Ambar
Mis latidos resonaban en mis oídos cuando Axel se acercó aún más, su rostro tan cerca del mío que podía sentir su respiración contra mi piel. No sabía qué hacer. Una parte de mí quería retroceder, poner distancia entre nosotros, pero la otra parte, la que todavía recordaba lo que sentíamos, me obligaba a quedarme en mi lugar, paralizada.
Sus ojos, oscuros y llenos de una determinación que nunca antes había visto, se posaron en mis labios. El momento se volvió pesado, como si el tiempo mismo se detuviera a nuestro alrededor. Mi corazón dio un vuelco. ¿Iba a besarme? ¿Iba a dejar que lo hiciera?
Cuando sus labios estaban a punto de tocar los míos, una voz detrás de nosotros rompió la tensión como una bofetada de realidad.
—¿Se están demorando mucho? —La voz de Dave sonaba tranquila, pero había algo más en su tono. Algo que me decía que había notado más de lo que estaba dispuesto a admitir.
Me aparté bruscamente de Axel, como si me hubieran atrapado haciendo algo indebido. Sentí el rubor subir a mis mejillas, y el aire entre Axel y yo se cargó de incomodidad. Miré a Dave, que nos observaba con una expresión neutral, aunque sus ojos parecían analizarnos a ambos.
—Lo siento, estábamos... hablando —respondí, tratando de sonar tranquila mientras ajustaba el dobladillo de mi vestido para disimular mis nervios.
Axel se apartó, cruzando los brazos con una mirada severa dirigida a Dave. Por un segundo, pensé que iba a decir algo, pero simplemente apretó los labios y asintió en dirección a la mesa.
—Volvamos —dijo, aunque su tono mostraba su frustración.
Caminé detrás de ellos, sintiendo cómo la tensión crecía en el ambiente. Era como si cada paso fuera un recordatorio de todo lo que estaba en juego. Por un lado, Axel, el hombre que había amado y que ahora parecía decidido a recuperar lo que habíamos perdido. Por otro, Dave, cuya presencia tranquila y confiable me ofrecía un tipo de estabilidad que nunca había tenido con Axel.
Nos sentamos nuevamente, justo a tiempo para que los postres fueran servidos. El ambiente en la mesa era animado, pero no podía concentrarme en las conversaciones a mi alrededor. Mi mente estaba en otra parte, en los últimos minutos que había compartido con Axel y la inesperada interrupción de Dave.
Justo cuando creí que podría relajarme, Dave hizo un anuncio que atrajo la atención de todos.
—Bueno, parece que la música ha comenzado. ¿Qué tal si nos unimos a la pista de baile? —sugirió con una sonrisa, mirando a cada uno de nosotros.
Mi corazón dio un salto. ¡¿Bailar?! No estaba preparada para eso, no después de lo que acababa de pasar.
Miré a Axel, quien ya tenía los ojos fijos en mí, como si estuviera esperando mi reacción. Pero antes de que pudiera moverme, una voz femenina se dirigió a él.
—Axel, qué sorpresa verte aquí. —Una mujer alta y elegante, con un vestido negro de diseñador, se acercó a Axel con una sonrisa encantadora. Claramente era una de las inversionistas del proyecto. Sus ojos brillaban con un interés que no podía ignorar, y su mano se posó ligeramente en su brazo, como si ya lo conociera bien.
Axel parecía incómodo, pero no tuvo más opción que atender a la mujer. La vi intercambiar palabras rápidas con él, y en cuestión de segundos, ambos se dirigieron a un rincón de la sala para continuar su conversación.
Antes de que pudiera respirar aliviada, Dave se puso de pie frente a mí y me ofreció su mano.
—¿Bailamos? —preguntó, sus ojos brillando con una mezcla de diversión y desafío.
No podía rechazarlo, no sin que Axel lo notara. Así que tomé su mano, aunque mis nervios seguían a flor de piel.
—Claro —respondí, tratando de mantener mi tono despreocupado, aunque por dentro sabía que estaba entrando en un juego peligroso.
Dave me llevó a la pista de baile, y pronto estábamos rodeados de colegas que también habían decidido unirse a la música. La canción era suave, con un ritmo lento que invitaba a la cercanía. Dave puso su mano en mi cintura y me atrajo hacia él de manera firme pero gentil. No había manera de evitarlo, estábamos mucho más cerca de lo que me habría gustado.
—¿Cómo te sientes? —me preguntó en voz baja, inclinándose ligeramente para que solo yo pudiera escucharlo.
—Un poco nerviosa, si te soy honesta —admití, intentando no tropezar con mis propios pies.
Dave rió suavemente, su mirada divertida pero con una intención que no podía ignorar.
—¿Por Axel o por mí?
Lo miré a los ojos, sintiendo cómo mi corazón aceleraba de nuevo. ¿Por qué tenía que preguntarme eso?
—Por todo… esto —dije vagamente, sin querer entrar en detalles.
Pero Dave no parecía dispuesto a dejarlo pasar tan fácilmente.
—Sabes, hay una manera de hacer que esta noche sea menos incómoda para ti. —Su tono era juguetón, pero había una sinceridad detrás de sus palabras—. Solo tienes que relajarte y seguirme el ritmo. Vamos a darle un buen espectáculo a Axel.
—¿Un espectáculo? —pregunté, aunque sabía exactamente a lo que se refería.
—Sí. Después de todo, él te está observando desde el otro lado de la sala —dijo, susurrando en mi oído—. ¿Qué te parece si le hacemos ver lo que se está perdiendo?
Su propuesta me dejó sin palabras, pero no pude evitar sonreír. Había algo en la manera en que Dave lo decía que me hacía sentir menos vulnerable, como si él estuviera tomando el control de la situación para que yo no tuviera que hacerlo. Y, de alguna manera, eso era justo lo que necesitaba en ese momento.
Me dejé llevar por la música, por Dave, y por la sensación de que, por una vez, podía ser yo quien tuviera el control de cómo se sentían los demás.
Axel no dejó de mirarnos en toda la noche, pero no podía hacer nada mientras la mujer seguía hablando con él, absorbiendo toda su atención. Y yo, por primera vez, disfruté de tener el poder en mis manos, aunque solo fuera por unos minutos.
#749 en Novela romántica
#306 en Chick lit
novelaromantica, segunda oportunidad drama, reconciliacion y amor
Editado: 05.05.2025