El Precio de tu Perdon

Capitulo 31

Ambar

Era una noche tranquila, y el aroma de la cena llenaba el departamento. Me encontraba en la cocina, moviéndome de un lado a otro mientras preparaba una comida más elaborada de lo habitual. Kate estaba sentada en la mesa, mirándome con una mezcla de curiosidad y extrañeza. Sabía que algo le rondaba la mente, porque cada vez que intentaba abrir la boca para decir algo, se detenía como si no supiera cómo empezar.

"Vamos, suéltalo", pensé para mis adentros mientras seguía con la cena.

—¿No crees que estás cocinando mucha comida? —preguntó finalmente, con su tono habitual, pero con un trasfondo de duda.

Sonreí para mí misma. Sabía que mi amiga estaba intentando disimular. Quizás pensaba que por estar embarazada, mi apetito había aumentado considerablemente. Aunque lo cierto era que había algo más detrás de mi motivación por cocinar tanto esa noche.

—Bueno, sí, ya sabes... el bebé —respondí con una risita, tratando de no darle demasiada importancia.

Kate se quedó en silencio un momento, mirando cómo seguía cocinando, claramente nerviosa por algo. Sabía que estaba intentando juntar valor para soltar lo que realmente le estaba molestando.

—Ámbar… —dijo al fin, con una voz suave, y la miré de reojo mientras lavaba unas verduras—. Hay algo que... bueno, quería preguntarte desde que llegué.

Suspiré, apagando la estufa y dejando lo que estaba haciendo. Era obvio que estaba preocupada.

—Dilo, Kate —la animé, dándole una sonrisa de lado—. Ya veo que te tiene inquieta.

Se removió en su asiento antes de finalmente soltarlo.

—¿Cómo estás? —preguntó, sus ojos buscando los míos—. Digo, en el trabajo… se corrió el rumor sobre el compromiso de Axel y Alice, y… ¡wow! La gente no deja de hablar de cómo de la noche a la mañana decidieron casarse. —Hizo una pausa, como esperando alguna reacción de mi parte—. Y, bueno, sé que Axel es alguien importante para ti… ¿No te parece raro todo esto?

Mi corazón latió un poco más rápido, pero me mantuve tranquila, cubriendo mi reacción con una risa ligera. El rostro de Kate se llenó de sorpresa.

—¿Qué te parece tan gracioso? —preguntó, claramente confundida.

Reí un poco más fuerte, disfrutando de su desconcierto. Sabía lo que iba a venir y la sorpresa que estaba a punto de darle.

—¿En serio? ¿Alice? —dije entre risas—. Oh, amiga, no tienes ni idea.

Kate frunció el ceño, como si no pudiera procesar que yo me lo estuviera tomando con tanta ligereza. Sabía que Axel y Alice siempre le habían caído mal, especialmente Alice, con su aire de superioridad y todas esas historias de su "perfecta" vida.

—No lo soporto —espetó Kate, cruzando los brazos—. Esa presumida de Alice, hablando en la oficina de su fiesta y todos los planes de la boda. Dios, me dan náuseas. Pero lo que no entiendo es… ¿por qué no me dijiste nada? O sea, ¡Axel es importante para ti! ¿Cómo no te importa?

Me encogí de hombros, disfrutando del momento antes de finalmente decirle la verdad.

—Kate, tranquila. No tienes por qué preocuparte por mí —dije, acercándome a la mesa con una sonrisa juguetona en los labios—. De hecho, déjame mostrarte algo.

Kate me miró confundida mientras levantaba mi mano lentamente y la ponía frente a su cara, mostrando el anillo que adornaba mi dedo anular.

El rostro de Kate se transformó en puro shock.

—¡¿Qué?! —gritó, sus ojos fijos en el enorme anillo de diamantes—. ¡¿Qué es esto?! ¿Qué estás intentando decirme, Ámbar?

Me eché a reír al ver su reacción. Kate estaba completamente en estado de shock, mirando el anillo como si no pudiera creer lo que veía.

—Es un anillo de casada, Kate —dije, todavía riéndome—. ¡Oh, vamos, siéntate! Te contaré todo para que dejes de preocuparte.

Kate, todavía atónita, se dejó caer en la silla, sus ojos viajando de mi mano a mi rostro repetidamente. Estaba en shock total, pero sabía que, en el fondo, estaba desesperada por escuchar lo que tenía para contarle.

—¿Cómo es posible esto? —preguntó finalmente, con la voz temblorosa—. ¿Estás casada? ¿Con Axel? ¿Cuándo pasó esto? ¡¿Cómo no me dijiste nada?!

Tomé una profunda respiración, lista para revelarle la historia completa.

—Todo tiene su tiempo, amiga —dije con una sonrisa—. Pero te prometo que cuando termine de contártelo todo, entenderás por qué me reía tanto de todo este drama de Alice. Créeme, hay más de lo que ves.

Kate se quedó en silencio, aún con los ojos abiertos como platos, esperando pacientemente la historia que cambiaría por completo su perspectiva de lo que estaba ocurriendo entre Axel, Alice... y yo.

Esto recién estaba comenzando

Hace tres semanas

El ambiente en el departamento era cálido y acogedor. La luz suave de las velas parpadeaba en la mesa, mientras el aroma de la comida casera llenaba el espacio. Axel y yo estábamos cenando, disfrutando de una rara noche de tranquilidad. Él, vestido con una camisa blanca remangada, parecía más relajado de lo habitual, pero podía notar algo diferente en su mirada. Había algo que estaba guardando, y no lo ocultaba bi.

Sabía que era cuestión de tiempo antes de que lo soltara.

—Necesito hablar contigo —dijo de repente, con un tono más serio de lo que esperaba para una cena tranquila.

Dejé los cubiertos a un lado, observándolos detenidamente. Su expresión era solemne, pero había una chispa de determinación en sus ojos.

—Te escucho —le dije, sintiendo la tensión en el aire.

Axel tomó aire profundamente antes de hablar, como si necesitara fuerzas para soltar lo que llevaba dentro.

—Mi padre me está presionando —dijo, sus palabras pesadas, como si las estuviera escupiendo con desdén—. Quiere que acepte un matrimonio arreglado con Alice.

Mi corazón se detuvo por un momento. Sabía que las familias de Axel y Alice estaban entrelazadas en negocios , pero no esperaba que esto llegara tan lejos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.