Dave
El eco de mis pensamientos era abrumador mientras permanecía sentado en mi oficina, mirando sin ver los documentos frente a mí. El caso de Kate seguía rondando mi mente, cada nuevo detalle encendiendo una chispa de furia que no podía apagar. Descubrir que el director de finanzas, ese despreciable hombre, había manipulado su situación laboral solo porque Kate lo rechazó me enfermaba. Había usado su posición para bloquear su contrato, dejándola sin los beneficios que merecía, todo para mantenerla vulnerable y presionarla a aceptar sus invitaciones.
No podía creer lo que estaba escuchando cuando investigué. Kate había soportado todo en silencio, sin quejarse ni buscar ayuda. Esa mujer... había enfrentado tanta presión, y yo no había tenido idea hasta que la vi a punto de romperse. Pero, ¿por qué esto me afectaba tanto? No era la primera vez que lidiaba con un abuso de poder en la empresa, pero con Kate... había algo distinto. No sabía cómo explicar lo que sentía. La furia mezclada con una necesidad de protegerla. Nunca me había sentido así, excepto una vez, hace cinco años...
El sonido de la puerta interrumpió mis pensamientos. Levanté la vista justo cuando Ambar entraba en la oficina con un montón de papeles en las manos.
—Aquí están los informes que pediste para la reunión de la tarde, Dave —dijo con una sonrisa despreocupada mientras dejaba los documentos en mi escritorio—. Pareces distraído, ¿qué te tiene tan pensativo?
Respiré hondo y me recosté en la silla. Sabía que podía confiar en Ambar; había sido mi asistente, y más que eso, se había convertido en una amiga cercana. Así que decidí contarle.
—Es sobre el director del departamento de finanzas —comencé, frunciendo el ceño solo de pensar en él—. Descubrí que ha estado abusando de su poder. Al parecer, ha estado presionando a una empleada para que salga con él. La rechazó, y desde entonces ha hecho todo lo posible para sabotear su situación en la empresa.
Ambar se quedó en silencio un momento, procesando lo que le estaba diciendo. Después de unos segundos, se inclinó hacia adelante con una expresión de sorpresa.
—¿Quién es la chica? —preguntó, visiblemente intrigada—. Mi amiga Kate trabaja en ese departamento, y ahora me preocupas.
Sentí un golpe en el pecho al escuchar el nombre de Kate salir de los labios de Ambar.
—Kate... Kate Larson —dije, mirándola fijamente—. ¿Es tu amiga?
Ambar abrió los ojos con sorpresa.
—¿Kate? ¿Larson? —repitió, evidentemente conectando los puntos en su mente—. ¡Sí! Es mi mejor amiga y también mi vecina. Nos conocemos desde hace un tiempo.
Me quedé en shock. El mundo realmente era pequeño. No solo había intervenido para ayudar a una empleada acosada, sino que esa misma mujer resultaba ser la mejor amiga de Ambar. No podía evitar sonreír un poco ante la coincidencia, aunque el asunto seguía siendo grave.
—Qué pequeño es el mundo, ¿no? —murmuré, sacudiendo la cabeza.
—¿Y qué es lo que pasó exactamente? —preguntó Ambar, claramente preocupada.
Me pasé una mano por el cabello, pensando en cómo describir todo lo que había pasado sin explotar de ira.
—La situación es peor de lo que imaginaba. El director... ese bastardo ha estado jugando sucio con su contrato, retrasándolo para que no tenga acceso a los beneficios de la empresa. La ha estado manipulando para que se sienta insegura en su trabajo, todo porque no aceptó salir con él. Me sorprende que haya soportado tanto tiempo sin decir nada.
Ambar me observó en silencio, y por un momento pensé que se había quedado sin palabras. Pero, entonces, una sonrisa astuta apareció en su rostro, y me miró con una chispa divertida en los ojos.
—Parece que hablas de ella con mucha admiración, Dave —dijo con un tono juguetón—. Describiste a Kate como si fuera la mujer más hermosa que has visto. No paraste de hablar de sus ojos ni de cómo la defendiste... ¿no será que te gusta mi amiga?
Sentí el calor subir a mis mejillas. Ambar, siempre tan perspicaz. Carraspeé, tratando de no parecer afectado por su broma, pero no pude evitar una sonrisa nerviosa.
—No es eso... —intenté justificarme—. Es solo que... No sé, no puedo soportar ver a alguien abusando de su poder para dañar a una persona que claramente no lo merece. Y Kate... ella es fuerte, pero nadie debería tener que soportar lo que ha estado pasando.
Ambar soltó una pequeña risa, dándose cuenta de lo que ocurría.
—Lo que tú digas, Dave —dijo con un tono burlón—. Pero si te gusta, puedo ayudarte. Después de todo, es mi mejor amiga. Podrías aprovechar para invitarla a salir. Te aseguro que le caes bien, aunque no creo que sepa quién eres en realidad... aún.
Me eché a reír un poco, a pesar de la situación.
—Gracias por la oferta, pero no sé si estoy en ese punto aún. Apenas la conozco —le respondí, aunque no podía negar que la idea había cruzado por mi mente.
Ambar se levantó de su silla, todavía con una sonrisa en los labios. Era increíble cómo podía tomar una situación tan tensa y darle un toque ligero.
—Como quieras —dijo mientras se dirigía a la puerta—. Pero si cambias de opinión, ya sabes dónde encontrarme. Además, sería divertido ver cómo te pones nervioso delante de ella.
La miré de reojo, sin poder evitar reír.
—Claro, claro. Gracias, Ambar.
Justo cuando estaba a punto de irse, me acordé de algo más, algo que también me preocupaba profundamente.
—Ambar —la llamé antes de que saliera—, sobre el tema con Axel y Alice... ¿cómo van las cosas?
Ambar hizo una pausa en la puerta, volviéndose hacia mí. Su sonrisa se desvaneció un poco, y su rostro adoptó una expresión más seria.
—Todo está bajo control —me aseguró—. No te preocupes por eso. Sé lo que estoy haciendo, Dave.
Asentí, confiando en ella, pero no pude evitar sentir una punzada de inquietud. Sabía que el asunto con Axel era complicado, pero también sabía que Ambar era fuerte. Si decía que lo tenía bajo control, tenía que creer en ella.
#749 en Novela romántica
#306 en Chick lit
novelaromantica, segunda oportunidad drama, reconciliacion y amor
Editado: 05.05.2025