar la vista de los documentos.

—No pareces estarlo —insistió, dando un paso hacia mí. Pude sentir su proximidad antes de que siquiera me tocara. Mi piel se erizó, y odié a mi cuerpo por reaccionar de esa manera—. Ambar, deberías tomarte un descanso. Este proyecto está avanzando bien, y no quiero que te esfuerces más de la cuenta. Especialmente considerando…

Me volví hacia él, con el corazón latiendo con fuerza. Sabía perfectamente a qué se refería. A mi embarazo. A lo que estaba en juego. Pero no quería hablar de eso. No con él.

—Estoy bien, Axel —repetí, con más firmeza esta vez—. No necesito que te preocupes por mí.

Un destello de algo, quizás dolor, cruzó por sus ojos. Pero tan rápido como apareció, desapareció.

—Siempre me voy a preocupar por ti —murmuró.

La habitación se llenó de silencio. Un silencio que se sentía pesado, como si ambos estuviéramos a punto de decir algo importante, algo que podría cambiarlo todo. Pero ninguno de los dos se atrevió. Y entonces, como si el destino estuviera jugando con nosotros, Dave apareció en la puerta, cortando la tensión en el aire.

—Axel, Ambar —dijo con una sonrisa—. Tenemos una cena de empresa esta noche. Quiero que ambos vengan. Será una buena oportunidad para estrechar lazos antes de que el proyecto entre en su fase más intensa.

Axel asintió, pero no apartó la mirada de mí. Sabía que aquella noche no sería solo una cena. No con la forma en que las cosas estaban entre nosotros. Y, para ser honesta, no estaba segura de estar lista para lo que podía pasar.

***

No podía dejar de pensar en lo que había dicho Axel. "Siempre me voy a preocupar por ti." Era difícil no recordar aquellos mensajes que me enviaba incansablemente cuando nos separamos. En aquel entonces, ignorar sus intentos de disculpa me pareció la única manera de protegerme, de mantenerme firme. Pero ahora, después de cuatro meses de silencio absoluto, todo estaba desmoronándose. Estar a su lado en esta empresa me hacía sentir más vulnerable de lo que estaba dispuesta a admitir.

La cena de esa noche se acercaba rápidamente, y no podía dejar de sentirme inquieta. Sabía que Dave tenía buenas intenciones al invitarnos a todos; su entusiasmo por el proyecto era contagioso. Pero no podía ignorar que la cercanía de Axel estaba complicando las cosas. Y peor aún, me preocupaba cómo reaccionaría Axel al verme interactuar con Dave, quien había sido mi apoyo silencioso desde que llegué a la empresa.

Me puse un vestido sencillo para la ocasión, algo cómodo pero profesional. Kate, mi vecina y amiga, vino a mi apartamento para darme su opinión mientras terminaba de arreglarme.

—Bueno, ¿estás lista para una noche de coqueteo inocente con tu jefe? —preguntó Kate con una sonrisa pícara.

—¡Kate! No es así… —me apresuré a responder, pero no pude evitar reírme. Ella sabía exactamente cómo animarme—. Solo es una cena de trabajo.

—Claro, una cena de trabajo con tu ex suplicándote con los ojos y tu jefe que, por lo que me has contado, no está nada mal. Suena a todo menos trabajo, si me preguntas —dijo mientras se echaba en mi cama.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.