Axel
Me recargué en el respaldo de la silla de cuero, observando a Dave mientras ajustaba los últimos documentos sobre la mesa. La oficina estaba envuelta en una calma tensa, el tipo de calma que precede a una tormenta. Todo estaba llegando a su punto culminante, y no había marcha atrás.
—¿Tienes todo listo? —pregunté, con los dedos tamborileando sobre el escritorio, mi mente trabajando a mil por hora. La boda falsa con Alice sería el desenlace perfecto, pero necesitaba que cada pieza encajara sin fallos.
Dave me lanzó una mirada tranquila, aunque conocía ese brillo en sus ojos. Él también sentía la adrenalina del plan.
—Todo está bajo control —respondió, colocando los documentos sobre la mesa—. El juez falso es amigo mío desde hace años, y nadie sospechará nada. Es abogado de verdad, con credenciales impecables, pero hará lo que le pedimos. La ceremonia será totalmente creíble, aunque en realidad no tendrá validez legal.
Sonreí, satisfecho. Habíamos llegado lejos con este plan, y ahora estaba a solo semanas de poner en marcha la mayor trampa que Alice y su familia jamás verían venir. Se creían invencibles, ambiciosos hasta la médula, pero su ambición los cegaba. Y ese sería su mayor error.
—La boda será perfecta —continuó Dave, observando con cuidado mis reacciones—. Todo el mundo estará presente, incluidos tus padres y los suyos. No tendrán ninguna sospecha de que están caminando directo hacia su ruina.
Asentí, sintiendo cómo el peso de meses de mentiras, manipulaciones y presión se aligeraba ligeramente. Mi padre había jugado su carta al obligarme a aceptar el compromiso con Alice, sin saber que yo ya tenía todo bajo control. Pero a veces, para ganar, tienes que hacer sacrificios.
—Alice y su padre estarán tan concentrados en la fortuna que creen que obtendrán de nuestra familia que no se darán cuenta de lo que realmente está pasando —dije, con una sonrisa irónica—. Ellos creen que controlan la situación, pero para cuando se den cuenta de la trampa, ya será demasiado tarde.
Dave se recostó en su silla, mirándome con una leve sonrisa.
—Y para ese entonces, ellos ya habrán perdido todo. Sus acciones, sus negocios, su influencia... Todo caerá por su propio peso.
La satisfacción se extendió por mi pecho. Habíamos trabajado durante meses en este plan, esperando el momento adecuado para actuar. La boda falsa con Alice no era solo un truco; era el detonador que desmoronaría el imperio de su familia.
—¿Estás listo para lo que viene después? —preguntó Dave, con una seriedad que no podía ignorar—. Después de esto, no habrá vuelta atrás. Tu padre... bueno, es posible que las cosas con él no vuelvan a ser iguales.
Lo sabía. Mi padre había sido un obstáculo constante, empujándome hacia un matrimonio que no quería, todo por el beneficio de sus propios intereses. Pero esta era mi vida, no la suya, y no me importaba el precio que tuviera que pagar por ello.
—Estoy más que listo —respondí, con la mirada fija en Dave—. Lo que estoy haciendo es lo correcto. No permitiré que mi vida sea controlada por la ambición de mi padre ni por la de Alice y su maldita familia. Ámbar es el amor de mi vida, y nadie va a quitarme eso.
Dave asintió, claramente satisfecho con mi determinación.
—Entonces no hay nada más que discutir —dijo, tomando los papeles y guardándolos en su maletín—. El juez falso hará su trabajo en la ceremonia, todo se verá legítimo. Pero la sorpresa vendrá cuando el abogado de la familia entregue los documentos verdaderos después de la boda. Todo el mundo pensará que están casados, pero en realidad... el contrato será nuestra carta de triunfo.
—Exacto —le respondí, esbozando una sonrisa astuta—. Alice no tiene idea de lo que se avecina, ni su familia. Cuando descubran que nunca hubo matrimonio legal, todo su mundo se derrumbará. Y para entonces, yo ya habré protegido lo más importante.
Ámbar. Mi futuro con ella. Nuestro bebé.
—Por cierto —añadí, levantando una ceja—. ¿El juez sabe que, si algo sale mal, lo arrastrarán a él también?
Dave sonrió con calma, como si la amenaza no fuera más que una broma interna.
—Él sabe a lo que se metió. No va a fallar, confía en mí.
Asentí, sintiendo cómo la adrenalina se incrementaba mientras pensaba en los días que se avecinaban. Estaba todo listo. La trampa estaba puesta, y solo quedaba esperar el momento exacto para activarla. En menos de un mes, la "boda" sería el evento del año. Todos estarían ahí, desde socios importantes hasta la familia, convencidos de que lo que veían era el comienzo de una nueva alianza entre imperios. Pero la realidad sería muy distinta.
—Nos acercamos al final —dije, con una sonrisa confiada—. Y cuando todo explote, no habrá más dudas. Alice y su padre estarán fuera del juego, y Dave, tú y yo habremos ganado.
—Eso es lo que esperamos todos —respondió Dave, levantándose de su silla para estrechar mi mano—. Solo no pierdas de vista el objetivo. Estamos muy cerca.
Lo miré directo a los ojos, sabiendo que ambos compartíamos la misma determinación.
—No perderé de vista nada —le aseguré—. Todo saldrá tal como lo planeamos.
Cuando Dave se fue, me quedé solo en la oficina por unos minutos más, mirando por la ventana hacia la ciudad iluminada. El final estaba cerca, y cada movimiento que hacía me llevaba más cerca de asegurar mi futuro con Ámbar.
Pronto, todo esto sería solo un mal recuerdo.
***
Las luces cálidas del departamento me recibieron cuando abrí la puerta. El aroma de la comida recién preparada llenaba el aire, dándole un toque acogedor a la noche. A pesar de todo el caos, este pequeño espacio que compartíamos era mi refugio, el único lugar donde podía ser yo mismo sin máscaras ni mentiras. Ámbar estaba en la cocina, moviéndose con gracia mientras terminaba de servir la cena. Su simple presencia me calmaba.
—Kate ya se fue —dijo ella con una sonrisa, girándose hacia mí—. Estuvimos charlando un buen rato. No tienes que preocuparte, confío en ella. No dirá nada del plan.
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Editado: 05.05.2025